domingo, 18 de agosto de 2013

QUE ME PERDONEN

No tengo cultura general.

No entiendo de músicos ni música, pero se reconocer una nota y una anacrusa.

No veo la tele, no estoy actualizada.

Yo se bailar, pero no me preguntes si aprendí algo, del flamenco no te nombro ni un palo. No se de bailaores reconocidos, pero se reconocer el duende cuando miro. 

No se cantar, eso no, pero lo hago continuamente.

No me gusta hablar en público, pero sola me hincho.

No me gusta hacer teatro porque sufro, me gusta verlo y llorar entre el público.

No pienso leer no puedo, me cuesta entender las letras.

No volveré a ver la tele, contadme vosotros lo que pasa. La vi ayer sin querer en un bar, sin sonido, era lo mismo de siempre, las mismas malas noticias.

No imagines una conversación cultureta conmigo, no que va, todas son mucho más profundas. Todas terminan diciendo: “muchas gracias por escucharme, al menos hoy no acabé hablando sola”.

Si me hablas, si me amas, hazlo así como soy. No intentes culturizarme, no hay pastilla rápida para eso, no puedo perder el tiempo. Busca a otra que ya lo tenga todo aprendido.


Que me perdonen todos los destacados personajes que hicieron historia, todos de los que desconozco su nombre o disciplina, se que son gente considerable e importante, pero entre ellos hay un puñado de indeseables que me hace vomitar. 

jueves, 8 de agosto de 2013

MIS QUERIDAS CIRCUNSTANCIAS

¡No soy yo, son mis circunstancias!

El día de hoy, comprendí. No soy yo la que da miedo, no que va, son mis circunstancias, mis maravillosas circunstancias a las que adoro por encima de todo.

Adoro a mis hijos, adoro mis cargas y me encanta ser fuerte y llevarlas sola.

Mi vida es maravillosa, yo soy una buena mujer.

El otro día un amigo me decía de su chica que era perfecta para él. Yo también era perfecta, pero no mis circunstancias. Si nos pones en una balanza pierdo, porque son muy grandes y pesadas mis circunstancias. 

Tan grandes como que son lo más grande que tengo en mi vida y tanto que nunca nadie tendrá suficiente peso para compensarme a mí perder esta bendita vida que me he forjado sola.

Yo decidí tener más hijos, yo decidí divorciarme y yo decidí cambiar de trabajo.

Todo fue por mi culpa, gracias a mí.

Solo hace falta un segundo para comprender que yo sola soy perfecta, pero además también lo soy con  mis circunstancias, las que me acompañan cada día y las que me dan las mayores de las alegrías.

Son mi gran creación, por las que lucharé hasta el día en que me muera. Por ellas y por nadie más que por ellas, mis queridas circunstancias.

A mis hijos, a mis proyectos, a mis locuras os digo hoy:

Os quiero y no es un sacrificio para mí dar la vida por vosotros, no la doy, la vivo.

martes, 6 de agosto de 2013

MÁS TRABAJO, MÁS TRABAJO, MÁS TRABAJO...

A mi que coño me va a compensar un amor si no es a morir, ¿no ves que yo no se hacer nada si no es intenso? Mañana hago mi testamento, todos los días son para mí el último.

No se imaginar un beso si detrás no viene un orgasmo seguido de muchos. No se imaginar un abrazo si no me hace temblar. No se de muchas cosas, no se, pero aprendo rápido.

Aprendo, aprendo, aprendo rápido. De los errores, de lo que más aprendo.

Imagino que me provocas con la mirada y me quito las chanclas. Imagino que no puedes resistir tantas insinuaciones. Imagino que sientes mis pies en tu sexo bajo la mesa. Imagino que olvidas donde estás y me haces el amor, ya pediremos perdón al resto de los comensales.

Imagino que no sabes ni quien eres ni quien soy yo.

Me quito los pájaros de mi cabeza pintando una piscina de azul. Y mañana, más trabajo.


domingo, 4 de agosto de 2013

YO, NO ME ESTOY TOCANDO

Y llegó de la calle sudando, en busca de agua.

-        ¿Como puede ponerse un pantalón de chándal rosa y una camiseta roja? No tienes sentido de la estética, el del ridículo te lo dejaste en casa. 

Su respuesta, una mirada que la hizo reír. Sobraban las palabras. Le faltaba aire. Necesitaba agua. Tumbado en el sofá extendió sus piernas bajo la mesa. No sació hasta el tercer vaso. Sentada en su silla ella lo servía indiferente. Sin palabras. Solo miradas, gestos y mucha chulería. 

-        Bueno ¿Qué?
-        No te toques.
-        ¿Yo?
-        La pierna, te tocas la pierna para provocarme.

Sabían entender los mensajes. Hablaban su propio idioma. Había descansado, se había hidratado y buscaba su juego. No sin juego. No sin dudas. Muchas veces se fue de aquella casa con las manos vacías. Solo tenía asegurada la conversación, el café o el agua aquel día.

Comenzó a abrir las piernas, a retreparse en la silla. Una mano continuaba sujetando la jarra, pero la otra entendió el mensaje y fue bajando por las caderas, hasta la pierna. Mientras lo miraba, afirmaba una y otra vez, que no se estaba tocando y le ofrecía la jarra con más agua. Mientras independiente, su mano izquierda caminaba por su rodilla y subía por sus nalgas hasta el coño.

En su conversación, baja de contenido, abundaban los silencios. Momentos donde el deseo ahogaba las palabras.

Se quitó las chanclas y subió los pies a la silla, mientras su mano navegaba ya en el interior de su pantalón. Se quejaba del calor y le ofrecía agua, mientras le reprochaba igualmente que no se tocara, que no eran horas, que no había tiempo para tonterías.

Él también entendió el mensaje y se agarró las rodillas con las dos manos. Es un pantalón muy amplio y cómodo, pero tenía calor. Solicitó permiso para quitarse la camiseta y se lo concedieron. Mientras ella, ya no hablaba. Los botones del pantalón ya no hacían su función. Sentada sobre su mano, repetía una y otra vez:

-        Yo no me estoy tocando, eso tú.



CONTINUARÁ