viernes, 31 de julio de 2020

EL FINAL DEL TUNEL

Y sigo pensando que triunfaré, no podrán conmigo, triunfaré, como decía el monstruo que vivía entre los juguetes de mi hijo hace ya más de veinte años. 

En estos momentos ya estoy  viendo el final del túnel, me refiero a que tal y como prometí hace diez años, al final, los voy a poder abandonar. Esto no quiere decir que no seamos amigos, que no estemos para cuando se nos necesite, esto quiere decir simplemente que los dos cerros de ropa que hay por doblar, no estarán, que será como debe ser, un paraíso terrenal para mí. 

¿Dónde? El destino lo dirá, espero que sea lo más cerca posible, porque me agrada su compañía, pero no tanto así la guerra que dan. No todos por igual, tengo que decirlo aun a riesgo de ofender, los machos me han dado mucha más guerra.

Siento que en un año cumplo cincuenta, que en un años pago esta casa y una multa que no es mía, en un año y poco más me terminan muchas cuentas pendientes. El que no quiera vivir después de tener el nido vacío que se lo haga mirar, para mí empieza la tercera parte. El primer tercio nacer, crecer y reproducirse, el segundo tercio la muerte pelá hasta poner a los pollos a volar y el tercer tercio, incógnita total y absoluta, pero lo que si que es verdad que no será más de lo mismo y así hasta los setenta y cinco.

Estaré más sola que la una, que alegría por Dios, me aburriré más que en plena pandemia, que placer por la Santísima Trinidad, pero se acabaron obras, lavadoras, comidas y bizcochos. Se terminó comer cocinado, yo me lo como todo crudo, vivo o muerto.

Quiero encontrar un cortaúñas en su sitio y no tener que atarlo como hace la administración con los bolígrafos. Quiero poder hacer un huerto en la terraza, hacer lana, cantar, pasear a mi perro de peluche, porque animales de verdad no pienso tener. Tampoco deudas, ni una.

Como dice mi tan admirado Rober, yo solo quiero, que la ola que surja del último suspiro de un segundo, me conduzca vencida hasta el siguiente.