martes, 10 de abril de 2012

NI FU, NI FO.

Como un bebé después del parto intenta volver a su posición en el vientre, cuando de pronto tu estado civil cambia, intentas hacer lo que es natural, volver a la misma posición.

Poco a poco la vida te enseña, que las prisas no son buenas y comienzas a desacelerarte, a estirar tus piernas y brazos, hasta que llega un momento, creo que fue hace poco, me lo noto, que tu misma te dices, pero, ¿como puedes querer para ti lo mismo que tenías?¿cómo puede querer un bebé estar siempre encogido?

No, ya no. Disfrutaré verdaderamente de mi libertad, procuraré no dañar a nadie, pero para eso tendré que acercarme solo a personas insensibles o al menos vacunadas como yo.

Personas que ya no creen tanto en el amor, o no lo creen tan necesario en sus vidas, o personas que ya lo vivieron y eso les hizo infelices y que como yo, ya desaceleraron, ya curaron y ya están tranquilas y serenas.

No me cubriré de nuevo con el manto de la vida en pareja. No lo necesito, lo que si me hace falta es un cigarro y un buen polvo. Que llevo toda la tarde sin fumar y ni me acuerdo de la última vez que hice el amor.

Hoy solo me fumé dos cigarros. Eso si que es un triunfo del amor, el amor por mi misma y por los que me quieren y me rodean.

Espero decir pronto el ¡FIN DEFINITIVO! Solo estoy esperando que se termine el tabaco, ya me comprometí a no comprar.

Ya lo dije una vez, me quito del tabaco y del amor, que me sientan muy mal.

lunes, 9 de abril de 2012

FRASES SUELTAS, FRASES HECHAS.

Yo no sabía que me gustaba tanto leer.

¡Ay si levantara la cabeza!,
y me viera leyendo,
con el poco tiempo que tengo.

Tampoco el año pasado sabía que me gustaba tanto escribir.

Soy una caja de sorpresas, cada día me descubro algo nuevo.

Tampoco sabía que me gustara tanto el sexo. Ahora lo se.

Tampoco que me gustaran los sudokus.

A los crucigramas aún no les encontré la gracia aún.

Estoy dejando de fumar,
ya salgo a la calle sin tabaco.

Hoy me fumé tres de momento.

Hoy no fui a flamenco,
me quedé durmiendo.

Eso si lo sabía,
que me gustaba mucho dormir.

La tele no la enciendo,
no tengo tiempo.

Solo veo películas comiendo palomitas,
si me obligan mis hijos y me tocan el pelo.

Y mi afición al trabajo, la estoy dejando.

Estoy haciendo una base de datos,
para saber los libros que he leído.

¿Cómo se llamaba el de tu tío?

Es muy bueno empezar de mayor,
porque puedes hacerla.

Seguro que hay gente que no tiene una lista de libros
 como la que yo tendré cuando sea vieja.

No pienso comprar,
mientras me presten y queden libros en la biblioteca.

Soy muy pirata,
lo siento,
 sigo siendo gastos cero.

Yo siempre le digo a la gente que se presten mi libro,
que de todas formas no voy a hacer más,
 así que supongo que para cuando sea vieja ya los tendré todos distribuidos.

Solo son quinientos.
Además tienen un beso.
Yo guardaría solo por eso.

Ah! Y si que me quisieron y me aman,
 hoy me lo recordaron, no me acordaba.

MALO

Tu madre es una mala persona
tu padre es una mala persona
no se lo dijo nadie
por eso no lo saben.

Pero tú sabes que es una mala persona
hombre no ¿se puede ser más mala persona?

Tú también eres una mala persona
pero tampoco te lo dijo nadie
solo yo, que mala persona soy.

Mala persona es un resumen
de todo lo que tú eres
no entraré en detalles
no quiero ensañarme.

Eso eres tu un ser malo, un mal ser, ¿humano?
Y yo mala por contártelo.

domingo, 8 de abril de 2012

COMO SIEMPRE

Leer no me sienta muy bien. Me identifico con los personajes. Tengo un grave problema, creo que no me sienta bien. Con el primer libro de este fin de semana, lo pasé fatal. Era de una niña de nueve años y me veía reflejada en ella como en un espejo.

Ahora, llevo varios capítulos del segundo y veo mi futuro en estas letras. Soy igual de orgullosa que la protagonista, solo que menos vieja. Pero pronto alcanzaré su edad y seguramente estaré igual de sola, pensando, porque a mi nadie me quiso nunca.

Bueno, se que es patético reconocerlo, pero es la verdad. Puedo despertar deseo, no digo que no, pero nunca desperté amor. Se que en estos tiempos donde una se siente culpable tan solo por tener un trabajo, poder pagar las deudas y mantener a los hijos, no está bien lamentarse de algo tan superficial.

Pero lo lamento, no tengo miedo ni vergüenza de reconocerlo. No supe despertar el amor en nadie, ni creo que ya esté capacitada para hacerlo.

Todo lo demás me importa una mierda. Durante años supe vivir sin él, pero ahora, lo lamento. Se que hay mucha gente, que aunque vive en pareja toda la vida, no se siente querida, como fue mi caso. Y no pasa nada, las apariencias son las que cuentan.

Yo gozo de buenas apariencias ahora. Soy libre, tengo amigos, no me queda mucho tiempo para la soledad. Pero estoy sola todo el tiempo. Aunque esté rodeada de gente.

Simplemente, porque aunque me siento muy querida, no he sabido despertar el amor.

Nunca.

sábado, 7 de abril de 2012

CAMINANDO A MI CRUZ

Esta mañana pensé en coger mi moto e ir al campo. Pero como está muy tonta con la cera de la semana santa y la lluvia, he cogido el coche San Fernando. De mi casa a San Andrés, San Juan y la calle Reventón. No me preguntes porqué lleva ese nombre y compruébalo tu mismo. Pase por la boca de la calle de mi abuela, Soria de San Juan, después creí llegar a la calle de la Alegría, la de mi tía. Pero una vecina me sacó del error, era la calle Clavel.

-          ¿Cómo es que yo llegaba de chica a la calle de mi tita por aquí?
-          Es que ahora está cortada – me dijo la vecina.

Así cualquiera se orienta. Sigo, sigo y sigo, y llego a la Cuesta la Risa. Ya sobre el camino de tierra me encuentro nuestra gran muralla. Aquí estoy, subida en una piedra, escribiendo y pensando. ¿Yo para que quiero coche? Vivo en el mejor sitio del mundo. En mi viejo barrio, en el barrio viejo. Aquí los Santos me saludan por la ventana mientras friego los platos.

Los caminantes nos saludamos. Los de las bicis no. Al próximo ciclista que pase lo pienso saludar, a ver que hace. Cada vez más cerca de mi castillo, ¿a que llego?

He visto una ardilla esconder una piña bajo una piedra, he visto otra, y luego otra, o a lo mejor es la primera. No al menos he visto dos. Hay muchas por aquí.

Se que estáis pensando, ¡anda que llamas! Si es que yo soy de voluntos fáciles, pero si quieres te llamo la próxima vez. No hago planes, pienso, voy a tocar la cruz y lo hago.

Casi llegando, escucho mi moto, pasa un tío montado, y pienso ¿manda cojones?

No tengo agua, pero se donde está la fuente.

Y al llegar a la cruz, hago pollito y me bajo de nuevo.

Y desde lo alto pienso.

Si hubiéramos sido solo amigos,
amigos sin tequieros
hoy te hubiera sacado de casa a la fuerza
para que subieras conmigo al cielo.

¿Ves lo que pasa por mezclar sentimientos?
Ahora me da vergüenza hacerlo.

viernes, 6 de abril de 2012

PROFESIONES PARA MIS HIJOS

Antes se estudiaba una carrera para encontrar un empleo de más calidad. Más tarde se estudiaba sencillamente porque algo había que hacer al no encontrar trabajo. Cuando una madre como yo comentaba, que yo no obligaría a mis hijos a estudiar carrera hace de esto quince años, todos se echaban las manos a la cabeza.

¡Menuda madre que no quiere lo mejor para sus hijos!

Es que mis hermanos son carpinteros – decía – y no les falta el trabajo.

Son felices y no estudiaron carrera. Lo tenían claro desde pequeños. Uno de ellos tan solo porque el olor a la madera quemada por las sierras y las brocas en una carpintería le penetró en la nariz, y dijo: “yo quiero ser ebanista”. El otro siguió sus pasos.

El otro día se fue la luz en casa. Pasé mucha fatiga porque nadie me atendía. Finalmente llamé a un amigo electricista que estaba de vacaciones en la playa, y me dijo lo que tenía que hacer para solucionarlo. Yo sola, quité un par de tornillos y metí la mano en mi contador y se hizo la luz.

Minutos antes, ante la desidia de la compañía y la impotencia por llevar sin luz ya varias horas, sin poder ni si quiera abrir la puerta de casa, sin poder cocinar para los niños y viendo que se me echaba el puente encima, y que la compañía eléctrica me había abandonado a mi suerte, porque la avería solo me afectaba a mi…

Lloré. Si, lo reconozco, lloré.

Mi niño me miraba y me consolaba. En realidad era solo la gota que colmaba mi vaso, era solo una excusa para llorar, las ganas estaban escondidas desde hacía ya días.

Cuando volvió la luz, la euforia fue transmitida a mis hijos igual que antes mi temor y mi desánimo. Y mi gitano me mira muy serio y me dice: “mamá, yo de mayor quiero ser electricista”.

Otra madre hubiera hecho burlas, o simplemente pensado: " si hombre, electricista, tu tienes que estudiar una carrera".

Yo no. Lo siento. Soy una madre rara.

Mi hija me dice: “quiero ser contrabajista”, y yo le digo: “muy bien, vamos a por ello”.

Mi gitano dice: “yo electricista”, y yo le digo: “fenómeno, buscaremos una escuela de electricistas”. No se si acabará siendo un chispas o un ingeniero electricista, lo que se es que tiene cabeza para las dos cosas, pero que será lo que él quiera ser.

No es malo que de un rodeo en sus estudios y comience siendo electricista, si después quiere seguir estudiando porque no hay trabajo se haga ingeniero. Al final tendrá las dos profesiones en su poder.

¿Qué me dices?

¿Y si quiere ser soldador o mecánico, y termina siendo ingeniero industrial? ¿pues mejor no? Para que pedirles metas muy altas, que luego no puedan alcanzar. Para que pedirles que estudien carreras y que luego no puedan ejercer. Para que alimentar su frustración ejerciendo en un trabajo de menor categoría, cuando estudiaron una gran carrera.

¿No será que nuestros padres estaban equivocados? 


jueves, 5 de abril de 2012

LA DESCENTRÁ

Esta mañana he arreglado la casa, he puesto lavadoras, he tendido, he cargado mi moto de gasolina para ir a mi campo, me he vuelto porque amenazaba lluvia, no sin antes pasar por la tienda de chuches de Ana, donde van a distribuir mi novela, hacer unas fotos, para colgarlas y que sepáis donde está, he hecho una lumbre, he ensayado mis poesías con la música de E-Roberto, he enjaretado dos cuentos para una idea que ha surgido nueva, de hacer cuentos con historia de nuestro barrio para los niños, he quedado a las seis para tomar café y creo que esta noche, también me han dicho que me espabile que vienen por mi. He asado setas, me las he comido, he buscado cuentos de niños para leer…

Pues bien, todo esto junto no me hace perder la percepción de no estar aprovechando el tiempo lo suficiente.

Yo antes, comía, dormía, trabajaba y descansaba. Ahora, eso y todo lo que he contado, no me parece suficiente. No es bueno, lo se. Hoy me dijo un amigo que ese era mi problema, que no me centraba. Tengo otra amiga que me llama “la descentrá”. Deben llevar razón, tanta gente no puede estar equivocada. Voy a intentar centrarme, y relajarme. Voy a intentarlo. Me hizo mucho bien hablar contigo, gracias, de verdad que voy a intentarlo.

No veo la tele, me aburre. No veo películas si no es con mis niños. No juego a videojuegos, eso no lo haré tampoco, me aburre. No puedo ir al campo a trabajar de momento, mi moto está vieja. Tendré que leer como terapia, para aprender a perder mi tiempo y para aprender, simplemente.

Y el año que viene, además del flamenco, me apunto a un curso de inglés. Jajajaj. Lo siento, es que si no me aburro. Aunque voy a intentarlo te lo juro. Solo os pido un poco de paciencia, que soy muy cariñosa. 


miércoles, 4 de abril de 2012

MI MINICASA

Las seis de la mañana. Llueve en la calle, mi barrio se limpia de las meadas de los perros y de los líquidos de nuestras bolsas de basura. Miro a mí alrededor y me doy cuenta, de que esta es mi vida ya. Antes vivía como una extraña en mi casa. Como si mi espacio fuera de alquiler. Ahora tengo recuerdos al menos un año atrás y los anteriores comienzan a disiparse.

Mi anterior casa, la que tenía cuando llevaba una vida normalizada, ya no existe. Poco a poco la voy convirtiendo en la casa para mis hijos. Van creciendo y ya requieren su propio espacio. Mi objetivo, que cada uno tenga su minicasa aquí.

Cada vez soy más libre. Cada vez vivo más a gusto en mi nueva casa.

Ya no entiendo abrir un cajón y no encontrarme mis cubiertos nuevos, mis platos cuadrados y mis vasos. Antes todo era novedoso, como una recién casada.

Esta paz que me invade ahora, esta tranquilidad, antes no existía. Antes vivía en una celda dentro de mi hogar. Caminaba de día y de noche de un lado para otro, contando sus baldosas.

Ahora esta celda se llenó de gente, y todos quieren vivir en ella. Duermo con mi niño, me ha hinchado a patadas esta noche. Ya despierta lo veo como se prepara para una nueva patada, y le digo;

- Mira, mira, mira, ya me vas a dar otra.
- Hay perdón – dice - Mamá perdón.
- No pasa nada, si estás durmiendo, pero mañana en tu cama ¿vale?

Ya van dos noches y me duele la espalda. Pronto pasará el tiempo, y no querrá dormir conmigo. Pronto vendrán sus hijos, y yo los meteré en mi cama. Porque a mí me gusta, aunque me den patadas.

CIERTO ES, COMO DICE ANTONIO, QUE PERDÍ PESO EN MI CABEZA.

martes, 3 de abril de 2012

¿ACABAR CON LA RUINA, CON HUERTA Y GALLINAS?

Hoy me visitó una amiga. Tiene una casa en el campo y una hipoteca gordísima. Se quedaron sin ingresos, y ahora no saben que hacer. Está pensando en poner huerta y gallinas para poder mantenerse. Estamos tocando fondo. Al menos tienen la ayuda de los cuatrocientos euros. ¿Qué va a pasar cuando se termine? ¿Qué va a pasar cuando se terminen todas las ayudas? ¿Por qué digo que va a pasar? ¡Ya está pasando!

Ahora volvemos a depender de nuestros jubilados. Sacan adelante los viejos a sus nietos y sus hijos. ¿Cómo se va a reactivar la economía? Imposible. ¿Qué va a pasar? Madre mía que agobio tengo. Con razón me duermo, para no pensar.

Recuerdo épocas de mi infancia, pero al menos mis padres no tenían esos hipotecones. Antes la gente tenía la casa pagada o vivía en un barrio como el mío, un polígono social. Solo necesitaba pensar en el alimento. Hoy la gente viviría tranquila si solo necesitara buscar ingresos para su sustento. Ahora no puedes pagar tu casa, si tienes la suerte, buena o mala, de haberla podido comprar.

Te sientes mal por aguantar
por tener trabajo y pagar
solo mi casa te ofrezco
no salgo, tomamos algo
estáis todos invitados
sacaré algún congelado.

Café y tarta de galletas
mi lumbre, mi chimenea
te espero, yo ya no salgo
una botella de vino
que sola, yo nunca la abro.

Vacaciones a mi campo
huid todos de los santos
hoy no puedo abandonarlo
aún lo sigo pagando.

¡LLEGARÁ EL MOMENTO, EN QUE VOLVAMOS A ELLA, A LA TIERRA!






lunes, 2 de abril de 2012

CITA A CIEGAS

Sus encuentros imaginarios se hicieron aquella noche realidad. Era una cita a ciegas en toda regla. En el restaurante del hotel donde se él se hospedaba, no había demasiada luz.

Solo había visto su boca en una imagen. No conocía su cara, solo la imaginaba. No conocía su cuerpo, lo imaginaba también. Tenía miedo a decepcionarse. Ni tan siquiera por cam fueron capaces de mostrarse.

Sabían más cosas el uno del otro, que muchas parejas reales. Desgranaron todos sus secretos uno a uno, en las innumerables tardes que pasaron juntos, hablando simplemente. Con letras.

Al entrar en la estancia, una dulce melodía ambiental se mezclaba con el tintineo de copas y cubiertos. Le temblaban las piernas. Casi sale corriendo. En ese momento, un camarero se lo impidió dirigiéndole a la mesa que tenía reservada.

No se atrevía a mirar siquiera a su alrededor.

La imaginaba joven y guapa, con una larga melena ondulada, la piel blanca con lunares, tal y como se describió ella misma.”Pero cuando alguien se describe a uno mismo, se olvida de los defectos”, pensó.

Mientras tanto, en una mesa junto a la ventana que daba a la piscina del hotel, una mujer preciosa jugueteaba con la servilleta y miraba el reloj nerviosa. Evidentemente esperaba a alguien. ¿Sería ella? No coincidía la descripción, pero pensó. Mientras espero que venga la real, puedo seguir soñando. Seguro que ahora viene la chica verdadera y es un esperpento.

Bueno, él no era tampoco un hombre guapo. Pero si bastante resultón. Conquistaba sobre todo con la palabra. Su madre siempre le dijo, que no se preocupara, que no necesitaba ser guapo, que las mujeres no abrirían los ojos para mirar, estarían todo el tiempo achinadas de la risa.

Mientras tanto al otro lado del restaurante, ella observaba. Ella si que se percató al momento de que era él. Tan evidente su nerviosismo, tan acertada la descripción. Además no había nadie más en el restaurante que respondiera a sus datos. Estaba sentado de espaldas y no se fijó en ella. Solo miraba a una chica que estaba sola esperando a alguien. Quizás no se fijó en ella, porque buscaba una persona sola, pero evidentemente, con los amigos que tenía, nadie la dejaría ir sola a una cita a ciegas.

-          ¡Te quieres ir ya!
-          No, yo no he cenado aún.
-          Pero bueno, te dije que te dejaba acompañarme hasta aquí, para ver la cara que tenía, y si era una persona normal. ¿lo es?
-          No las tengo todas conmigo. Porqué no me pides un entrecot de ternera, y a ver si mientras me convence el chaval.

Siempre conseguía hacerla sonreír y hacer lo que le daba la gana con ella. Este niño malcriado siempre quiso protegerla, desde que la conoció. Y no admitía un no por respuesta, simplemente había que esperar hasta que se cansara, o decidiera que no corría ningún peligro.
Pasado un tiempo de observación, decidió dejarse ver. Se levantó de su mesa y caminó hacia el baño. Su vestido dejaba ver su blanca espalda, cargada de lunares. Una buena pista para un gran observador. Siempre dijo que lo era. Caminó despacio, acercándose cada vez más a su mesa. No tenía porqué pasar tan cerca, pero, al pasar por su lado lo rozó de forma accidental. Si, si, si, un gesto involuntario.

CONTINUARÁ…

domingo, 1 de abril de 2012

¿ALGUIEN QUE NO ME ENAMORE EN LA SALA?

Ella no quería volver a caer en el amor y el desamor. Estaba muy tranquila así. No podía negar que pensaba a diario en él, pero también pensaba a diario en otras miles de cosas.

Al menos ya no pensaba a diario en él las veinticuatro horas del día, ya no estaba tan bloqueada. Poco a poco consiguió algo que le parecía imposible meses atrás. Alejarse.

Dejarse llevar por la corriente mansa en su barca, y no pelear por volver a la orilla. En sus nuevos viajes, había aprendido algo. A las personas que conociera, con el alma bonita, no las apresaría para ella.

- No tengo suerte, pensó. ¿Es que yo no puedo conocer a alguien que no merezca la pena? Alguien superficial, de los amantes cómodos.

Seguía conociendo una y otra vez personas con duende. Era como un atrapamoscas de esos que se ponen en las cocinas, para ese tipo de personas.

Imaginaba tranquila en casa, lo fácil que sería conocer a alguien que solo buscara un rato de sexo divertido. Que solo necesitara quedar de vez en cuando. Imaginaba que hubiera sido de ella si pudiera quitarse esas manías sobre el amor. Esas tonterías de adolescente que la obligaban a dar hasta el último suspiro en una noche acompañada.

Imposible con un extraño. Imposible con un necio. Imposible con un mediocre.

Era una mujer que necesitaba saber y luego follar. No le provoca un hombre desconocido, echarle un polvo sin saber de sus cosas. Saber que hizo ayer, si pasó un buen rato con los amigos, si tuvo algún problema en el trabajo…

Dar abrazos de consuelo ante una confesión triste de su vida. O reírse con una tontería que se le ocurrió. Provocarlo con una burla, sobre lo desastre que es en la cocina, sobre la indumentaria tan extravagante que lleva ese día, o sobre el pelado que le hicieron.

Pegarle un pellizco cuando menos se lo espera. Flirtear en un beso de amigo en la mejilla. Cerca muy cerca de su boca.

Ella necesitaba hablar de vez en cuando, sin ansias pero sin olvido. Solo eso le motivaba las ganas de hacerle el amor. Solo eso lo hacía menos un extraño.

Debía seguir intentándolo, seguir luchando por la independencia. Seguir caminando por la vida, sin tocar la mercancía. Era de sangre caliente, le costaría lo suyo, pero a cambio obtendría una gran tranquilidad. La que da la soledad.

Sin esperas, ni enfados, ni risas, ni llantos.