martes, 31 de enero de 2012

ESCÚCHALOS

Ese día recibió el regaño de mamá.

- ¿Por qué llegas tan tarde del cole? Me tenías preocupada, ¿dónde has estado?
- He visitado al abuelo – contestó.

Se quedó fría. Su padre llevaba varios años muerto. Comenzó a sentir el escalofrío que siempre sentía cuando le pasaban esas cosas. No podía ser. Su hijo no podía ver como ella, cosas que otros no ven. No quiso continuar y siguió con sus obligaciones.

Pasaron los días y el niño seguía hablando de su abuelo. Le comentaba cosas que hacían juntos, el cariño tan grande que le tenía y los juegos que hacían. Era imposible, tanto que comenzó ha hacer oídos sordos.

Los niños jugaban en la calle como antaño, era un barrio viejo y allí no existía el peligro de los coches. Muchas veces lo llamó a gritos por la ventana para cenar y no contestaba. Cuando acudía, siempre la misma escusa. El abuelo, que me ha invitado a merendar. Ya no tengo hambre, he cenado con el abuelo… y así, el abuelo se convirtió en su amigo imaginario, lo que le producía tanta grima, que comenzó a no hacer caso a sus comentarios. No tenían sentido sus palabras y además tenía miedo.

- Hoy se enfadó el abuelo y me ha pegado - puso de escusa un día, que traía un morado el brazo.

Poco a poco, con el paso del tiempo, comenzó a volverse un niño extraño. Rompía violentamente sus juguetes, y siempre le echaba la culpa al abuelo. Hablaba solo en su cuarto, manteniendo conversaciones con su supuesto amigo imaginario.

Ya no quería bajar a jugar, ya no quería ir solo al cole. Comenzó a tomarle miedo a cosas a las que desde niño, nunca tuvo. La oscuridad, el agua. Comenzó a orinarse en la cama y a no querer dormir solo.

Ella sabía cual era el problema de su hijo. Había comenzado a sentir como ella, que alguien nos rodeaba y necesitaba ayuda. Había intentado en vano hablar con él, contarle que ella sentía lo mismo, que comenzó de pequeña como él.

Pero cada día estaba más encerrado en si mismo, casi no hablaba. Hasta que aquella mañana, al salir del trabajo, sintió un gran golpe en su pecho.

¡Había olvidado recogerlo!

Corrió hasta el colegio, no estaba. Siguió la ruta que el utilizaba sin éxito. Volvió de nuevo al colegio, hasta que al final, decidió ir a casa, era el único sitio donde podía estar.

Al llegar, no lo encontró. Salió en su busca por el barrio, llamó a todos los vecinos, todos corrieron a buscarlo. Algo había ocurrido, no aparecía. Pasaron las horas y no aparecía. Avisaron a la policía que comenzó la búsqueda. Los reproches asaltaban su cabeza: “debí haber hecho … no tenía que haber … “

Hasta que sonó el móvil y la voz de una amiga le dijo: ¡está aquí!

Llegó a su casa, con la ropa manchada de sangre, un corte en el labio, demacrado y con los ojos perdidos. No quiso tomar nada. No quiso hablar. Solo miraba la pantalla de la televisión sin mover ni un solo músculo de su cuerpo.

El revuelo en la casa era grande, pero él no atendía a ningún estímulo. Médicos, policía, su familia y amigos. Todos intentaban sacarlo de ese estado sin éxito.

Le arroparon con una manta. Intentaron abrazarle, pero no quiso. Apartaba a todo el que se acercaba a él, sin ni tan siquiera mirarlo. No importaba quien fuera, solo que no lo rozara.

Y en la tele los dibujos, dieron paso a las noticias. Y entre muchas cosas que pasaron ese día, una entre todas, una se escucha clara y nítida:

“ … la policía consigue desmantelar una red de pederastia en la ciudad. Se requisan videos y fotografías de niños desde muy corta edad. Entre los imputados destacan, varios miembros de la policía, maestros y personal sanitario. Todo se destapó a raíz de la denuncia de unos padres contra un trabajador de los servicios sociales de la ciudad, que engañaba a los niños, haciéndose pasar por su abuelo”.


lunes, 30 de enero de 2012

COMPLACERME A MÍ

Complacerme a mí es fácil.
Solo tienes que estar loco.
Solo tienes que volverme loca.

Complacer a mí es fácil.
Solo tienes que no comprarme nunca un diamante.
Solo tienes que no comprarme nunca nada, insignificante.

Complacerme a mí puedes con solo una mirada,
de malicia, pícara, loca, tonta, que diga muchas cosas.

Debo exprimir un minuto de tu tiempo conmigo,
y que salga una novela, solo eso te digo,
que complacerme a mí es fácil.

Solo necesitas tiempo, lo que yo no tengo.

No lo doy, no lo regalo, mi tiempo, eso,
que seguro que me muero si te regalo mi tiempo,
quiero llegar a vieja y vivir mil aventuras,
como el mono Amedio.

Quiéreme a morir, o no me quieras.

El que no me quiera no lo quiero.

Quiero que te falte el aire solo con rozarme.

Quiero que se te pare la sangre,
que se acumule en tu sexo,
sin ni siquiera provocarte.

Quiero que maldigas y golpes al aire,
por no poder tenerme, por imaginarme.

Que las ansias hagan reventar tus muelas,
y si no te quiero, no me quieras.


domingo, 29 de enero de 2012

HABLANDO CON VOSOTROS

Que quieres hacer ahora
Lengua Viva Mata
ahora¿?
dejarme llevar
no voy a frenar nada
actuaré
mi novelica numero uno
trabajaré en las próximas
pero, sin prisas
a mi ritmo es bastante
lo del disco me gusta
mucho
de cuentos para niños
tengo muchos en cintas de 90
que les contaba a mis hijos de 15 años
o de poesia
no se
erotismo
lo que sea en voz, bien hecho
y en papel
pero además, que la gente pueda bajarselo gratis desde la web
si?
el que compre el libro será por verme a mi
o por capricho
LECTORERO
Bien pensado
Lengua Viva Mata
voy a ponerlo en el blog
mira tu
jajaja
LECTORERO
Con lso que esta pasando en internet es bueno que le des a la gente contenidos gratis
Lengua Viva Mata
claaarooo
si yo quiero poner en circulación mi libro
pero no me gusta el formato pdf
hay muchos ya por ahí
no apetece leer
eso
ya veré como lo pienso
con un sistema de préstamos
que la gente cuando lo lea, lo mande a otra persona
o algo así
pero mi libro de verdad, el de papel
estoy dandole vueltas a eso
en bibliotecas
en asociaciones
sabes?
como hacían antiguamente
que teníamos una virgen en el barrio y pasaba de casa en casa
no se si eso se estilaba por valencia
le abrías las puertecicas y le ponías monedas
algo así
en pdf. no me gusta, no así no
he mandao una a jerez
y ya he puesto en contacto a dos lectoreros
para que se la pasen
pues a ti igual, tu la tienes que pasar
no la dejes en el cajón

sábado, 28 de enero de 2012

GIBRALTAR ESPAÑOL DE LA LINEA DESTRUCTOR

Pensaba poner un estanco en la Línea, o una tienda de … de nada, los negocios a Gibraltar y el pueblo español, a servir a la Gran Bretaña, como manda …





viernes, 27 de enero de 2012

CÓMO SABER SI TIENES BUEN SEXO

Si tus días transcurren y de pronto te acuerdas de que te toca sexo, mala señal.

Si tienes pareja y piensas: - llevamos tiempo sin hacerlo, ya toca -  mala señal.

Si no tienes que contenerte cuando la ves pasar, mala señal.

Si estás solo en casa y de pronto te asalta un pensamiento impuro que intentaras ejecutar la próxima vez que le pilles, estás en el buen camino.

Si alguien te habla de algo erótico que desconocías y piensas: 

- En cuanto llegue a casa yo lo pruebo - creo que puedo atreverme a decir, que tienes un buen sexo.

Si estás comiendo con tus padres y un gesto suyo te provoca una erección, no lo dudes, es la mujer perfecta para ti.

Si solo pensar en él o ella, desnudo e indefensa, con su voluntad quebrada por el deseo, sin fuerzas para resistirse a ti, si solo con imaginarlo tienes la necesidad imperiosa de desahogarte sola o solo, purgarte el deseo para poder continuar tu jornada laboral: 

¡NO BUSQUES MÁS, ES ÉL, ES ELLA!

Si los inconvenientes se acumulan y aún así, solo él es el centro de tus fantasías.

Si tienes ganas de olvidarlo pero no puedes, porque lo imaginas acercándose a ti con ojos de burro, con la lengua sucia, con imaginación suelta y arrebatadoramente sexy. 

Si te impacienta y te dan ganas de mandarla callar cuando dice cosas interesantes.

Si sus gestos, sus sonrisas hacen que no escuches el sonido de su voz.

Si solo ves los movimientos de sus labios, de su lengua, el brillo de sus dientes, la humedad de sus encías.

Si todo eso te ocurre, vas cuesta abajo y sin frenos, estás perdío o perdía por él o ella.

Hablan y hablan, beben y ríen, y sus sexos se humedecen aunque saben que no seguirán adelante, hoy no, ya no. 

Ya encontraron sus futuros en otra parte. Ya tenían relaciones más razonables, la vida hecha, las cosas normalizadas.


Los años habían pasado, llenos de experiencias para ambos. 

Encontraron algo parecido a lo que tenían, pero con las personas adecuadas. Con el beneplácito del mundo, sin tener que dar explicaciones a cada momento, de el porqué de lo suyo.


Pero aquel día, se volvieron a cruzar. En sus vidas siempre el peligro de su deseo mutuo. Una sola noticia del otro, les hacía despertar a los instintos más ocultos. Pero a su lado estaban, estaban acompañados y sus fantasías ejecutaban con ellos, engañando solo en pensamiento. 

Con la moral tan recta, no podían permitirse ningún desliz.


Esa tarde, todo transcurrió ente dos amigos inseparables, que conectaban y eran capaces de contarse cosas que no contarían a nadie.


-    Ni yo lo sabía antes de contártelo.
-    Cuenta, cuenta.
-    ¡Cotilla!


Y sin darse cuenta, cada vez están más cerca. Y sin darse cuenta cada vez la cosa más caliente. Y sin querer, sin poder, ella le toca el pelo de nuevo.


-    Sigues necesitando un buen peluquero, no me gusta este corte.
-    Pélame tú.
-    No puedo, ya sabes que no puedo, tocar tu pelo.
-    Y yo, ¿puedo?
-    ¿El qué?
-    Tocar tu pelo.


Acerca su mano por la espalda y le pega un tironcito de las puntas de su cabello.


Ella se estremece.


-    No puedes no, no, no, no, no me toques el pelo -  ya está hecho.


Se rinde y le besa el cuello. Se rinden y se rinden y comienza el juego. De tiras y aflojas:


-    Suéltame.
-    No quiero.
-    Déjame tranquila, suelta mi pelo.
-    Tú te callas.
-    Si no puedo decir nada
-    Por si acaso.
-    ¡Ay!, suéltame que no puedo más.
-    Si tiro flojito, apenas un tironcito.


Ella lo mira con el miedo de la que traiciona sus valores. Él la mira sabedor de que esa noche, meterá la pata y algo más.


Y se besan y se abrazan y sus respiraciones aceleran.

¿Qué tiene él? ¿Qué tiene ella?

Que veneno tan fuerte, que droga más duradera.


Pasaron los años sin tomarla y siguen las ansias. Se dan cuenta de que comieron porque hay que comer y ya está. Y en un momento todo arde, la chimenea y sus cuerpos y desnudos frente al fuego se preguntan ¿Porqué lo hacemos?


-    ¡Para, para! No sigas, vete ahora mismo de mi casa.
-    ¿Me voy? Si me lo pides me voy.
-    Te lo pido.
-    Me voy.


Y al separarse solo un metro, los cuerpos se lanzan de nuevo, y se desnudan deprisa, para evitar arrepentimientos, no necesitan estimularse, llevan soñándolo mucho tiempo.


Y se insultan por el tiempo transcurrido, comiendo de otros cuerpos, de otros senos, de otros sexos, de todo buscaron sin encontrar eso, eso que tenían desde el principio sin saberlo.


Y se aman y se aprietan y se arrancan el alma a mordiscos y se quedan rendidos, dormidos.


Todo terminó por fin.

¡Qué no vuelva a ocurrir!

LVM

jueves, 26 de enero de 2012

SUPER P

Cuando tu optimismo supera a tu realismo, aparece “SUPER P” al rescate.

El otro día me comenta Mimí:

-    Nena, que han florecido un montón de cuarentones que con la cosa  de que se conservan muy bien, quieren ligar con jovencitas y casi quieren hacernos creer que son mejores que los jóvenes.

-    ¿Cómo? ¡Nenaaaa, debes aprovechar esa oportunidad que te da la vida! ¡!Vamos un chollo!!

Es Super Patético el  todo vale. Superando los diez años de diferencia, en cualquiera de los sentidos y sexos, es un caso claro que ha de resolver Super P.

Ha de presentarse en forma de amigo razonable o comentario sin intención que hace abrir los ojos y ver lo patético de tu optimismo.

Si eres más joven, has de tener en cuenta que también puedes encontrar a alguien más joven que tu. Haz cuentas que no te den gato por liebre.

Y si eres mayor, vira el rumbo de ese barco, si no quieres perder tu dignidad.

Gracias Mimi, por ayudarme a ver el Super P que todos llevamos dentro.

miércoles, 25 de enero de 2012

OPTIMISMO

Espera, espera, espera, una cosa, tengo que contarte una cosa.

¡Que ya se porqué todo me sale bien!

 Es que lo que me sale mal, yo lo maquillo y para mí ha salido bien también.

Tengo el optimismo de un loco o de un tonto. Verás.

Hoy lloré, me emocioné recordando a un amigo que anda lejos, pero, solo me he permitido un poquito de tristeza y pesimismo. Después un tsunami de optimismo me obligó a sonreír pensando que todo saldrá bien, que todos saldremos adelante con la ayuda de mis letras.

A lo mejor no pasa, pero, que te digo yo, como yo pido muy poco a la vida, pues por poco que obtenga, para mi es un triunfo, por lo tanto ha salido bien.

Yo voy y hago un dibujo y aunque sea una cacafuto, lo miro y digo: ¡Qué bonito!

Eso se transmite, si tu enseñas uno de tus dibujos a alguien, con cara de lástima y diciendo, “pero no me gusta mucho como ha quedado, y tal y cual”, siempre te dirán “pues si la verdad, está un poco borroso, oscuro, claro… “

Pero si tu haces una mierda dibujo, sonríes y le metes sobredosis de optimismo… entre otras cosas para no quitarte la ilusión te dirán: “pues está muy bien, si es verdad… “

Y vas y lo cuelgas de mitad del salón y la gente se pregunta, ¿eso qué es? Pero no dice nada, porque te ve feliz.

O sea, que la caca más gorda que yo cague, será siempre aplaudida al menos por mi optimismo, mi gran aliado.

No hay nada malo, ni la muerte. Moriré como lo hizo mi abuela, de cachondeo. Además si me muero es sin querer, que por mucho optimismo que yo tenga, cuando tenga las tetas colganderas y más arrugas que un chino comiendo limones, pues seguro que me muero.

Para mi un divorcio… una liberación, un desamor… el comienzo de un nuevo amor, una enfermedad… una lucha más y si salgo vencedora, otra muesca más en mi revolver.

Y es que detrás de un día malo viene otro en blanco lleno de optimismo.

Y si un día me ves seria, ¡ ES SEGÚN ME DEN !  


BALDOSAS CONTRAPEADAS

Érase una vez una bailarina, que caminaba por un camino de baldosas unidas en aparejo contrapeado. Se encontraba una baldosa central y a continuación dos baldosas unidas por una yaga que coincidía con el centro de la primera baldosa.

Y así caminaba contenta, saltaba en la punta de su pie izquierdo, y el siguiente paso bajaba y subía en plié y en relevé. Saltaba con la puntera de su pie derecho, y otra vez de nuevo plié y relevé. La siguiente baldosa una vuelta, plié y relevé, la siguiente un gran salto con vuelta doble y una gran sonrisa para el público, plié y relevé.

Y así caminaba feliz por su ciudad.

Plié y relevé, vuelta, salto, plié y relevé, vuelta del revés, salto sobre dos pies, plié y relevé…

Al principio la gente la miraba sorprendida y la tomaban por loca. Nadie se extrañaba de los corredores serios, con cascos de música que miraban al suelo a cada paso. Siempre entrenaban en su ciudad. Pero ella era bailarina, no corredora.

Cada mañana hacía sus entrenamientos, hasta que un día, al colocar sus dos pies en plié, una de las baldosas se movió y le saltó agua sucia de la lluvia sobre su otra pierna. Le manchó sus medias blancas, y se quedó quieta y contrariada.

Tenía miedo de continuar su juego, pero necesitaba ese entrenamiento diario.

Apoyada en sus dos pies, no se quería mover.

Poco a poco, fue levantando el pié de la baldosa estropeada, y se mantenía de puntillas en la otra, con una pierna elevada y con miedo a continuar. Tenía miedo de pisar fuerte aquella baldosa, por si también estaba suelta y al final caía al suelo. Hasta que de pronto, la baldosa le habló:

“Puedes pisar fuerte, soy firme y resistente” – le dijo la baldosa que sujetaba su peso mientras la miraba sonriente desde abajo – “salta sobre mi, no tengas miedo, cada mañana te veo y te espero, que vengas a saltar sobre mi. Yo no tengo agua sucia de aguacero”.

La bailarina, miedosa, intentó colocar de nuevo los dos pies  en las dos baldosas. Pero de otra vez la baldosa estropeada escupía agua, y se tambaleaba. Finalmente y poco a poco, colocó sus dos pies sobre la baldosa fuerte y sonriente.

¡Que feliz!, la miraba y le hablaba, de lo mucho que le gustaba, de lo bien que le parecía todo, de cómo le alegraba cada mañana verla pasar, y de cómo la esperaba durante el resto del día y la noche, con la esperanza de verla de nuevo a la mañana siguiente.

“Si tu eres feliz bailando, baila, ven acércate”.

“No, para qué si estoy bien”.

“Vale” – esperó sonriendo de nuevo.

La bailarina tenía miedo de continuar su camino. Y allí se quedó, con su baldosa sonriente un rato. Comenzó a cansarse, y se sentó sobre ella.

“¿Y si zapateo flamenco sobre ti, que pasa?” – le preguntó amenazante.

“Si lo haces, te entiendo. Y si así descargas rabia y arte, te miro, te espero, aquí metida en mi agujero, pero sin agua sucia de aguacero”.

Y así pasaron los días, y la bailarina comenzó a reír, se ponía de rodillas, en cuclillas y en posición de india, y pasaban las horas hablando, riendo y escuchando. Y poco a poco se miraron a los ojos, y poco a poco acercaron sus labios, y la bailarina, de rodillas, acercó su cara hasta abajo, abrió muy grandes sus ojos y descubrió el secreto de aquella baldosa…

¡Era una baldosa payaso!


“Debes continuar bailando” – le dijo – “debes continuar tu camino, yo estaré aquí esperando para cuando vuelvas a casa, pero sigue saltando y blincando, que no todas las baldosas, tienen agua sucia debajo”.

Y la bailarina así lo hizo, cambió su dirección, y en esa dirección las baldosas, ya no estaban contrapeadas, sino en línea, por lo que los saltos que daba eran en punta izquierda y derecha, izquierda y derecha, izquierda y derecha …  

Izquierda, vuelta, derecha, salto, plié sobre esta baldosa, delevé sobre la otra, izquierda, derecha, izquierda, salto. Descanso.

Y así caminó en la vida, más deprisa que antes y recorrió largos caminos, sin ni siquiera cansarse.

Pero siempre volvía por la tarde, a buscar a su baldosa, a pasar la noche en vela, riendo, hablando, escuchando y amando.

Porque hay que amar y caminar, aunque a veces salga mal.

Desde entonces en esa ciudad, se ven corredores y corredoras, sonrientes cuando ven pasar a bailarinas y bailaoras… y bailaoreas, claro. Porque también entrenan a diario bailaoras de flamenco, que para algo ese camino en Andalucía está hecho.

En todas las ciudades, hay baldosas colocadas en aparejo contrapeado, puedes jugar con ellas, puedes ser bailarina o soldado, puedes ser un gran león que pone posición de acecho en una, y de ataque en las otras;  pero sobre todo no debes pensar que te miran.

No te ve nadie, y si miran que miren, y si dicen que digan, pero tu se feliz y diviértete en la vida. Y si ya estás un poco adulto y acompañas a tu hijo al colegio, no te olvides de este juego que te estoy proponiendo.

¿PARA QUÉ?

Yo me pregunto ¿para qué ser buena? ¿porqué ser justa?

¿Porqué tienen mejor trato los malos?

Una mala madre, egoísta, consumista; para ella claro, arisca, insensible…
Siempre tiene a sus hijos a sus pies. La idolatran.

Un mal hijo es justificado.

Un mal esposo, consigue que su pareja lo aguante por los siglos de los siglos.

Un mal perro, siempre tiene un dueño cariñoso que es arrastrado de la cadena, que limpia sus mierdas y encima amenazado con un mordisco si se porta mal.

¿Para que ser buena amiga? Para que decir tantas veces, si me necesitas estoy aquí, no te preocupes estoy bien, si yo me apaño.

A una buena amiga se la condena al silencio y la ignorancia. De los malos nunca se nos olvidan los santos y cumpleaños.

Estoy cansada de no recibir nada. Estoy llena de tristeza hoy, ¿porqué me pagan tan poco? ¿porqué tengo que suponer que me quieren? ¿porqué no recibo nunca confirmación del hecho?

Un mal trabajador, aguanta allí en su bastión, ¿porqué trabajo tanto y me pagan tan poco? Tan mal.

Porqué si eres una hija que llama a su madre las veces que sean necesarias, estas pendiente, estás encima, siempre disponible, siempre.

Recibes mangoneo e incluso insultos. ¿porqué? ¿porqué conmigo tanta sinceridad? ¿porqué con los hijos malos y despegaos, tanta delicadeza?

¿Porqué velar por los sueños de los demás? Si nadie mira por los míos. Si los míos están solo en mi cabeza y no pueden salir, antes de cumplir los de los demás.

¿Y yo? ¿no soy nadie? ¿no soy nada?

¿Porqué ser buena? A ver dime, ¿para qué?

Estoy cansada, me rindo, vegeto.

!! MALEDUCÁA¿¿¿¿¡¡¡¡¿¡'''¿¿¿?¡¡¡¡¡¿¡¡

Me encantan los tacos en clave de humor. Es liberador. Puedes escupir rabia y la gente se ríe. Es como los peos, ¿no habéis hecho nunca un concurso? O de escupitinajos.

Nosotros con diana y todo, y una cucharadita de azafrán para darle más asquerosidad. No veas los dientes, como quedan. Jajajaj.

En la mesa no se eructa. ¿Quién dice eso? Hay culturas donde está muy bien visto. En mi mesa, se contesta ¡ SALUD !. Y un pequeño gesto de desaprobación, para prevenir que no se escapen si no estamos en familia.

El otro día, en una mesa, con autorización de los adultos presentes, unos cuantos niños jugamos a eructos. Con coca-cola a sorvitos pequeños. ¡ como nos reímos ! Que relajado queda el cuerpo y el alma.

¿ Y jugar a reírse con la boca llena de sandía masticá ? ¿no? no sabes lo que te pierdes por educado. Yo lo he hecho hasta con lentejas. El caldillo y algún tropezón escurriendo por la comisura de mis labios, una imagen super-sexi.

Este verano, con un amigo gallego, sentados en una terraza en el Euskadi, en la capital del País Vasco, que pertenece a España ¡ GORA ESPAÑA! Nos echamos un pique de guarreridas. ¡ Con la mesa llena de gente !, que poca vergüenza tiene el gallego.

Menos que yo.

“Anoche le comí el coño a mi mujer. Le gustó tanto que relajó todos sus músculos, se le escapó un poquillo de zurraspera y algún peo, pero mira, ya metido en el papel, con la pasión del momento, uno no sabe distinguir el sabor del chocolate”.

¡ AAAAAAAAAAHHHHHHHH! Insuperable, gallego, no quedó en tablas como dijimos, jaque mate a la Lengua.

Y yo gesticulando, como se come un vasco que quiere quedar bien con los nativos un alcaparrón. ¿Infantil? Si, siempre fui un poco niña, como Esther. Cada vez que me ve, me lo pide. Lo incluiré en todos mis monólogos en tu tierra. Eso es asín, como que Dios es Dios y el Rey, mi padre.

Bueno, voy a ver si hago po-po, que me cago viva. Retransmitiendo desde mi torre de marfil, a las seis de la mañana, y llevo una hora al menos maquinando. Es lo que hay, el que quiera perder el tiempo durmiendo, que se la pique un burro picotero. O lo que es lo mismo, que se la machaque con dos piedras.

Al menos aquí soy libre. Hago con mi sueño y  mis sueños, lo que me sale del coño.

SUDOKUS Y CRUCIGRAMAS

¿ De qué me sirve a mi querer a nadie ?
¿ Para qué me sirve que me quieran ? 
Ojalá no me quisieran, ojalá no me quisiera nadie y pudiera desaparecerme.
Ojalá con un pistoletazo de los hombres negros
pudiera disolver de vuestra memoria mi recuerdo. 

Yo, ya me acostumbre a no sentir. 
Yo ya no siento ni padezco. 
Yo ya no necesito nada. 
Solo necesito descansar de la lucha armada, 
y hacer sudokus y crucigramas.

martes, 24 de enero de 2012

EL MUNDO DEL PENSAMIENTO LIBRE

En el mundo del pensamiento es todo más fácil.

Puedes pensar lo que quieras, volar con mil aventuras, eróticas, de piratas …

solucionar todos los problemas; dinero, enfermedad, complejos,
todo termina en el mundo de los sueños.

Puedo pasar toda la mañana entera soñando, no necesito más.
No necesito hablar.
No necesito justificarme,
porque no hay hechos delictivos ni pecado.

Terminas de soñar y todo sigue en el mismo sitio,
nadie se dio cuenta de nada, nada ha ocurrido.

Otro poder a sumar al del olvido.

Con el reset y el aceite de linaza, ¡qué paza! ¡!Seré invencible!!

El poder de soñar despierta y dormir poco,
con quien quiera, con lo que quiera,
y luego a actuar como ustedes quieran señores,
que para algo son los dueños de mi libertad.

Para mi mis besos y mis pensamientos, solo para mi los reservo.

Entre el cristal y mis poderes,
lo más parecido a una muñequita de porcelana,
lo que siempre quise ser, en lugar de esclava.

SOLO POR ELLA

Estoy cansada, jodida pero contenta. 

Soy una lagarta muy rápida, 
comprendo que funda los plomos de todos, 
en todo lo que hago.

Estoy cansada de pedir que rompan el cristal. 

Muy pocos lo consiguieron,
mi energía nuclear consigue acabar con ellos. 

Otros, me metieron en hormigón,
para que no les dañara.

Otros, simplemente se largaron por donde vinieron. 

Otras me criticaron. 

Otras me jodieron viva. 

Estoy cansá; de pedir mi libertad. 

A lo mejor es mejor prescindir de ella,
a lo mejor está sobrevalorada,
a lo mejor es mejor, así. 

 A lo mejor después de muerta, cuando no teman, 
cuando no les de miedo, a lo mejor lo hacen. 

Entonces podré de verdad liberar mi energía nuclear. 

Yo lo comprendo mire usted, lo comprendo y por eso,
prefiero quedarme aquí en mi invernadero, de cristal duro, 
lo prefiero. 

Tu tampoco rompiste el cristal,
ni nadie lo hizo por el momento, 
ni mi madre siquiera, Lo lamento. 

Bueno ella si, solo ella, y por eso solo por ella sigo viviendo.

EN EL SANATORIO

Tras varios tumbos por trabajos eventuales, este parecía un lugar donde encontrar estabilidad laboral. Le habían comentado que si aguantabas seis meses, te hacían fija inmediatamente. Eso no era difícil para ella, era una mujer muy fuerte.

¿Tuberculosis? Una enfermedad como otra cualquiera. El autobús la dejó en el pueblo más cercano, al pie del Moncayo. Pasaron a recogerla el personal de la residencia. Mientras el vehículo se acercaba a su destino, ella engrandeció su alma observando esa gran montaña; Pelada de vegetación, las nubes y la bruma se movían dividiendo la montaña en dos, haciendo que su copa pareciera una gran tarta con merengue, flotando en el aire.

Hacía un buen día, sol. Finalizaba el verano, el ambiente y la temperatura acompañaba al ánimo. ¿Cómo pueden decir que es duro vivir aquí? A ella le encantaba caminar y la naturaleza. Ella, sería distinta, no solo aguantaría los seis meses y conseguiría el trabajo estable que tanto necesitaba, sino que además, sería feliz ayudando a aquella gente.

La residencia estaba recién inaugurada. Antes era un hotel, antes de que viniera la guerra y el nuevo régimen la convirtiera en hospital. Equipado con los mejores medios y médicos, los enfermos tenían el máximo de posibilidades de salir airosos. Casi todo el personal venía solo a trabajar y luego se largaba. Sus guardias, sus consultas... pero todos por turnos. Lo difícil, era la plantilla que permanecía interna todo el tiempo. Ese era el trabajo que supuestamente nadie quería y que además estaba muy bien pagado. ¡Encima con casa y comida! Que más se puede pedir. Ella, soltera joven y bonita, pero sin familia. Todos murieron o desaparecieron o emigraron por uno u otro motivo. Todos, hermanos, padres y familia cercana. Estaba sola.

Los pasillos recién pintados, el personal amable y bastante familiar. Los enfermos… esa era la primera dificultad. Todos los enfermos que ingresaban allí, tenían pocas probabilidades de sobrevivir. No era una residencia barata precisamente y por eso, cuando un enfermo ingresaba, es porque ya, se habían agotado todas las demás posibilidades, por lo que estos enfermos estaban en su mayoría moribundos. 
Luego estaban los que disponían de dinero familiar y que en muchos casos no necesitaba ni tan siquiera el ingreso. Estos, eran déspotas y bastante maleducados. Estaban enfermos, no lo dudo, pero no eran conscientes y solo querían largarse de allí.

No pudo dormir su primera noche. Sus tímpanos transmitían información, que le agarraba el estómago y el alma. Su cerebro almacenaba uno a uno, los gritos, gemidos, toses, respiraciones entrecortadas, las corridas por los pasillos de sus compañeros de guardia. No se terminaba el trabajo allí. Los enfermos dormían de día, por lo que no existía la noche para ellos. Era como una fábrica a turnos, 24 horas. La actividad menguaba un poco, pero para nada se podía parar por el simple hecho de ser de noche.

Pasaron los días. La residencia estaba equipada con calefacción y se vivía bien. Se podía salir a la calle y pasear cuando el tiempo lo permitía. La montaña era acogedora. A pesar del frío, el sol estaba más cerca, por lo que si el Cierzo lo permitía, el lugar tenía buena temperatura y la naturaleza era amiga. Solo tenías que estar atenta y adaptarte a ella. Hasta con nieve podías salir, pero siempre que no la acompañara el viento.

Aquella noche, pasó algo. Ya se había acostumbrado a enterrar en el cementerio de la residencia, a muchos de los enfermos a los que los familiares no tenían dinero para trasladarlos. Habían agotado todo su dinero en intentar salvarlo, y después ¡que más da que descansaran en su tierra!. Un cuerpo es un cuerpo, y si lo entierras allí ¡que más da!.

Aquella noche, comenzó a comprender, que si da… que los muertos son muertos y solo son cuerpos, pero que su energía no descansa en paz, si no están en casa. Ellos morían con la idea de escapar de allí, y cuando terminaban sus días entre los vivos, encima no volvían a casa tampoco.  

Esa noche, algo no funcionaba bien. El frío de su habitación se le metía en los huesos. Su boca y  nariz echaba vapor, como una chimenea de un tren. Estaba tan fría la punta de su nariz, que no la sentía. Pero ya estaba en la cama, y estaba tan cansada que decidió no solucionar el problema. El frío aumentaba por momentos. Cada vez más frío… cada vez más. Sus músculos se engarrotaron y una especie de estado de semiinconsciencia, le hacía no solucionar nada y seguir en esa posición. Se cerraron sus ojos. Se heló su cuerpo. Su posición… la misma que la de un muerto.

Estaba muerta de cansancio, o al menos eso creía. El caso es que no podía moverse y su sangre se enfriaba más y más por momentos. De pronto, se abrió la puerta de la habitación, por fin alguien acudía en su ayuda. Era uno de las enfermeras de planta. Su boca estaba paralizada y su compañera la trataba de una forma extraña. ¿No me ha reconocido? Como no se extraña de mi estado. Abre la habitación y le habla:

“Carmen, ¿como estás hoy? Venga, vamos a ventilar este cuarto. Cada día te veo mejor”.

¿Carmen? ¿quién es Carmen? Ella no llevaba ese nombre. ¿Qué pasa? ¡Como es posible que no me reconozca!.

- “Vamos – continuó -  te está esperando el Dr. Núñez. Seguro que con el nuevo tratamiento todo mejorará. Ha encontrado nuevos medicamentos que seguro conseguirán buenos resultados”.

Comencé a mover la cabeza a los lados, indicando mi negación. No podía hablar ni moverme, no podía decir que no era yo esa tal Carmen, que no tenía nada, que solo me había acostado en mi habitación y la calefacción no funcionaba, eso era lo único, solo necesitaba calor. Una hipotermia, solo eso… ¡¿no me ves?!

Trasladando su cuerpo ayudada por  la camilla, para su compañera, era pura rutina. ¿La había confundido? Quizás era todo una pesadilla y despertaría pronto.

Al llegar al quirófano, el Doctor, hizo lo mismo. Saludó, y animó a su enferma. También me llamaba Carmen. ¡Todo era tan extraño!.

 “Te voy a poner un calmante, para poder trabajar bien. ¿Si?”

Mis ojos se cerraron de inmediato, llevaba toda la noche sin dormir, pero además al penetrar el líquido de esa jeringa,  se volvieron pesados como piedras. Pero mis oídos,  no.

El doctor conversaba con sus compañeros, ante la evidente sedación de su paciente, la conversación fluía con libertad.

- “No se si funcionará, no estoy seguro, pero el Sr. Gómez, no deja de presionarme para que su hija salga cuanto antes del sanatorio. Tengo que probar con Carmen, si le salva, bien, si no, pues será el pago por el tratamiento gratuito. Necesitamos el dinero. Muchos salvarán la vida, gracias a ti… Carmen. Has de sentirte orgullosa incluso de dar la vida por los demás. Recuerda que nuestro señor Jesucristo lo hizo por todos nosotros”.

¿Como era posible? ¿Que pretendía? Evidentemente este sanatorio era también de la caridad. En alas separadas, sin que se vieran siquiera, los pacientes con falta de recursos eran curados por caridad cristiana. Y con los mismos medios, con el mismo menú… todo era bastante sospechoso. Gracias a la caridad cristiana de algunos donativos que se producían con total discreción.

Evidentemente, la mortalidad en el ala de la caridad, era mucho mayor, aunque siempre se justificó por el mal estado en que ingresaban esos pacientes. Largas listas de espera, e incluso, también mucha influencias había que usar. La hija de la costurera, de un gran vinatero, el jardinero de palacio. Pobres pero con amos muy ricos, que también les echaban un cable y un donativo para su curación.

Pero no solo quedaba así la cosa, la ciencia tiene que avanzar, y avanza mucho más rápido si se trabaja con seres humanos. El equipo de investigación del hospital, tenía mucha experiencia con la tuberculosis, pero además eran muy atrevidos en sus tratamientos. Claro está, que primero se atrevían en el ala de la caridad, después si funcionaba… en la otra.

¿Quién sería Carmen? Cuanto sufrimiento. Mientras dormía, el tratamiento que le pusieron en el supuesto cuerpo de Carmen, fue tan doloroso, que ya solo recuerda la vuelta a la habitación.

Ya estaba todo arreglado, la calefacción funcionaba y se incorporó poco a poco de la cama.

“Menudo siestón te has echao, compañera”- le dijo Pili, una andaluza emigrada al norte en busca de suerte en el trabajo- “Llevas durmiendo tres horas al menos”.
Sobre la cama, y sin mantas, se había quedado helada, y eso había hecho que su pesadilla fuera !tan real!.

Salió al jardín, comenzó a caminar. Pensaba una y otra vez en ese nombre: Carmen.

Y caminando, al sol, volvió a coger buen cuerpo. No tenía turno de trabajo hasta dentro de un rato, y quería pasar ese tiempo, aprovechando el sol.

Caminando un rato por los alrededores, llegó hasta el cementerio de la residencia. Estaba bastante bien cuidado, flores frescas, limpieza. Se encargaba la propia residencia. Sus moradores no podían tener queja, solo que descansaban todos lejos de su tierra.

Como otro entretenimiento, lo hemos hecho todos, comenzó a leer nombres y fechas: Agapito … ¡que pequeño solo tenía seis añitos!, Antonio… sesenta y ocho… y así hasta que llegó a un nombre y su vello se erizó nada más leerlo: Carmen. Tan solo tenía veintiséis años. “Tus compañeros te recordarán siempre” rezaba la inscripción en la lápida

 ¡Era una trabajadora del hospital!.

CONTINUARÁ…

EL ESCALADOR

Y tras varios días de entrenamiento, su atención comienza a relajarse, ya no solo mira su bicicleta o sus pesas, o sus pies al hacer aerobic. Su visión comienza a expandirse por todo el polideportivo.

A lo lejos, un grupo de niños haciendo atletismo. Un monitor que no se ganó su respeto intenta sin éxito que no se les escapen por el recinto. Acude por un extraviado mientras los demás juegan a peleillas. ¡Qué desastre! ¡Qué risa!

Al otro lado baloncesto, chavalería. En la otra punta otro grupo y enfrente de pronto… descubre un puente rocódromo que continua hasta colocarse sobre su propia cabeza.

¡Cómo no lo había visto antes! varios grupos dispersos por la pared colgados en todas direcciones como arañas y de lejos, alguien que grita tonterías, con una gran sonrisa y mucha complicidad con sus compañeros. Equipado con su arnés, pide que le tiren un cabo. Aprieta su mosquetón y al levantar la mirada la descubre: ambos se descubren.

El pudor les hace apartar la mirada y sus semblantes se aserian y se sonrosan. Tira de la soga y se cuelga a si mismo. Su camiseta deportiva deja ver todos sus movimientos, todos sus músculos. Ahora ella mira, él está en otra cosa. En un segundo vuelve a buscarla y la sorprende mirándole. Se sorprenden y el despiste hace que él suelte el cabo que lo sujeta. ¡Al suelo! Todos acuden a auxiliarle, solo son unos metros, acostumbrado a sus desastres, con heridas en la frente, golpes y brechas con distintos años de antigüedad en su cuerpo, no le da importancia a la caída.

¿Despistes? ¿gafe? o demasiado observador, demasiado nervioso, demasiado explorador, con curiosidad inagotable en todas las cosas que hacía en la vida, desde niño, de por vida.

Ella oteaba entre la gente, acudió en su ayuda. No fue nada. Risas para todos.

Y pasaron los días y no coincidían. Miraban, buscaban, pero sus horarios eran irregulares. El tiempo que les dejaba libre sus trabajos y obligaciones familiares, sus otras aficiones que eran varias, sus amigos… De nuevo, otro encuentro, él esta vez al principio de su circuito, abría sus piernas y rastreaba la pared como si fuera en horizontal. ¡Que fuerza demostraba!. Su espalda desnuda esta vez, dejaba ver una pequeña desviación que era suplementada por una musculatura espectacular, decorada con algunos personajes tatuados.

No los conseguía adivinar desde su posición, uno en el vientre, otro en el brazo. Pronto fue descubierta. Parecía que estuviera vigilando todo el tiempo y así era. Pero su timidez llevada al extremo se percibía a una legua.

El trato con la gente que lo rodeaba, mientras se sentía observado, indicaba que este hombre no sería el primero en dar el paso. Ella, morruda de nacimiento, ya tenía preparado un juego.
Una vez se bajó del circuito, ella se animó a intentarlo. Pidió ayuda a sus monitores, que gustosamente le pusieron todo el equipo y le explicaron las nociones básicas, ante la atenta mirada de nuestro amigo, el amigo escalador que durante días fue despertando el deseo y que incluso pasaba envidia y celos de aquellos monitores que la tocaban y la amarraban y le hablaban desde muy cerca, mirándole a los ojos. ¡Cómo coqueteaba con ellos! ¡cómo de vez en cuando lanzaba una mirada al vacío buscándole! a él… a su escalador.

Comienza su ascenso, sus músculos y posturas para llegar a la cima también la delatan. Se hace ver la ropita interior, el color y la preferencia. ¿tanga o culot? ¿Algodón o licra? ¿Bragas deportivas? Solo su escalador la ve. Sus caderas se abren para llegar a aquella piedra ¡Qué flexibilidad! ¡Qué fuerza! ¡Qué aguante! Cómo se nota que no es principiante. Cómo se nota que toca varios palos del deporte o quizás de otras artes.

Pareciera que baila en el rocódromo. Creo que vi un golpe de cadera. Y continúa su ascenso y mi pantalón me delata. Me pondré la camiseta para poder llegar al vestuario sin levantar sospechas. Ya están bastantes cosas levantadas aquí. Sigue subiendo, lenta, sigue dando tiempo para llegar a su objetivo. Sigo aquí como un tonto, hipnotizado por su belleza. ¡Bruja mala que me embrujó!.
Cómo cuelga ahora bocabajo, como deja que sus cabellos caigan al vacío y sus hombros se muestren desnudos. Y sonríe y se pone a jugar con las cuerdas. Cómo se divierte sola esta nena.

Y me mira, ya no dejo de mirarla, ¡que me pille, que se entere!. Con su cara bocabajo vocaliza unas palabras. No alcanzo a entenderlas. Deja un papel metido en una de las piedras. ¿me va a hacer que vuelva a escalar? ¿Será posible? ¡Qué mala! Y se baja despacio. Y voy a reventar como los muertos por detrás. Me cago como se acerque. ¡Que no lo haga que muero!. Y pone los pies en el suelo. Y ni me mira. Se aleja. ¡Ufff, pasó el peligro!. Voy a ver que pone en esa piedra.

¡Una dirección de Internet, ¿Lengua qué?! Es su correo, voy ahora mismo a casa, que ilusión, como se lo curró. Solo para mí… para mi, nada más este papelito.

Y al bajar del rocódromo, descubre otro igual en el suelo. Y al caminar hacia el vestuario, otro compañero trae otro en la mano. Y en el vestidor varios comentan, “¿Qué es esto?” Y apareció todo el polideportivo, lleno.

MARGARITAS BLANCAS

La persona que conociste
ya no existe, nena
ya se hizo la realidad
y en la realidad, los sueños no están.

Puedes imaginar mil sirenas
con margaritas blancas en su pelo,
pero solo son sombras
que ven los marineros.

TÓCAME EL PELO

TTócame el pelo
que me pongo tierna,
tócame el pelo,
muerde aquí a esta vieja.

Tócame el pelo que me pongo perra
se aflojan mis músculos,
plancho mi oreja.

Muérdeme el pelo,
toca mi cuerpo
calienta tus manos,
que estoy ardiendo.

Tócame el pelo,
que no me duermo
tócame el pelo,
Sola, sola me toco,
el pelo suelto.

Tocar tu pelo, jugar con él
meter los dedos por tu cabeza...

Allí encontraste mi punto G
no busques más,
no busques fuera.

No busco, toco.

Un tironcillo de la punta de mi pelo,
un tironcito y me estoy muriendo
arráncame un pelillo suelto
y guárdatelo, que ya está hecho.

Si tocas mi pelo estoy perdía
¡Ay! si tocas mi pelo, mi vía

LVM

LAGARTA, LAGARTA

En el jardín del Hamman al-Walad , los baños del niño, había un estanque artificial, donde se acumulaba el agua de desecho de aquellos baños, antes de que la tierra se hiciera cargo de ella.

Cada mañana se recebaba la charca, tras la limpieza de los baños. Todo estaba listo al medio día para los bañistas.

Hasta bien entrada la noche continuaba la actividad y a la mañana siguiente vuelta a empezar. Esa charca no era igual que las demás, su agua perfumada con tomillo y romero, la hicieron especial, mágica.

En los balcones de los baños, ondeaban como banderas de la paz multitud de paños blancos que se utilizaban para atender a los clientes, uno para cubrirse las partes vergonzosas, ciñéndoselo a la cintura, y el otro para la cabeza a modo de turbante.

Alineados en sus ventanas los chapines.

Eran sandalias de madera o corcho imprescindibles para no quemarse los pies que les protegía del calor que el pavimento desprendía al estar sobre una cámara de aire que recibía el calor de las calderas.

Pocos eran los que se no avergonzaban de exhibir sus vergüenzas y paño al hombro, hacían su recorrido por los baños.

Primero la sala central, muy caliente y saturada de vapor. Allí se tendían en sus tarimas especiales para sudar en reposo mientras eran atendidos por los bañeros. Las esclavas favorecían la sudoración mediante masajes.

Después pasaban a la sala más caliente. La que se encontraba más cerca de la caldera y el horno. En cuclillas, eran enjabonados de pies a cabeza por las esclavas o por empleados del local. Con abundante espuma que finalmente aclaraban lazándole gran cantidad de agua muy caliente, con recipientes de madera resistentes a la transmisión de calor, levantando esta lluvia gran cantidad de vapor al caer al suelo caliente.

Después volvían  a la sala templada para reposar y reponerse, de esta parte tan importante del ritual del baño. De nuevo recibían expertos masajes para volver más tarde a la sala caliente a tomar una nueva ducha, esta vez de agua bien fría y regresar a la sala central a reposar y tomar nuevos masajes reactivos acompañados de aceites y perfumes, dependiendo de la bolsa del cliente.

Ya reconfortado, el bañista se envolvía en un albornoz de algodón, quedando en reposo en la sala central. La ligereza de su cuerpo y de su alma, lo desinhibía y quedaban un rato charlando de religión, de política o sobre los chascarrillos de la vecindad, e incluso algunos cenaban acompañados de este maravilloso ambiente.

En aquel mismo emplazamiento, existían unas termas que pertenecían a los romanos, donde cabía la posibilidad de inmersión e incluso de nadar en agua fría y caliente.  Pero a sus nuevos clientes les parecía innoble cubrir su cuerpo con agua que había sido utilizada por otra persona. Los baños de vapor eran más purificadores.

En aquel jardín vivía una joven rana que caminaba agachada a saltos por su estanque. Cada vez que quería transportar su cuerpo, tenía que hacer un gran esfuerzo arrastrando su gran barrigón, con ayuda de unas patas delgadísimas.

Cada vez que quería coger algo, no podía por culpa de sus manecillas inútiles.

Cansada de la vida que llevaba, arrastrando ese gran peso, saltando solo pequeñas distancias y con un gran esfuerzo, la rana comenzó a hacer ejercicio. Primero con sus bracitos, que colgaba de una rama dejando caer todo su peso sobre ellos. Podía quedarse colgada allí horas, incluso días. Poco a poco sus brazos se fueron desarrollando, alargando. Ella observaba a otras ranas del lugar y no solo tenían los brazos pequeñitos y débiles, incluso algunas los habían perdido.

Trabajó sus abdominales y consiguió que su cintura fuera la más estrecha. Sus piernas a su vez comenzaran a estirarse. Levantó su cabeza, caminó erguida. Le gustaba.

La gente la saludaba con sorpresa:

- ¿Cómo ha podido?

- ¡ Qué tipo tiene señora rana!

Tanto esfuerzo mereció la pena y comenzó a sonreír.

Cada vez más alegre, estiraba sus brazos hacia arriba cuando se despertaba por la mañana en su charca. Su espalda crujía y eso le producía una gran relajación. Caminaba con estilos diferentes. Con sensualidad como aquellas esclavas que atendían en los baños y que tantas veces las vio caminar por sus balcones o paso militar como las tropas que en ocasiones pasaban por su charca.

Todo transcurría bien, pero poco a poco, la gente comenzó a preocuparse por ella:

-          ¿Qué le ha pasado? Eso no debe ser bueno. Ha perdido mucho peso. Dicen que habla sola, dicen que canta y baila como si nadie la viera. Ha perdido la cabeza.

Cuando saltaba, a duras penas, en su charca con gran esfuerzo y trabajo, nadie se preocupaba por ella. Todo era normal, había que tener resignación con la vida que nos tocaba jugar a cada uno. Incluso la compadecían, pero al mismo tiempo nadie la ayudaba.

En aquel tiempo, el trabajo era agotador y el esfuerzo de mover sus carnes enorme. Nadie dijo nada. Ahora todos eran sus amigos, todos se preocupaban por ella y todos querían ayudar. Ayudarla a volver a la cordura. Ayudarla a volver a su estanque y a que no hiciera locuras.

-          Señora rana, usted debe dedicarse a sus renacuajos. Debe echar más formalidad. No tiene edad para esas niñerías. No puede llevar esa vida tan rara, no es sano.

Todo el mundo se preocupaba e intentaba ayudarla en aquellos momentos tan difíciles.

Comenzó a salir de su charca y a pasear por el barrio.

Descubrió lugares maravillosos que hasta ese día eran desconocidos para ella. Era una extraña en su propia ciudad, nadie la conocía a pesar de llevar toda la vida allí.

Cada vez que la paraba un vecino del barrio, le preguntaba porqué caminaba erguida y le aconsejaba volver a su forma natural de vida. Ella escuchaba pacientemente, mientras su espalda se le secaba al sol. Mientras le hablaban le caía lluvia en la espalda.

Pacientemente escuchaba mientras la nieve cubría su espalda. Y así, intentaba aprender de la sabiduría del resto de los habitantes de la ciudad, para poder tomar la decisión correcta.

Pero ocurrió algo extraño. Comenzó a picarle su espalda, pero no podía rascarse. Comenzaron a salirle escamas y cada vez se le endurecían más, sin que nadie pudiera ni siquiera ayudarla. Estaban muy ocupados dándole consejos, e intentando que normalizara su vida.

Cuando les hablaba de su problema, todos le decían, claro, eso por intentar andar erguida, eso te pasa por caminar a dos piernas. Sus palabras hacían que la tristeza cada día aparcara más en su corazón y sus piernas y sus brazos poco a poco, fueron perdiendo fuerza. Su espalda se fue endureciendo cada vez más. Cada día sentía menos las inclemencias del tiempo, aunque la gente no paraba de hablarle, cada día escuchaba menos sus consejos. Mientras, su espalda se fue haciendo fuerte e insensible.

Comenzó a agacharse, para poder llevar el peso de sus escamas y poco a poco, comenzó a andar a cuatro patas de nuevo. La lluvia, el frío y el sol, hacía que su espalda cada vez fuera más dura.

Hasta que un día intentó ponerse de pie y en lugar de eso se quedó tumbada boca arriba sin poder moverse.

Aquella rana que quiso ser lagarto, se convirtió gracias a sus amigos y sus consejos en una gran tortuga, fuerte, centenaria, majestuosa, perfecta.

Era muy respetada porque era sabia, era la más vieja de todos, gracias a su gran caparazón que la protegía de las inclemencias del tiempo y de los depredadores.

Pero su vida era lenta, monótona y muy triste.

Un día, la gran tortuga, se encontró con otra rana erguida, que quería ser lagarta y comenzaba a escamarse por la espalda. Se rascaba, lloraba y nadie la ayudaba. Se acercó y le dijo:

-          Ráscate conmigo, roza tus escamas en mi caparazón ¡Vamos! - la animaba – ya no te queda nada. Venga, sigue.

Una vez terminó y quedó limpia y satisfecha, tumbada boca arriba en el caparazón de la amiga, se acercó a su cabeza para darle un abrazo y la gran tortuga aprovechó para decirle al oído:


- No dejes que nunca te salgan las escamas, no escuches las maravillas que dicen todos que hacen y lo buenas que son, lo que protegen del sol.

Tú, corre, remójate, ráscate con arena y troncos de árbol. Salta y no dejes que nunca te salgan. No escuches a nadie, sigue con tu nervio y tu velocidad.

No dejes que nunca te salga el caparazón, morirás antes, pero vivirás libre. Y serás rápida y visitarás muchos lugares.

No escuches, que no te paren al sol, al frío, no dejes que nadie cambie tu cuerpo y vive deprisa, corre, sigue siendo una lagarta para siempre.
 
Pasaron más de mil años y se sigue recordando entre los vecinos, la historia de aquella lagarta, incluso hay una estatua que la recuerda.

Sobre ella pesan muchas leyendas y acusaciones de asesinato.

Todos piensan que es lagarto, pero en realidad aquella era, lagarta, lagarta.

AL LIO

lunes, 23 de enero de 2012

VUELTAS Y VUELTAS

¿Porqué querría alguien malgastar su vida a mi lado?
¿quién quería derrochar sus besos y abrazos?
consumir su tiempo, vencer el cansancio,
de un día largo de intenso trabajo.

Desorientado, agotado,  en mi sofá tumbado,
aguantar después mi insomnio, mi inquietud.

Nada que yo posea, puede compensar a nadie.
Nada es suficiente, no tengo nada, solo yo…que poco.

Mira que me gusta darle vueltas a las cosas,
mira que le doy vueltas, vueltas y vueltas,
le doy la vuelta, le busco las vueltas.

Mira que me gusta buscar problemas que no tengo,
por darle vueltas y vueltas.

La vida es tan sencilla como nacer, crecer, reproducirse y morir.

Y yo venga a darle vueltas y cada vez huele más la mierda.

Con lo sencillo que es hacer una lista de pros y contras,
no darle vueltas y sumergirse en una de las respuestas
y si no es la correcta, ya te darás la cuenta,
y entonces te das la vuelta y eliges la otra respuesta.

Yo con mi lista de quehaceres diarios,
y así los días van pasando,
con risas y buenos ratos,
y soledad también, me voy acostumbrando
la disfruto,  la vivo, en un baño musical de mucho rato,
sola en mi baño, me apaño.

Y al final pasa otro día,
y después de dormir viene otro
 y al final vas y te mueres
y te reencarnas en otro,
y a seguir, y a vivir, ya a darle vueltas y a morir.

Y ya está. 


domingo, 22 de enero de 2012

EL LOLO

No he pedido permiso al dueño de estas letras, pero se que me lo perdonará, me lo perdona todo, me quiere como a una hermana pero sin el como. Es mi mellizo, un año más grande, pero inseparables los dos cabezones desde pequeños. Leíamos juntos cuentos cada noche. Poníamos camisetas en el filo de la puerta para que no se viera la luz. Cada uno una hoja. Nos pegábamos codazos cuando el que escuchaba se quedaba dormido y le tocaba leer. Y así hasta que nos dormíamos los dos.

Nuestras siestas llenas de cosquillitas con el tapón de la bañera, con un vaso, con los gusanos de seda, con el cepillo de los dientes, con miles de objetos que pillábamos por la casa. También había codazos si te dormías cuando te tocaba hacer las cosquillitas.

Nuestras peleas salvajes, a puñetazo limpio de los que dejan sin respiración. Una vez le clavé un pinchiqui en la cabeza y se quedó unos segundos y todo tieso, al caer, la sangre le chorreaba por los ojos, pero fue sin querer. Tengo una paleta partida, porque hacía trampas en las guerras de barro, y metía piedrecitas dentro, decía que si no, no tenían velocidad.  Nos chinchábamos por puro placer: “Cabeeeza, chupa chups, la guapa…” y tu “mona, chita, pelonaaa, uu uu mona, chita…”

Yo lo vestí el día de su boda, con mi madre se ponía muy nervioso. Fui con él de vacaciones al país de los enajenados. Lo pasábamos en grande, de pequeños y de grandes. Puedo contar de él, que es la persona más sensible e introvertida que conozco, pero que es capaz de quemarse los pelillos de los huevos, con tal de que sus sobrinos vean como arde un peo. Hace carreras en la piscina, a cámara lenta, pero antes nos grita a todos para que le miremos. Es imposible dejar de mirarlo, porque cada movimiento es una risa y esperas el siguiente movimiento con ansia de ver como sacará la cabeza del agua. ¿Flotadores para nuestros niños? Que va, botellas de coca-cola bacías.

Es un esclavo de su creatividad, una vez se apoderó de él y no supo dominarla.

¿Imaginación yo? Que va, el Lolo.

Hoy me trajo un cuadro, con una campesino labrando sobre un pan, y me dijo: “toma, pero lo abres luego”, y se fue. Estas son sus letras, lo siento Lolo, yo las pongo.


Mona, gracias por hacerme recuperar el ansias vivas de terminar un libro de una sentada, perdidas desde hace una década cuando cerré el último de Pérez Reverte, La Reina del Sur. 

Por devolverme mis recuerdos de infancia, perdidos en mi memoria maltrecha, esos recuerdos que son tuyos y míos y tú los guardabas.

Por hacerme llorar de alegría con lágrimas de litio, llenándome el pecho de presión y la garganta de ahogo, con los ojos secos.

Por utilizar mis vísceras a tu antojo, tantas veces para dentro y para fuera, convertidas ahora en un músculo que utilizas sin acritud, ni maldad, sin ganas de apretar demasiado por respeto al dolor ajeno.

Por eso y por todo lo que queda de algo que has empezado por la meta, el serdevara y yo, te damos las gracias.


¡Lolo, te quiero! Que eso nunca nos lo decimos.

sábado, 21 de enero de 2012

¿ POR QUÉ SIEMPRE DECIDIMOS LAS CHICAS ?

Queridos chicos, queridos todos, la Lengua tiene una teoría que debéis tener en cuenta, para futuras conquistas. ¿Por qué somos nosotras las que decidimos?

Os analizamos con lupa y os pasamos el detector de cabrones, antes de acercarnos a vosotros.

¿Por qué? ¿Por qué estamos siempre tan a la defensiva?

Mi teoría es clara y contundente, por vuestra falta de discreción.

Cuando un chico hace una conquista, necesita contarlo a los amigos. Si no para él, es como si no hubiera ocurrido. Si la chica es buena en la cama, todos lo sabrán al instante y será como barnizarla con miel ante un panal de avispas. Si la chica lo hace mal, será como ponerse repelente de mosquitos.

Nosotras no vamos contando por ahí, si él sufrió un gatillazo, o si la tiene pequeña, o si es aburrido, o si es una máquina. Lo primero por solidaridad, lo segundo porque es de tontas, nosotras también somos un poco lobas, para que tentar al resto de la manada.

Que ocurre cuando nosotras nos tiramos a un chico. Todo lo contrario. Esconderemos vuestros defectos y solo insinuaremos que estamos contentas. Con una mirada no necesitamos contarnos más, podemos comunicar el hecho, delante de un montón de gente solo con una mirada.

-    Nena, el viernes fui al médico.
-    ¿Si? Y como te fue, que te dijo.
-    Pues nada, lo de siempre, paracetamol y descanso.
-    Como me alegro nena, cuídate.

Pero vosotros, tenéis que entrar en detalles.

-    Mira quien acaba de entrar por la puerta.
-    Si, Teresa, mira que la chupa bien esa chica.

Son cosas de hombres, pero las mujeres, que no somos tontas, lo sabemos y por eso, procuramos dosificar nuestras conquistas. Porque si hay un chico conquistador, es un crak, pero si es una chica, una guarra.

Eso no ha cambiado desde tiempos del Paquito el chocolatero, a lo mejor en un par de generaciones nos reeducamos, pero hoy por hoy, es así. Y si la chica está buena, mucho más. Si eres una chica del montón, podrás pasar desapercibida, pero si no lo eres, doblemente estarás en boca de ellos. Los que consiguieron llevarte a la cama con orgullo hablarán de ti y los que no, también, “dicen que …. “ 

¡ La frustración saca sus demonios de dentro !

Si a partir de hoy, vosotros hicierais como nosotras, comernos veinte y contarnos uno, en lugar de comerte uno y contarte veinte. A lo mejor, nosotras nos relajaríamos y la vida sexual de las personas libres sería mucho más activa y natural.

Porqué  no es malo para la salud, no es caro, no entraña muchos riesgos, haces ejercicio, liberas estrógenos y progesterona en la mujer y testosterona en el hombre; adrenalina que aumenta la frecuencia cardiaca y estimula la circulación aumentando el aporte de oxígeno a las células, y feromonas; hormonas del placer que también tienen un efecto vasodilatador.

Cuando la excitación va creciendo entra en juego la endorfina, hormona que crea una sensación de placer y un estado de euforia hasta alcanzar el nivel máximo en el orgasmo. En la mujer durante clímax también se libera la oxitocina, hormona responsable de que el útero y aumente la intensidad del orgasmo. En este momento de máximo auge las células nerviosas del cerebro descargan su contenido eléctrico provocando, una vez ha pasado, el relajamiento físico y mental.

Por todo lo dicho nenes, apuntad mi consejo e intentad que los demás también lo cumplan:
“A MENOS BOCANCHA, MÁS EXPERIENCIAS”


viernes, 20 de enero de 2012

YA ESTOY MADURANDO, LO NOTO, LO NOTO, ESTOY MAS MADURITA CADA DÍA

Creo que estoy empezando a madurar. A pesar de que continúo hablando sola continuamente, defendiéndome en posibles discusiones que no han ocurrido, resolviendo problemas que son imposibles de solucionar, o simplemente diciéndome a mi misma lo que tengo que hacer, como y cuando. Esto va aquí, esto se pone allí, ahora te vas a lavar los dientes y un poco de cremita, que ya estás vieja.

Ya al menos reconozco que lo hago.

Todavía me pasan por la cabeza, actividades infantiles que me gustaría hacer, con niños o con mayores, pero al menos, se que son infantil-hadas, eso es una nueva señal de que estoy madurando. A lo mejor dentro de unos años, consigo ser una persona totalmente adulta.

Por el momento, sigo debatiéndome entre la vida infantil y la adulta, y sigue tirándome enormemente la primera.

Se que eso desorienta a la mayoría de los adultos, hasta que deciden que al menos conmigo, se comportarán como niños. Tengo que canalizar todo eso y sacarle partido.

He de elegir entre ser una adulta responsable o seguir siendo la Pipi para siempre.
La verdad es que ya se me juntaron las paletas, ya no me hago esas coletas y he aprendido a caminar con tacones, pero si no fuera por eso, esa niña machorrilla, golosa y sonriente, me recuerda mucho a una niña que ya no lo es tanto.

Tener un mono como ese, mi sueño, como el de todos los niños de esa época.

Me conformaré con que vuelva Lola, que ha estado lejos mucho tiempo.

jueves, 19 de enero de 2012

LA RABIA DE VERLAS LEVANTAR LA CABEZA

Antes las miraba de lejos, desde fuera del círculo, desde la butaca del teatro, desde la distancia. Pero cuando una mujer decide romper su matrimonio, desde ese momento pasa al escenario. Puedes estar allí poco tiempo, solo hasta que se le pase la rabia, o como mi paisana, hoy la mató hoy su exmarido. Después de dos años, aún estaba en la cuerda floja.

Él seguía pensando que era suya, que ningún hombre podía tocarla. Que nadie tiene derecho de quitarle lo que es suyo. Es tan bonito cuando te dicen “eres mía”, tan romántico cuando es solo en sentido figurado.

Pero ellos piensan eso en serio y creen que son suyas como se es dueño de un perro.

Si empieza a dar problemas, lo mejor es sacrificarlo.

Están en su derecho, ¡para eso son los dueños!

Aunque pase el tiempo, siguen pidiéndole cuentas con la excusa de buscar el bienestar de sus hijos. Piensan que ningún hombre puede entrar en su casa, porque sigue siendo su casa y sus hijos, y sobre todo ella, sigue siendo suya. Solo hacen justicia, es lo que piensan.

Es increible, como distorsionan la realidad, hasta ponerla a su favor. Todos pueden ver otra cosa, pero él solo ve el demonio endemoniádo que lleva dentro y que le hace hacer esas cosas. Solo tendrá que decirle al juez que escuchó voces, que le dijeron que lo hiciera y reducirá su condena por enajenación mental. O que ese día tomó drogas, o que estaba borracho, todo eso son atenuantes.


Y cuando ellas levantan la cabeza, recomponen su cuerpo y su alma, se apodera de ellos la rabia. Ellos si tienen derecho, a rehacer su vida, es natural, no van a estar solos, solos no se apañan.

Ninguna podemos decir que no tenemos miedo, seríamos necias. El miedo es un sentimiento humano tan digno como la valentía. La tristeza es necesaria, tanto como la alegría. No somos máquinas, aunque a veces lo parezcamos, aunque a veces intentemos aparentar ser felices.

Tenemos derecho a ser cobardes.

Solo hay que saber, que por encima de este derecho hay otros más fundamentales. El derecho a la dignidad, al respeto, a la libertad, a ser feliz no solo a parecerlo, a descansar, a ser humana, el derecho a ponerte mala.

Hoy murió una paisana, otra más que se suma y siguen, no quiero saber si tenía hijos, no lo se cuando escribo. No me imagino su desamparo, no quiero imaginarlo, no quiero ni pensar en el dolor de su madre, yo tengo dos hijas, puede tocarme.

Esto es así, no valemos nada, aunque quieran aparentar políticos y justicia, que hacen algo para evitarlo, la realidad es que el engranaje es tan pesado, que las mujeres son el aceite que se escapa por todos lados.

La propuesta de este enlace, es una locura, pero podría conseguir el desarme de esta banda terrorista, no organizada. Esta lacra disgregada que sangra a nuestra sociedad, hombres y mujeres, como se sangra un cochino para hacer morcillas. Poco a poco, para que salga todo.


Solo se, que al confeso, el castigo que le espera, no se igualará nunca, con el de ella. Si yo tuviera esa bala hoy, para tí sería y si alguien no tienes valor para dispararla, que me pase la suya, que yo sabré con quién utilizarla.


miércoles, 18 de enero de 2012

A RITMO DE LOREN, LOREN, MACU, MACU

Tengo que besar todas esas novelas
tengo que fregar las escaleras
tengo que terminar el cuarto de mis chicos
tengo que hacer un agujero en la pared
tengo que hacer otro agujero en la otra pared.

Ayer me hice voluntaria del Foro Couselling
tengo que poner rumbo a Ítaca
tengo mil ideas que explotan en mi cabeza
tengo que bajar el ritmo
estoy resfriá
estoy agotá
estoy muy cansá
tengo que parar, pensar y esperar,
y la próxima actuación preparar.

¡ Para que, mejor improvisar !

martes, 17 de enero de 2012

LENGUA VIVA MATA, MAKING FOR US

Querido blog, hoy te contaré,
te nació competidora en papel.

Porque se que no sirven solo los eventos, lo se
dejo papelitos con enlaces en papel.

En los servicios,
en los limpiaparabrisas,
en el bolsillo de tu pantalón,
en la chaqueta que cuelga de esa percha
¡que soy de barrio, que te robo la cartera!

Estoy volando por el aire después del salto.
Tengo miedo del golpe, pero estoy flipando.

A los que quieran criticarme, les diré,
no dije que fuera buena,
soy aficionada, lo se.

No tengo porqué hacerlo bien.

No tengo nombre ni prestigio
No tengo ni tito ni padrino
No tengo vergüenza
Ni cara tengo, lo mejor de todo
siempre podré decir, yo no, yo no soy esa,
 ¿esa? ¿La lengua?
Que va, yo no soy esa.

Mamen Barranco habla desde hoy en su novela
Mamen Barranco Puerta.

lunes, 16 de enero de 2012

PAQUETE DE PAQUETERRILLAS

Estas tonterías pertenecen a un pack integral de actuaciones para que llevéis a la práctica y consigáis risas para todos, también desespero y mosqueo, en según que casos.

No os desaniméis si el objetivo de vuestras bromas no es muy amable, incluso si os lleváis una fresca o agresión verbal o física. Es lo que hay, el que quiera peces…

Yo me llevé una vez una, por esconderme detrás de una puerta con un megáfono de los chinos y darle caña a la alarma de la policía, pero todavía me estoy riendo, mira jajaj

COMO CONSEGUIR QUE REPITAN VARIAS VECES LA MISMA FRASE:

Debes estar atento al gesto de tu compañero, pero sin que se de cuenta. Una vez que inicie la frase, puede ser una pregunta o petición, como José Luis el otro día que me quería preguntar si había salido a desayunar.

Una vez que comience a gesticular y emita un pequeño sonido, lo llamas por su nombre, o inicias tú otra pregunta. Cuando él se calle, tú te callas, esperando que él haga la pregunta de nuevo. Cuando vuelva a intentarlo, automáticamente has de hacer lo mismo, y así sucesivamente, antes de que note cuales son tus malas intenciones.

Una vez agotado este método, puedes exprimir  otras dos o tres veces más, con  la expresión: “¿eh? Perdona, dime, dime…” y continúas haciendo tu trabajo, para volver a pedir perdón varias veces.

No recuerdo cuantas veces dijo esa mañana mi querido compañero la pregunta: ¿has ido a desayunar? Pero, al final, se dio cuenta, y nos reímos mucho.  

COMO HACER QUE REPITAN EL FINAL DE UN CHISTE MALO

El otro día mi gitano contó uno: llama al portero y pregunta “¿Está Consuelo? Responden “¡no!” “Entonces ¿donde pisa?”

Nos quedamos tan fríos y paralizados, que el gitano no hacía más que repetir una y otra vez el chiste, mientras jugaba a la consola.

- ¿Os habéis enterado?
- No que va, no se donde está la gracia

“Pues que le pregunta… y le dice, ¿entonces donde pisa?” Y así repitió su chiste infinitas veces. Él estaba en su juego y eso ayudó a que fueran más veces.

Cada vez que el terminaba de dar la explicación, nosotros lo mirábamos con expresión de duda. "si, si, si nos hemos enterado" y otra vez cara de duda.

Al final lo repetía como cuando hablas por la noche durmiendo, igual. Tu cerebro responde de forma automática una y otra vez. Esa era la verdadera gracia, que incluso a veces nos lo explicaba a la mitad y se apagaba como si se le terminaran las pilas y seguía jugando.

Cuanto más malo es el chiste, más se presta a esta broma, además el que hace un chiste malo, es porque es el individuo perfecto para realizarla. 


COMO CONSEGUIR QUE HAGAN EL CHIQUITO DE LA CALZADA.

Se pueden utilizar varios escenarios. Al subir a un autobús, al cruzarse por la calle, al entrar en un ascensor…

Deberás hacer que tu cuerpo coincida en intenciones con el de tu contrincante, o sea, el espejo. Si el dice de entrar tú también. Pides disculpas y esperas que él se decida a pasar primero. No hagas gesto de ceder el camino, porque se notará a la legua que te estás quedando con él. Tu quieto. Y cuando vuelva a intentar subir al bus, o al ascensor, tú también con él. No olvides pedir disculpas. Así, hasta que acabaréis de risas unos segundos. Si es un desconocido, no te pases, que luego tienes que estar con él en el ascensor, y es una situación cortante.

Y a la salida del ascensor, por supuesto, lo mismo. Pensará que quieres robarle la cartera.

En un paso de peatones, cargado de gente, es donde da más risa. Fija tu objetivo y dirígete directamente a él. Cuando se pare en mitad de la calle, haz de nuevo el espejo, sonríe y dile varias veces, “ahí, perdón, disculpa” todos los demás habrán cruzado y vosotros estaréis en mitad del paso.

Este método se puede utilizar también para ligar, aunque he de decir, que las chicas ya os tenemos muy calados. Es más divertido que lo hagamos nosotras, nenas, que se queden diciendo ¡he ligaooooo! Jajajaj

Bueno, por hoy está bien con estas tres, ya os contaré otras cosas, que se pueden hacer para poner de los nervios a la gente. Pero tened cuidado si veis a este hombre, que no creo que te deje pasar primero.