martes, 30 de julio de 2013

CALLAROS, ¡QUÉ YA LO SE!

Vértigo, siento vértigo.
Siempre viví deprisa,
 me llenaba la impaciencia.

Todo se acelera al quedar libre de hombre,
pero ahora al quedar libre del trabajo,
la velocidad es de crucero.

Miedo, tengo miedo lo confieso.

Pero prefiero morir de pié a vivir arrodillada,
prefiero ser pobre a rendirme.

Voy a invertir todo lo que tengo
en todos mis proyectos al mismo tiempo.

Que se mueran los cobardes,
 que yo, no soy una de ellos.

Y si algún día tengo que pedir,
 será mejor mañana mismo,
 porque no esperaré a que se agoten mis recursos,
intentaré ser valiente y apostar fuerte en la vida.

Que nadie me frene, que le parto las piernas,
que mi vida es mía,
que mis sueños se hacen realidad haciéndose.

Shhhh silencio, no digan na, ya lo se,
 estoy loca de atar.


viernes, 26 de julio de 2013

NO SIRVE DE NADA ESTAR ENAMORADA

No sirve de nada estar enamorada. Tú no llegas a un restaurante y cuando vas a pagar le dices al dueño: “es que estoy enamorada…” y te contesta: “Mujer, haberlo dicho antes, aquí las enamoradas no pagan”.

Hace que dejes de ser lógica y razonable.  No es práctico, ciega. Llevas los ojos cerrados pintados con dos corazoncitos rojos todo el tiempo. Aún teniendo la suerte de enamorarte de la persona perfecta, siempre falla algo y haces la vista gorda. Justificas lo injustificable. Si no te llama es porque le habrá pasado algo, si no te corresponde es porque no te conoce lo suficiente, pero lo hará.

Te pierdes un montón de principios maravillosos y te centras en amar, solo.

Solo tienes ganas de besar, follar, comer, dormir, abrazar y reír, veinticuatro horas al día todos los días de tu vida. El resto de actividades que para ti antes eran importantes, las sigues haciendo pero intranquila, porque podrías estar amando un poco más.

No puedes repetir tu chiste favorito, como en las primeras citas. Eso es muy grave para los que tenemos memoria limitada. En las primeras citas no tienes que preguntar eso de: ¿te he contado que …?

Eres feliz mientras no está, pero solo porque sabes que estará, y cuando la cosa va mal y deja de estar definitivamente, siempre piensas que volverá. Siempre, pase el tiempo que pase, piensas que te devolverá la vida a tu amor. Y si te dicen que murió de viejo hace años, piensas que os encontraréis en el cielo.

Esto es muy sencillo de entender, enamorarse no sirve de nada ni reporta beneficios, pero la gente lo hace sin querer, es la fuerza de la naturaleza, las feromonas, la química.

Aunque todos lo lamentamos y nos arrepentimos, volvemos a equivocarnos de nuevo.


Si no quieres caer en la trampa, ¡pídete imposibles! Yo me pido que Ismael me cante esta canción al oído, si lo hace, me enamoro de él.


lunes, 22 de julio de 2013

¿TE PONES?

Hay que ver como cambia el tiempo las expresiones. En mi preadolescencia, esta frase se le decía a una chica para invitar a salir. Era el chico a la chica, porque no íbamos a ser nosotras las que lo pidiéramos para que nos digan que no y pasar por la humillación tan grande de ser rechazada. Ellos estaban acostumbrados a recibirlas, eran como la bola de un futbolín pidiéndolo: ¿TE PONES? ¿TE PONES? ¿TE PONES?

Vale, respondíamos. Fin del asunto.

Con doce años yo tuve un novio con diecinueve. De besos y abrazos solo, claro. Se enamoró tanto que quería pedirle la puerta a mi padre. ¿Pedir la puerta? Otro día os cuento esta expresión, que seguro que muchos de los que me leen, no la conocen, por su edad. 

Entonces ya era la Lengua muy macho, o feminista como quieran ustedes llamarme.

-        ¿Qué? ¿Con mi padre? ¿Qué tú qué? ¡Qué me vas a pedir a mí! Yo que soy ¿carne? No tenemos nada más que hablar tú y yo. – Hasta hoy.

Viene de lejos mi contundencia, se debe a mi gran creencia:

- Todo lo que venga detrás será mejor que lo que tengo y si no lo es, no me arrepiento.

Ahora le dices a alguien ¿te pones? y significa algo bien distinto. Me pones, puede significar parecido, pero no es lo mismo. Por eso, desde aquí mi reino escrito, reivindico esta expresión, para pedir besos y sexo

-  ¿Te pones?


RECUERDA: Para pedir amistad ¿Te juntas?


domingo, 21 de julio de 2013

PASO PALABRA

Me alejo despacio que no nos duela
ya solo me queda pasar palabra
me distancio lentamente sin traumas
la loca alza los brazos, baila y vuela.

Sus ojos rompen miedos y barreras
se envalentona la Lengua, mañana
sigue estando aunque está de todo harta
ella revienta a cientos los problemas.

Cuenta tú: uno, dos y tres, ahora vuelvo
cuatro, cinco, seis, ¿dónde estás? ¡eh! ¡vente!
¿Ya? siete, ocho y nueve. Ya no te veo.

Sola voy danzando entre mucha gente
y sin ritmo definido me muevo
imposible ya bailar sin mi duende.



jueves, 18 de julio de 2013

TE CUENTO

No sabía que era una persona importante para ti,
no me lo dijiste hasta ayer.

Nadie importante puede estar tan ausente,
pensaba.

Supongo que he de creer tus palabras.

Hoy me nace contarte que no he vuelto a bailar desnuda.

Hoy me nace contarte que no he vuelto a hacer el amor,
o peor aún,
ni pienso.

No he vuelto a regalar vida,
no he dejado a nadie tirado en la cruz,
no recuerdo risas encamadas como las nuestras,
ni palabras malsonantes seguidas de besos.

¿Sabes lo peor?
Ya nunca confiaré en nadie.

Cambió mi situación,
ahora soy alguien importante.

Pero me empeñaré en perderlo todo,
como yo se hacer,
para poder volver algún día a ser como yo quiero ser,
un ser insignificante.


Tú si fuiste importante,
aunque fuiste y ya no eres,
lo serás siempre.


miércoles, 17 de julio de 2013

¿TE RINDES?

Y yo me follo tu mente
a mi no me importa el cuerpo
eso es lo que ve la gente.

Me follo tu alma valiente
arrastro un trozo conmigo
te quedarás para siempre.

Y  yo me follo tu risa
y yo me follo tu habla
lenta sin pausa ni prisa.

Y te susurro al oído:
 - Nadie está a salvo de mí
¿te enteras? ya te he dicho.

Ronea como un gato chico
dame roces y mimitos
Y algún que otro mordisquito.


¿Tienes miedo? ¿te rindes?


sábado, 6 de julio de 2013

CASTORA

Soy castor constructor, transformo el entorno que me rodea. En el año ochenta y nueve, ya quería ser yo lo que voy a ser y soy. Hice el premier curso que se organizaba en el sindicato de diseño del mueble. Me apunté a la Escuela de Artes en ebanistería.

Nos viene de fábrica esto, se nos ve venir desde chiquitillos. Mi hijo mayor con dieciséis meses jugaba a clavar puntas en la carpintería de los titos. Sentado en una biga de madera, era lo más feliz del mundo, daba mucho miedo ver un bebé desnudo, solo con su pañal calvando puntas a aquella velocidad. Partía almendras y no sabía controlar sus esfínteres. Mi niña pequeña, también será castora constructora, lo se. Nadie nunca se lo quitará de la cabeza por ser mujer.

Hice caso y no me arrepiento, fui informática y así trabajé durante años con papeles y buffers. No pasa nada solo fue un rodeo de veinticinco años, pero por fin lo conseguí.

Solo en mi tiempo libre pude hacer un barco, mesas, estanterías, una piscina y muchas casas dentro de esta casa. Me gusta trabajar sola porque no soy constante y varío continuamente de dirección cuando estoy construyendo. Puedo dejarlo todo por medio porque me nace la gana de escribir o porque me llama una amiga para desayunar, o simplemente porque no me está saliendo como a mi me gusta, me cabreo y me largo.

Todos quieren ayudarme y se lo agradezco, pero tomé una decisión, seguiré como hasta ahora, trabajando sola. Mi imaginación visualiza a muchos castores constructores trabajando en equipo, pero será cuando todos vean y sepan lo que soy capaz de hacer, sola.



viernes, 5 de julio de 2013

SOY UNA GUARRA HIJADEPUTA

Siempre se habla de las mujeres luchadoras, valientes, que lo llevan todo por delante… o sea, de las tontas. Pero como las dos caras de una moneda, existen también las  listas, las parásitas, las mujeres florero.

Hablemos de ellas.

Solo tienen un objetivo en la vida y un pensamiento en la cabeza, cumplir una función biológica, encontrar un hombre que las mantenga a cambio de un poquito de sexo sin seso.

Para ellas, las mujeres que vivimos solas o con nuestros hijos y tenemos una vida sexual activa, somos unas guarras.

¡ Lo reconozco, soy una guarra hijadeputa !

No son capaces de generar un solo euro y encima dicen que trabajan mucho.

Son parásitos de nuestra sociedad que anidan en nuestros hombres. Otro día hablaré de los hombres parásitos que anidan en las mujeres tontas.

Ellas están siempre en la función del colegio de sus hijos, colaboran en todo lo necesario, son muy buenas madres. Critican a las que corremos y nos escapamos del trabajo para verlos y hacemos unos minutos de palmas, saltando entre el público como locas para que nuestros hijos nos vean.

Solo pueden mantener conversaciones simples sobre su aburrida vida. Lo más excitante que hacen es cambiar de marca de tinte. No entienden la ironía cuando alguien como yo les dice: ¡Que bonica eres! – con cara de asco. Ellas responden sonrientes: ¡gracias!

No suelen hacer nada productivo con sus manos y si hacen algo son manualidades totalmente inservibles que encima les hacen consumir más dinero. Son consumidoras de todo, energía, dinero, tiempo, atención…

Cuando me cruzo con ellas, me encanta escandalizarlas, contarles mis follaventuras, hacerlas que mueran de envidia por lo fea y aburrida que es su vida. Cuando alguien me comenta que hablan de mí, mi satisfacción es doble. Se que hablan porque sufren por no poder ser como nosotras, las tontas, porque si pudieran serían más guarras que yo.





jueves, 4 de julio de 2013

57 DÍAS

Le brillaban los ojos mientras me susurraba su historia bajito para que no se enterara el abuelo, a pesar de llevar más de veinte años muerto. Muertos los dos su amor y su marido, ya no había motivos para esconderla, pero bajaba la voz y me hablaba en secreto para que no se ofendiera mi abuelo, que decía andaba aún por allí, a su lado.

En un pueblo de Andalucía, dos niños, siempre juntos, desde pequeños. A la espalda de la casa, las huertas. Tan solo con una pequeña hilera de palos amarrados con pita y piedras para delimitar.

Juegos y árboles frutales compartidos.

El pueblo terminaba suavizando sus colores en las huertas. Tras ellas, los campos de olivos, con algunos claros de cebada, para dar alimento a las bestias. Acequias que serpenteaban la tierra a la vera del río, cuarteándola por las lindes.

Huerta con huerta, dos niños, vecinillos.

Ella era la mayor de los hermanos, por lo que no tenía quien la cuidara. Desde el día de su nacimiento, él siempre pendiente de su Dolores, era su bebe. Solo era mayor por unos años, la distancia suficiente para saber a quién le tocaba cuidar de quién. Nadie podía hacerle nada a su niña, nadie se atrevía a tocarla ni a decirle nada con malas intenciones. Para eso estaba él, que era como su hermano mayor.

Era época de bonanza, no había llegado nuestra guerra. Había jornales para trabajar en muchas fincas. Andalucía, Extremadura, Castilla, no faltaba el trabajo, sin tener que salir muy lejos. Los productos tenían salida gracias a la guerra que se libraba fuera de España, y el trabajo abundaba.

Su padre pasaba largas temporadas fuera de casa para traer unos jornales, y cuando se lo permitía la situación familiar su madre y toda la familia salía junta a trabajar. Familias enteras viajaban en busca del pan, también la de Pedro Manuel.

El nacimiento de Dolores fue muy festejado en la familia, y ellos, aunque no de sangre, se consideraba como de la familia, vecinos de toda la vida.

La rivalidad del hambre no había comenzado, por lo que el nacimiento de un niño era recibido con alegría, no con preocupación.

Era todavía muy niña cuando comenzó la escasez. A pesar de que se hablaba mucho de reforma agraria y de reparto, al final todo quedó en unas pocas tierras arrancadas a los señoritos, que solo llegaron para unos pocos. La escasez de trabajo llevó a las revueltas, que eran reprimidas con gran violencia. El desarraigo de los que debían emigrar dejando casa y familia atrás, hizo aumentar el odio entre hermanos. La situación de crisis empeoraba cada vez más, debilitando la recién nacida república, y finalmente estalla la guerra y con ella más penurias y el hambre.

Por entonces ya los hijos se recibían con más preocupación y rechazo. Las hijas regañaban a sus madres por quedarse embarazadas, porque sabían que la carga era compartida. Sabían que si escaseaba el alimento, esa boca que venía, le quitaría el poco que había.

Él recordaba el nacimiento de Dolores como algo muy alegre. Corría el vino y sacaron la matanza para festejar. Así se lo contaba en las largas tardes que le tocaba quedarse al cuidado de ella, mientras los padres salían a trabajar o a la corta de olivo para conseguir leña para los fogones, a hacer picón para los braseros.
Era tan cariñosa, besucona y sonriente, que se llevaba de calle a todo el mundo.

Desde niños se amaban con ansia, corrían y crecían por las calles de su pueblo. Crecen y siguen creciendo y siguen creciendo, con solo algunos besos y miles de millones de palabras de amor.

Eran aún dos niños cuando todo explotó como se veía venir. Solo quince y diecinueve años. Todos los jóvenes estaban llamados para defender la República, a no ser que decidieran unirse al alzamiento.
Eligió el bando perdedor.

Eran dos niños, demasiado jóvenes para casarse, pero no para la guerra. Matar o que lo maten si, pero no hacer el amor.

Él le dijo, textual tal y como contaba mi abuela:

- Dolores yo te quiero y se que no voy a volver. Al menos una noche quiero que seas mi mujer.

Y así lo hicieron. Se escaparon juntos varios días, y al volver dijeron que se habían casado. Solo me contó eso, pero puedo imaginar lo que pudo ser esa escapada. Con la amenaza inminente de la guerra, con la muerte escondida tras las cortinas se amaron durante días como si se fuera a acabar el mundo… su mundo, en el que vivían desde niños, había terminado. Sabían que eran pocos los que volvían, y si lo hacían era para morir en casa.

Se fue a la guerra. Todos nos imaginamos guerras lejanas, de americanos y orientales en países exóticos, en la selva o en el desierto. Pero esta guerra estaba a tres kilómetros, al otro lado de las huertas, frente al río donde todos se bañaban de niños, antes de elegir uno u otro bando.

Las mujeres del pueblo cocinaban para sus maridos.

Ella siempre dijo que era su mujer.

Todos los días venia al pueblo el parte de bajas, todos los días, había lagrimas en el pueblo. Ella le hacía magdalenas y le escribía cartas. No sabia escribir, se las escribían. Encabezadas con aquello de “espero que a la llegada de esta carta estés bien”, y después lo que quería decir.

Él le hablaba de muchas penurias, de muertos, de hambre y frío. Luego le decía:

- Pero estoy bien Dolores, estoy bien.

Un día, el día cincuenta y siete desde su supuesta boda, estaba mi abuela en el portal de su casa, al fresquito de su siesta. Cuenta ella que sintió dos manos muy frías que le agarraban los pies desnudos, sin zapatillas. Se despertó de pronto y le dijo a su gente:

- Han matao a mi marío.

Dicen que fue así. Y al día siguiente, en el parte de bajas. “Su mario”.

Así lo llamó siempre “mi marío, mi primer marío”.

Fue de luto riguroso tres años. Imagina que viuda con quince años. Con la cara blanca y redonda de una niña, toda de negro, con su pañuelo en la cabeza.

Parece que veo a mi niña vestida para un concierto, solo le falta el pañuelo.

Las viudas han de ser viejecitas, con arrugas y canas. Esta viuda era una niña.

Después, un viudo con hijos la recuperó para hacer una vida. Muchos hijos y vivencias migratorias. Era muy bueno, mi abuelo era muy bueno.

Lo cuidó hasta el día de su muerte, con cariño desmedido, pero jamás pudo olvidar a su amor. No lo besó como lo besaba a él. Nunca añoró tanto sus besos, como lo hizo pensando en los de su primer marido, aquel al que mataron en la guerra, del que no pudo ver ni su cadáver.

Será por eso, que siempre pensó que continuaba disparando en aquel frente, a tres kilómetros, luchando para volver con vida con ella. Será por eso, que mi abuela hablaba de la muerte como un viaje, un paso más, el reencuentro. Nos decía:

- Que este mes también cobro, que paguéis el alquiler, a ver si me van a criticar después de muerta.
Dedicó su vida a sus hijos, y luchó hasta el día de su muerte por defenderlos aunque para eso tuviera que enfrentarse a más de un poderoso.

A su entierro acudieron yonkis, abogados, jueces, trabajadores sociales y madres. El día de su muerte, todos lloraron como niños chicos, todos menos yo. No pude viajar. Me lo impedían mis niños. Cargada como coneja hasta los ojos, no me dejaron viajar. No pude llorarla. No vi su cadáver y aún pienso que sigue en su casa, como ella pensaba que su primer marido estaba en el frente.

Les hablo a mis hijos de la Dolores como si no hubiera muerto. Al principio me decían:

- ¿Cuándo vamos a ir a conocerla?

Dolores, por fin te encontraste con tu amor.

No supimos su nombre hasta hace muy poco. Pudimos llevar su sangre, y no conocíamos su nombre. Hace pocos días, después de muchas llamadas y averiguaciones nos enteramos. Se llamaba Pedro Manuel. Una hermana visitó a mi abuela poco antes de morir. Seguían buscando su cuerpo, no estaba entre los muertos oficiales como pensábamos, era un desaparecido. Le dijo:

- Dolores, mira que si no murió y viene ahora y te busca.

Ella le contesto:

- Está muerto, si no estaríamos juntos.

Va por ti Dolores que siempre estás y estarás, aunque no estés. Pero haz el favor, deja de visitarme que no me das miedo pero todo lo que me cuentas va y se cumple. Malditas herencias las de mi abuela, un reloj de pared de plástico con los filos dorados, y una intuición del quince…

  

EL TIEMPO PONE LAS ILUSIONES EN SU SITIO

El tiempo hace que las ilusiones desaparezcan.

El tiempo pone cada ilusión en su sitio.

Tú puedes comenzar una nueva empresa, una nueva relación, un proyecto nuevo de futuro con ilusión, que el tiempo hace que se realice o que no finalice.

Realizar de realidad, la ilusión es ficción.

Se termina la ilusión cuando la apisonadora del tiempo la organiza.

Por eso yo, no paro de comenzar cosas nuevas cada cierto tiempo.

Por eso yo cuando se termina la ilusión, termino el proyecto, esté o no hecho.

Y comienzo otro nuevo, para ilusionarme.

Por eso me alegraré de comenzar alguno nuevo con tigo, para ilusionarme de nuevo, aunque el tiempo estará aquí para ponernos a cada uno en nuestro lugar.

Tú no mires, disfruta, que viene el tiempo y pasa, y de pronto te vuelves viejo y vas y te mueres.

ALLÍ, YO ERA LA CUERDA

Cada mañana despertaba con un sobresalto de la cama. Tomaba un café y me vestía a toda prisa. Quería llegar antes de que despertara para que lo primero que viera nada más abrir los ojos fuera mi cara. Se sentía perdido sin mí. Era mi responsabilidad. Yo fui su carcelera. Yo tomé la decisión de frenarle en seco, yo lo atrapé y lo metí en la ambulancia engañado.

Con la desorientación reflejada en su cara, sin saber a donde le llevaba, me miraba convencido de que yo no podía hacerle esto, yo nunca le engañaría, yo no le fallaría.

Confiaba en mí como siempre, ciegamente, pero yo le fallé aquella vez.

Premeditadamente le engañé y le conduje a su encierro. Como no pudo ser de otra manera la astucia pudo con la fuerza bruta, la fuerza de un loco. No podía permitir que le pasara algo, que todo aquello desencadenara en una tragedia, que se hiciera daño o le hiciera daño a alguien.

Esquivaba su mirada y escondía mis llantos. Como perro al que van a sacrificar me miraba, confiado y a la vez expectante. Y una vez descubrió el engaño, sus reproches me hacían dudar y recriminarme a mi misma esta traición. ¿Por qué? ¿Cómo me haces esto? ¡Sácame de aquí! ¡Yo no estoy loco! Casi abro en marcha la puerta para que escapemos juntos. A cualquier lugar, como tu decías, a vivir en la sierra como dos indios.

No te voy a contar todo lo que viví a tu lado y que no recuerdas por culpa de los tranquilizantes. No te gustaría saberlo. No nos gustaría a ninguno de los que te queremos. De lo que vivimos después, cuando comenzaste a volver al mundo de los cuerdos si escribiré.

Dos meses acompañándole allí. ¡Qué duro! 

Si, pero con final feliz, que hace que la experiencia se torne amable, que las imágenes  se embellezcan y que todo dolor se haga relativo. 

¡Cuántas sensaciones en solo dos meses! 

Recuerdos que se diluyen en mi mar de experiencias.

No se porque he vivido tan deprisa, porque me ocurren tantas cosas. No se si soy yo la que llevo el pulso acelerado, o si me eligieron los extraterrestres para experimentar y manipulándome genéticamente para que mi vida fuera más rápida que la de los demás. 

No estoy loca, puede ser una posibilidad, ¿no hay personas que creen que Dios los hizo así y tampoco lo han visto?

Puede ser que los encuentros con la muerte, hagan que el ser humano le coja ansias a la vida y quiera hacer todo lo que cree que quizás no tenga tiempo de hacer. 

Será por eso, porque yo me encuentro con la muerte cada cierto tiempo. No fue la primera vez, pero con doce años me la encontré en una calita tranquila en Blanes.

En la superficie sus aguas eran mansas, pero estaba llena de trampas. Remolinos que te llevaban al fondo en segundos y que no te dejaban tiempo para sacar la cabeza a la superficie en busca de vida.

Mis últimas palabras “tito, déjame ya”, mis últimos pensamientos, “no me está pasando a mi, me sacarán”. 

Supongo que es lo que piensan todos los ahogados justo antes de morir, que a ellos no les está ocurriendo. Luchan con todos los bríos, pelean como atletas, pero cuando las fuerzas se terminan, se quedan en blanco.

Te quedas dormido, abres los ojos mucho con sorpresa y tus pupilas recogen las últimas imágenes. El color del agua es turbio e intenso. No es transparente, es verde claro como las botellas de champán. Entras en una especie de sueño para no pensar que te estás muriendo.

Por suerte, me sacaron. Una vez recuperada y vomitada toda el agua, me quedé sobre la arena, mirando por entre mis piernas el mar, por tiempo indefinido. Era solo una niña, antes de entrar ese día en el agua, mis pechos emergían por aquella época y mi cuerpo empezaba a despertar. Era solo una niña, pero al salir ya no lo era.

Comencé a vivir deprisa, a ser la guía de mi madre, la madre de mis hermanos, de mis amigos, de los niños y niñas que me rodeaban. Yo ya no era una de ellos, aunque solo tenía doce años.

Nunca me plantee, hasta hoy, cuando fue y en que momento que maduré. Mi madre me hablaba como a una adulta desde muy  pequeña. Yo le daba consejos.

Quizás aquel día, la naturaleza me embistió en el agua, para que fuera una persona distinta a los demás. Ni mejor ni peor, distinta. Quizás por eso siempre tuve necesidad de cuidar de ti, como de todos los demás.

En aquel edificio lleno de locos, las paredes eran iguales que las demás, el personal que los atendía quizás un poco más perturbado de lo normal, pero con igual indumentaria. Todo era parecido a lo que vemos en cualquier hospital, solo que las ventanas estaban selladas, los huecos de las escaleras disponían de mayas y la puerta era de seguridad, con un ventanuco redondo, donde ni tan siquiera cogía tu cara entera. 

Muchas veces la vi tras ese ventanuco. Tantas como veces intentaste que te ayudara a escapar por aquella puerta. Todo era bastante corriente menos los pacientes, ellos eran únicos.

Comía en casa con mis hijos, para volver a bajar corriendo con mi moto antes del café, sin olvidar una parada en el supermercado, para comprar gominolas. Hoy coca-colas, mañana fresones, moras, nubes...

¡Qué sorpresa para ellos! Tenían de todo, menos chuches y mecheros.

¡Qué revuelo de locos por los pasillos!

El mechero, por mucho que lo pidieron, no lo consiguieron, yo era la cuerda, ¿recuerdas? No les podía conceder ese deseo. Se que solo querían fumar a escondidas, pero la planta ardió más de una ocasión.

Encender si que les encendía todos los cigarros que me pedían a escondidas de los celadores.  Sentada en la puerta de los servicios, ni siquiera interrumpía mis conversaciones contigo, no guardaba el mechero.

Paseaba contigo y saludaba a los demás, a pesar de que tú te ponías un poco celoso, no querías compartirme. Como político en la inauguración de una obra, chocaba sus manos con energía, cada vez que me cruzaba con ellos por el pasillo.

Cada choque era una sorpresa, no se iban con las manos vacías.  Metía la mano en mi casco y sacaba una chuche distinta.

¡Que caras de ilusión!  

Yo era la única cuerda en el grupo de amigos. Salíamos juntos a pasear, cantábamos en el club, comíamos, reíamos y fumábamos juntos, siempre vigilados por nuestros carceleros.

En más de una ocasión la indignación me llenaba y protestaba con vosotros definiendo claramente de que parte estaba. Un día, fumando, todos ansiosos en la hora permitida, un celador apagó un cigarro metiendo la mano de una paciente en un cenicero lleno de agua. 

Contuve mi lengua para no crear motines innecesarios, pero mi cuerpo habló por mí. Me levanté de un salto, retiré la mano del celador y ayudé a mi amiga a limpiar el agua con nicotina. No sin antes lanzar una mirada de amenazante que hizo agachar la cabeza a aquel ser inanimado. 

¡Solo por el sueldo, supongo, estaba allí solo por eso!

Conocí a Juan un viejo saxofonista. Era un poco violento, con todos menos conmigo. Tenía que esconderme  para que no me viera. Si me pillaba, mi  castigo era bailar pasodobles durante horas delante de la tele, con esos programas musicales que le ponían para que pasara el tiempo tranquilo.

¿Tú sabes el aguante que tiene un viejo loco con una cara joven y bonita como la mía? 

¡No sabes lo que duele el culo y los gemelos, bailando pasodobles!

Ahora imagino la escena, fue entrañable. Son experiencias tan bonitas que me siento una privilegiada. Siempre dije que de toda experiencia mala, surgen otras preciosas, que nunca te pasarían si no te toca vivirlas. 

Yo jamás hubiera pasado mis vacaciones en una planta de psiquiatría, por lo que aquel verano fue único e irrepetible.

¡Cómo me gustaría volver ahora mismo a bailar con Juan! 

Si sigue allí y no se ha muerto, era muy mayor.

De mi abogado contaré que su imagen me impacto, al entrar en planta. Era de poca estatura y muy corpulento. Su vientre abultaba casi tanto como su cabeza. No tenía un cuello definido. Su cabeza estaba pegada a su cuerpo sin forma. 

Lo más impactante, una rozadura amoratada y ensangrentada en el cuello rodeándolo en círculo. Parecía recién sacado de una película de terror. Parecía un muerto viviente. En realidad, lo era.

Con su pijama de cuello de pico, no había lugar a esconder ese intento de suicidio. Me contó, que no quería seguir viviendo, que no tenía ningún motivo. Era un abogado solitario, comunista y granadino. Sus padres murieron, no tenía hermanos, mujer ni hijos y no entendía por qué no le dejaban morir en paz. 

Tenía la espalda cosida a grapas de uno de sus intentos y decía, que no tenía valor para tirarse desde una terraza de un octavo que le daba vértigo. Todo lo demás lo había intentado, pero algo fallaba siempre.

El último, la soga. Casi muere, pero llegaron a tiempo, graparon sus vértebras, lo curaron y a vivir. Decía, que tenía un cuerpo muy duro de matar, que si no ya lo habría conseguido. No es fácil matar a un humano. 

A un conejo si, ya te enseñaré yo que aprendí de chica.

También vivía allí un loco de mi barrio, amigo de la infancia. Crónico. Tenía todo lo blanco de los ojos fuera, a los lados, arriba y abajo. Las drogas, lo llevaron al otro lado y además no tenía a nadie, era ya su familia aquella planta. Le dejaban salir y entrar.

Trapicheaba con cosas de todo tipo que traía del exterior. No lo cacheaban por aburrimiento, por eso quien podía pagarlo, tenía mechero.

Un día ingresó un muchacho de unos treintitantos años. Delgado, de ojos verdes, pelo claros y piel muy blanca. Su cara transmitía bondad, pero sus peticiones nos hacían desconfiar. Su obsesión era que le llevara el periódico del día anterior a su llegada. 

-          ¿Que habrá hecho? - pensé.

Tenía miedo a su violencia, aunque su cara era dulce y sus gestos muy cariñosos y respetuosos. Cuando volvió del largo sueño en el que los sumergen a todos los nuevos los primeros días y las primeras noches, me dijo:

- Consíguemelo, no es nada malo, el periódico, por favor, el periódico.

Yo admitía peticiones de todo tipo. Una vez mi abogado, no pude aprenderme sus nombres, eran muchos, por eso todos tenían su apodo. Una vez me pidió que le trajera la letra de la Internacional Comunista.

-          Tiene que decir parias de la tierra, si no, no es – me decía.

Yo accedía a todas las peticiones que no entrañaran peligro. No me importaba la opinión de los carceleros ni sus regaños diarios. Aquel día me reprocharon que los hubiera puesto tan nerviosos, solo por cantar a pleno pulmón en la sala de televisión.

Fue muy emocionante, ver como se daban la vuelta cuando me vieron a su lado. Seguro que si los locos lo hacen solos, hubieran reprimido esta expresión artística nada más empezar.

Nos vigilaban intentando adivinar en que momento debían intervenir. Al verme a mí cantando puño en alto con todos ellos, solo les quedó soplar y rumiar reproches hacia mí.

Busqué su periódico entre los atrasados que se guardan en mi trabajo hasta que lo conseguí. Asustada mientras rebuscaba en las noticias, finalmente  respiré tranquila al encontrarla. 

Mi querido amigo, entrañable y cariñoso, se había colocado una bata blanca y se había metido en el maternal.  

Una a una, había visitado a todas las madres, cogido a sus hijos y enseñado cómo ponérselos en el pecho, como tranquilizarlos y cómo cuidarlos.

De paso se hinchó de tocar tetas el tío, pero las madres, aunque extrañadas por lo tarde de la visita del médico, no presentaron denuncia, porque en ningún momento se sintieron amenazadas, según decía el periódico, sino todo lo contrario. Les había transmitido mucha paz y tranquilidad.

El villano se convirtió en héroe por un día, no sabes como se pusieron sus amigos los locos y yo cuando vimos que no era un asesino, ni un violador ni nada de eso. También en voz alta en la sala común leímos su aventura.

Comprenderéis que para mí desde ese día, era “el médico”.

Respiró tranquilo y orgulloso, sabedor de que todos conocíamos su gran hazaña.

Había algunos locos que si que daban miedo. Dos metros de loco, con esquizofrenia total. Terminó su carrera y al poco, título en mano, enfermó. Este armario empotrado, de pronto sin venir a cuento, daba un alarido, que se asemejaba a una risa, pero que para nada era contagiosa, más bien nos cortaba a todos la respiración. ¡Que susto!

Había muchos más: una muchachilla que no quería comer, “la niña”, un crío con las muñecas llenas de cicatrices, profundas, como tendones en sentido contrario que atravesadas en su piel.

Una mujer con posparto, otra que fumó demasiado cannabis según decía. Hay gente especial, que no pueden fumar, otros fuman toda la vida y no les pasa nada, pero, nosotros no podemos.

Todos, con peticiones diarias; unas gominolas, unos cigarrillos, una revista ...

Y mi loco preferido, mi fosforito como decía mi hijo, el más especial, el que quería construir naves espaciales con goma espuma. 

Esclavo de su creatividad pensó que le faltaba tiempo para hacer y decidió no dormir ni comer. 

Tenía una rosca de cuerda, con todas las respuestas a todas las preguntas del mundo. Podría haberlas hecho en papel, en una libreta, pero no fue  así. En tablillas de madera, pirograbadas y barnizadas para que tuvieran más fuerza. 

Me pedía que le hicieras una pregunta y se ponía a buscar rápidamente la tablilla adecuada. Y lo peor de todo es que acertaba. Yo no lo veía tan loco, por eso confiaba en mí, porque sabía que era uno de los suyos.

¡Qué a gusto se quedo el personal de planta  cuando me fui!  

Traía a todo el patio revolucionado. La cuerda, todos los días a primera hora de la mañana aparecía, hasta que me echaban para dormir a la noche. 

Fue una experiencia fantástica, mereció la pena, porque no volvimos nunca. Yo les dije que volvería, para visitarles, a ellos solos. Falté a mi palabra, no pude regresar, era todo demasiado doloroso.

He de confesar que durante estos meses he pasado momentos de temor por mí. Temor a los razonables, a los que me veían cruzar la línea a diario, para ir y volver a su mundo, al de los dementes, al de los valientes, al de la gente que piensa más que nosotros y que no deja pasar ningún detalle de la vida. 

En cualquier momento alguien podía haber hecho conmigo lo que yo hice con él.

Yo no despegué con mi nave espacial, pero si me pareció genial hacer una.

Otros se preguntarán ¿para qué? Yo no puedo hacer eso, cuando tengo anclado en mi campo, un barco de siete metros de eslora hecho con mis propias manos.

Pertenezco a esas personas no razonables. A esas personas que creen que si no daña a nadie, todo se puede hacer. A esas personas que se divierten haciendo locuras, haciendo de las suyas. 

Pero el mundo que nos rodea está lleno de cuerdos y razonables que intentan meternos en el redil. Por eso me gusta rodearme de iguales, por eso me divierten tanto los niños, porque son lo más parecido a un loco y todo le mundo los deja hacer tonterías por eso, porque son niños.

LVM

TÓCAME

Ese cuello, esa flor, esa oreja y su piel. Una imagen conjunta que él era incapaz de mirar, sin temblar, sin excitarse.

No la miró, no sería capaz de hacer su trabajo aquella noche. Mira al cantaor, unas pequeñas indicaciones; ella sigue allí, inmóvil. Lo sabe porque intuye su imagen pero no quiere mirarla más, ya tuvo bastante. La miró por un segundo inevitablemente.

Comienza a tocar y el cantaor no ayuda. La letra habla de ella, la describe palmo a palmo. Un pequeño movimiento de su niña todavía en su silla, leve, suelto y lento.

Un pellizco comienza a recorrer sus venas, la sangre se acelera y quema.

“No podré hacerlo piensa, concéntrate niño que es su primera vez, no hay nadie más que  toque en la sala, nadie podrá tocarle como yo la toco”.

Consigue evadirse de la escena y comienza a sonar su música. Ella se pone de pié y comienza a bailar.

¡Menos mal! se aleja y me da la espalda. ¡Qué espalda tan blanca! llena de lunares, como un vestido de flamenca, perfecta, como realza su espalda ese vestido negro. No puedo mirar.

Mueve con fuerza su mantón, se acerca sin querer. Él está sentado, ella de pie, contonea sus caderas, en sus propias narices. Tiene que cerrar los ojos, arranca sus deseos con su guitarra, no la puede mirar.

Termina la primera pieza, aplausos, se sienta a su lado. Palmas sordas para él.

Ella se percata, algo pasa, lo mira a los ojos, los abre de par en par, arquea sus cejas preguntándole, ¿qué te pasa?

Él se muerde el labio conteniéndose, entorna sus ojos, como si le doliera algo por dentro e intenta tranquilizarla, haciendo gestos con la cabeza. No es nada.

Ella no lo cree, algo pasa. Se desconcentra, continua la actuación pero baila despistada. Ejecuta los movimientos perfectos, pero el duende está con él ¡! Que le pasa ¡!

Nunca fue una persona que pudiera fingir, menos bailando.

Algo pasa, no puede bailar así.

Es el recuerdo de  aquel relato que le regaló el primer día que se conocieron, está demasiado nervioso y emocionado al verlo hecho realidad. Su corazón va a estallar, lo está pasando realmente mal.

Ella escucha sus pensamientos, siente su ansiedad. Para la actuación en seco.

-          Disculpen – dice dirigiéndose al público presente.

Se arrodilla en el escenario frente a él, de espaldas a la gente. Su vestido la protege del suelo y embellecía su imagen. No es bonito ver una mujer arrodillada, pero si así, con esa ternura.

Se arrodilla como si lo hiciera para curar a un niño, un niño enfermo de amor.

Le coge la cara, lo mira, seria, regañándole, intentando que se tranquilice.

Él continúa con sus manos en la guitarra. Toda su energía se torna nervio y malestar. 
Y con un beso de amor profundo, saca su veneno de dentro. 

Al terminar, todo es paz.



La gente aplaude. Será, una actuación con alma…

TÚ SI

Quiero pensar que me amaron
pero se que no  fue así
amar es dar y recibir
masajito para  ti
masajito para mi
besito para ti aquí
besito para mi allí
abracitos y mimitos
calientan a los amantes
una llamada, un mensaje
una sorpresa a destiempo
una voz que te pregunte
¿nena, hoy qué estás haciendo?
aquí escribiendo y pensando
¿será verdad que me amaron?
ya conseguí mi respuesta
tú siempre me andas buscando
me preguntas tonterías
y seguimos caminando.

ME HACE FELIZ

El amor es una cosa y la felicidad es otra bien distinta. El amor nos hace esclavos e infelices. Siempre se termina, no te engañes. La felicidad puede ser más duradera si prescindimos del amor. El enamoramiento nos ciega.

No vemos los defectos y egoísmos del otro, y si los vemos, un abrazo un revolcón y se olvida pronto.

Nos olvidamos de nosotros, de nuestra propia felicidad en pro de la del otro.

Yo conocí el otro día una señora que decía con picardía: 

- ¡ Un hombre, un hombre, cuanto tiempo sin un hombre! 

Se reía y estaba feliz. No estaba sola, tenía mil quehaceres y amigos.

Nene, antes de buscar pareja, busca a tus amigos y pégate un viaje con ellos. Yo por suerte los tengo y buenos, al menos no me faltan los amigos.

Yo me he vuelto egoísta, solo quiero ser feliz, paso del amor. Si no lo vuelvo a sentir, no habré perdido gran cosa. Nos pasamos la vida en busca del amor y cuando lo perdemos ¡Ala! Todo el mundo a sufrir, a lloriquear por las esquinas, a sentirse desgraciado.

Y otra vez de nuevo a buscar otro amor que nos siga haciendo infelices toda la vida.

Yo soy ahora más lista, más bestia, más animal. Yo se perfectamente las cosas que me hacen ser feliz, y no es precisamente el amor.

Me hace muy feliz escribir, me hace muy feliz bailar, construir y decorar, me hace muy feliz ver una película con mis niños mientras me tocan el pelo, aunque siempre la duermo.

Me hace muy feliz viajar, me hace muy feliz pensar que podré aprender inglés pronto, acudir a mi escuela para aprender a escribir, que quizás un nuevo maestro me enseñe a leer, que mis amigos de Valencia tengan tanta paciencia con el asunto del audio libro.

Me hace muy feliz pasar a limpio el blog del a Lengua, que queden solo las cosas bonitas a mis ojos.

Tomar el sol en mi terraza, no volver a verte más querido padre me haría muy feliz. 

Agrupar amigos que nunca se hubieran conocido por ser tan dispares, me divierte.

Me hacen feliz las jornadas de artistas y las tonterías del couselling.

Me hace feliz tener una perra tan feísima y que encima tenga microchip, ¡pero quien va a querer un perro tan feo! Si se pierde, volverá no le queda más remedio.  


¡ CÓMEME EL COÑO DE CANTO !

Sigo siendo muy brutica. De mi boca nacen expresiones ordinarias que generan situaciones muy cómicas. Esta mañana, pagando el desayuno, mi boca soltó una frase muy común para mí, que siempre digo entre amigos o en la intimidad de un establecimiento público.

Hay momentos en la vida, donde te gustaría dejar a un lado los modales y las buenas costumbres, la paciencia y la cortesía, todo lo que caracteriza a la gente civilizada, con estudios y educación, para hablar y solucionar las cosas, como mi gente, la gente con clase, la clase preferente. Por ejemplo:

En una comunidad de vecinos, la típica reunión que se alarga para hablar de tonterías como las luces que hay que cambiar, las mil quejas sobre el portero, el socorrista y la vieja del visillo que siempre está malmetiendo entre los vecinos.

En esta reunión tipo, hay un vecino tipo. El típico vecino que no para de hablar, cargado de pedantería que el confunde con sabiduría, que no escucha ninguno de los comentarios que realizan el resto de sus semejantes. Vuelve una y otra vez sobre el mismo tema, haciendo oídos sordos a las demás razones, puesto que la suya es la verdad absoluta, sus soluciones las más acertadas y su vocabulario el más técnico y esclarecedor.  

De ningún modo se puede comparar con los demás mortales, es evidente la ignorancia del resto aunque tengan la suerte de vivir en su comunicad y deleitarse con sus clases magistrales cada cierto tiempo, cada vez que hay reunión, cada vez que te lo cruzas en el ascensor, cada vez que te toca la brasa en la piscina, o cada vez que se asoma a su ventana a aleccionar a los jóvenes residentes.

Comienzas a perder los nervios cuando ves que la reunión se alarga gracias al ilustrado. Tenías previsto terminar a las diez para las cenas de los niños, y son las once y media y los niños desmayados en las escaleras protestan diciendo:

- Mamá cuando va a terminar –gritando- ¿Ha terminado ya mamá? – en balleno - ¿chicuan chido chice china chimos chima chimá? – en clave – ¿chima chima, chicuan chido chise chica chilla chies chite chigi chili chipo chillas? – seguimos hablando en clave, algo tenemos que tener los ignorantes de ventaja- ¡chima chima, chidi chile chique chise chimu chie chira!

Y el vecino que sigue hablando porque tiene todo el tiempo del mundo, su mujercita atiende a su prole o a lo mejor no tiene porque es un solterón que espera con ansias estas reuniones para poder hablar y que se le escuche.

Tu ansia y tu desesperación se desbordan, es el momento de actuar. Mírarlo a los ojos, arruga tu nariz enseñando las paletas superiores y parte del labio interior superior lentamente, para que te entienda a la primera, lo miras y le dices:

¡CÓMEME EL COÑO!

Pues algo así le había pasado a mi compañera el día de antes, y yo le decía que es lo que debía de hacer.
-          Y si antes contoneas tus caderas, bajas la mirada estilo estrella de Hollywood, le pones la palma de la mano en el pecho, mejor nena, y le dices eso de …

Nuestro querido y paciente camarero, escuchaba la conversación sin más remedio, puesto que debía cobrarnos el desayuno. Entre carcajadas proponíamos escenas distintas donde poner esa frase …

-          Te imaginas fea, que vienen y te dicen, tú tienes la culpa por consentirlo ¿qué tiene que hacer la fea?
-          CÓMEME …

En eso que nuestro camarero no pudo más y dice:

-          Dile que te lo coma de canto.
-         ¿De canto, eso como es? – dice mi amiga.
-         Tu dile que me llame tu marío que yo se lo cuento.

Es que esta muchacha, ¡tiene unas preguntas!

He de decir que mi agilidad mental en lo que respecta a imaginar posturas eróticas, se hizo patente y automáticamente imaginé como sería que le comieran a una el coño de canto. Incluso intenté buscar combinaciones eróticas, pero de canto. El sesenta y nueve de canto, el misionero de canto, en algunas sería necesaria la lengua de un oso hormiguero, pero todo es cuestión de intentarlo y si no pegar cabezazos al aire dando lengüetazos como cuando yo le pongo el chóped a mi perrata a una distancia que no puede alcanzar a la primera. Ella se esfuerza y al final lo consigue. 

Pero mi amiga, es bastante más buena persona e ingenua que yo. Volvía hacia el trabajo aturdida por el comentario de nuestro camarero intentando imaginar como era eso de que te comieran el coño de canto, y porqué en tantos años de vida sexual, ella la conocía.

Yo intentaba darle mi opinión de cómo sería la cosa, pero no la convencía en absoluto. No contenta con mis explicaciones, al día siguiente reúne a sus amigos para preguntarles: ¿de canto como es?

Automáticamente, todas sus amigas reprochaban a sus hombres que no le hubieran comido el coño de canto nunca, que como era posible después de tantos años.

Todos a imaginar y explicarle a la Fea, como sería el tema, mientras ella se decía una y otra vez, como si de una desgracia o catástrofe sexual se tratara:

-          Le voy a decir a mi Miguel que porqué no me lo ha comido de canto nunca, que tengo una edad y que yo no sepa como es eso.

Buscando en su imaginación y nada. Los amigos, que para eso lo son, ayudándola en la intimidad de un establecimiento público también.

-          En posición fetal, sacas la armejilla, y estará de canto la nena y la armeja, ¿no?

Algunos incluso documentándose por Internet móvil, para poder mostrar imágenes.

Hemos pensado que no nos quedamos con las dudas, que la semana que viene, nos juntamos todas las chicas en el bar y aún a riesgo de parecer insinuante la pregunta, apoyamos nuestras manos en la barra, miramos fijamente al culpable de sembrar las dudas y el enigma en nuestras vidas, y le preguntamos a coro:

¿Cómo me comerías tú el coño de canto?

AMAR CORRECTAMENTE

Todo es tan antinatural ahora. Estuve hibernando veintitrés años y al salir descubro que las relaciones humanas han cambiado totalmente. Ya no basta con hacer lo que de forma natural te nace hacer, y que la otra persona haga lo mismo. Hay que sopesar cada movimiento. Hay que equilibrar la balanza para que nadie haga nada que pueda dar a entender que está dando más que el otro o menos, por miedo a que pierda el interés por amarle en exceso.

Todo es tan efímero, que la inseguridad mata las relaciones antes de empezar.

Yo siempre decía en mis discusiones, conmigo, solo tienes garantizado un día, mañana.
Nada me atará a ti si no quiero, ni hijos, ni hipotecas, ni nada. Así fue.

Y sigo pensando lo mismo. Que más da que mi relación durara veintitrés años y la siguiente dure veintitrés días, o meses. Yo soy la que vivo y avanzo en mi edad, en mis experiencias. Aprendo de cada una.

No pienso proyectar, no voy dar ni pedir, no quiero amar, simplemente me he quitado de eso y de fumar.

Ayer me fumé un cigarro y me pareció la cosa más tonta del mundo. Ya ni el café ni las copas me lo piden. Y hace unos días era para mí una necesidad.

Pues lo mismo de tonta me parece la persona que antes se enamoraba de todo lo que se movía a su alrededor e intentaba conservarlo para siempre.

¿Por qué nos atrae una persona y no otra? Ante dos personas de físico parecido, con las que tienes conversaciones parecidas, con risas, con atracción, finalmente, una de las dos se lleva el gato al agua. ¿Por qué? ¿Por qué hay que desechar una? ¿Por qué seguir haciendo el amor con la misma persona toda la vida?

Al terminar la noche, comienza un día nuevo ¿por qué tiene que ser igual al anterior?

¿Por qué no acaba en tu cama, o de ruta por el campo, o jugando a las cartas la otra persona que también es especial para ti? ¿Por qué consideramos tan especial el sexo?

¿Por qué te llaman mala mujer si lo haces?¿Por qué siempre se intenta poseer para siempre, pedir fidelidad, exclusividad?¿ Por qué no nos dejamos llevar sencillamente por la naturaleza y no por la sociedad? ¿Por qué ese miedo a la soledad?

Se puede vivir en pareja y estar solo, no creo que sea la única que lo piensa.

Vivir el día a día con las personas que toquen ese día, las que nos encontremos dentro de nuestro entorno, amigos, compañeros… y que termine como quiera terminar y con quien quiera terminar y si hay que follar porque apetece, pues se folla, y si no, pues no.

Y si alguien te pide amor, pues le dices que de eso no tienes.

¿Quién dijo que eso no es lo mejor? Es posible que para la economía y las familias no, pero una vez la familia se ha roto, como es mi caso, y se ha formado una nueva familia, ¿para que introducir un elemento extraño?

Muchos amigos, muchas personas, a dormir alguna vez, pero incluir a la otra persona en el censo de esta familia ¿para qué? No tendrá ninguna ventaja, se terminará su tranquilad y su paciencia, su intimidad quedará como un recuerdo en su memoria. Los momentos de soledad, en el hipotálamo olvidados.

¿Por qué cuando nos falta el sexo, decimos? “xD que llevo más de tres semanas sin follar” y sin embargo puedes llevar años sin salir al campo y no pasa lo mismo, con lo que te gusta y el placer tan grande que es para ti.

Para mi follar o hacer el amor como quieras llamarlo,  es como fumar para los fumadores y exfumadores, un placer necesario, del que se puede prescindir, pero siempre se echa de menos.

Echaré mucho de menos fumar, quizás también el sexo, pero no estoy dispuesta a volver a someterme a ninguna adicción. Para mí el sexo es una actividad más, como hacer una tarta, hacer calceta o escribir. Una de las cosas más divertidas que hay en la vida, pero que no es imprescindible para vivir. Como el tabaco. Igual. Igualito.

Que nos aten solo las ganas de vernos, ni compromisos ni exclusivas, que nos aten las ganas y cuando se destensen, que solos, sin tragedias volvamos a ser libres.

ADICTA

Mis dolores de cabeza,
mil toses, vómitos y ansias
soy adicta a tus esencias
tu aceite mi sangre enferma.

No se me pasan las ganas
no olvido aunque no te tenga
se que me sales muy cara
mas imagino tu entrega
y se humedecen mis bragas.

Todo acaba como empieza
levantando mi gran muro
en mi casa con destreza
adicta al trabajo duro
la única que me queda.

Brega que no desfallece
hablando sola la Lengua
desde lo alto envejece
el sol, su blancura mengua
su cara calma embellece.



¡ No pienses tanto en ti misma !
¡ mira a los tuyos y calla !
¡ vela como antes y guía !
más proyectos donde vayas
sigue trabajando ¡! ADICTA ¡!

LVM




GRANDE Y DURA

Siempre que te amo tocas mi corazón,
por eso lo tengo tan grande y duro,
porque no hay como hacer ejercicio,
para que no se atrofien los músculos.

Tengo el culo grande, bailo flamenco,
puedes imaginar como lo tengo.

Músculos duros por fuera y por dentro.

LA QUE MATA A BESOS

(I am the woman who kills kissing)

Pellejillos en mis labios
muerdo el carmín de mi boca
ya no están ellos suavitos

me los quito muy nerviosa.

Sin la humedad de tus besos
la fuerza de tus mordiscos
barba que lija en exceso
la madera mis labios.


Ellos te esperan muy tensos
tómalos, te necesitan
el izquierdo, el derecho
el de abajo y el de arriba.

NO SE IRÁ JAMÁS


¡¡¡¡NOOOOOO SEEEE IRAAAA JAAAAAMMAAAAS!!!!

Golpeo mi teclado con rabia, contesto a tus correos, a tus dudas... siempre sin ánimo de ofender, siempre de guay, como cuando me dijiste de guay: “me falta buscarte novio”.
CADA PASO DE MI VIDA, ES UNA HERIDA
VOY DESCALZA POR UN PRADO MINADO DE PLATOS ROTOS,...

¿Novio?¿tú? ¿A mí? no me hagas reír... Me sobraron las ofertas todos estos años.
¿O crees que tenías a tu lado una mujer sin personalidad? Como las que te gustan y a ser posible que desconozca el idioma ¿no? Mejor así… búscala así ahora.

Me sobraron las ofertas pero jamás, jamás acepté. Fui una mujer fiel y sincera.
Y AHORA SOY PECADORAAAA CAPITAAAALAAAAAAAAAAAA..

¿Físico? no se… dicen ahora que estoy preciosa, mucho mejor que hace un año.

¿Y tú, vas a tener que buscarme a mí un novio? Tantas ofensas, que no olvido.

Intento salir del lupin, pero tú no me dejas, me mandas correos, me llamas ... ¡¡déjame!!

NOOOO MEEE RINDO. DESEMBAINOOOO LAS ESPADASSSSS
PARA ESTOCAR TUS FOTOS Y CARTAS MARCAAAADDASSSSS

Ahora ¿más tiempo?¿ necesitas más? No se si mi cabeza podrá resistir un día más.

ENVIDIOOO A LA GENTE QUE NUNCA TE CONOCERRAAAAA

Actuaré como si un fantasma viviera en mi casa, como si no te viera, como si no estuvieras. Que pena que todo termine así. Que pena que esto no lo arregle ni el tiempo, no creo que olvide jamás todo esto.

YO ME ENAMORE DEL JUEGO, DE LA SUERTE DEL AZAAARRR

El rencor me ayudará a olvidarte… Para siempre ¿cómo? ¿quién? ¡!aaaah!!, eseeeee...

Y AUNQUE EL RENCOR NO ES BUEN CONSUELOOOOO
DESEOOO QUE TU ESTÉS IGUALLL, IGUALLL DE MAAALLLLLLLLL

NOOO TE VAAAS ¡¡¡NO TE IRAAAASSS JAMAAAAASSSSSSSSSS !!!

miércoles, 3 de julio de 2013

ADIÓS MI AMOR

Y llevo el alma en los pies
pase la noche velando
despidiéndome de él.

Hoy llevo el alma al revés
muestro por fuera mi esencia
ya no lo hago otra vez.

Y arrastro mi alma ya ves
mi coraza se hace más fuerte
duerme y renace después.


ESPERANZAS COLGANDERAS

Otra vez no puedo dormir, otra vez. Necesito un buen polvo. Han sido exactamente dos horas lo que perdí la conciencia. Ayer sufrieron mis amigos las embestidas de la Lengua sin dormir. A uno lo tenía negro.

Quiero explicaros lo malo que es la esperanza colgandera. Es ese rallito de luz que queda antes de cerrar una puerta. Ese maldito hilo que hace que todo se paralice. Ese proyecto que está muerto, ese amor que es imposible, ese coche que no tiene arreglo…

Las esperanzas colganderas siguen alimentando pero sin fuerza.

Una vez se elimina esa esperanza y quedas a la deriva, es cuando comienzas de nuevo en un nuevo proyecto, en una nueva aventura, con un nuevo amor.

Soy rápida en curar, que todos mis amigos lo sepan, que no sufran por mí. Tengo un gran poder el del olvido y me enamoro y desenamoro igual de rápido que hago el resto de las cosas.

Vuelvo a empezar en un nuevo proyecto que me tiene loca. Atrás más de veinte años apasionantes. Para mi es como mi segundo divorcio.

Rompo con todo lo establecido, rompo con horarios, rompo con normas y órdenes. A cambio, la inseguridad, el trabajo continuado y sin descanso.

Se que algo que es mi pasión, nunca será mi trabajo.


¡A ver si ahora puedo dormir! ¡equisdé!


DIME

Dime que me amas, aunque sea mentira
dime que imaginas mis besos
dime que me hueles de lejos
dime que deseas mi cuerpo,
dime que no necesitas más tiempo.