viernes, 7 de febrero de 2020

LA RULETA RUSA

Sigo viva porque alguien quita la bala cada vez que aprieto el gatillo sin que nadie lo vea.

De verdad que desde que con once años en perdí el miedo bajo el agua en Blanes, en este juego soy invencible. El mundo está lleno de cobardes que no se atreven a jugar conmigo y otros que jugaron y ya están muertos, por valientes.

No tenerle apego a nada material, saber que siempre heredarás ropa y que de comer te pueden dar en cualquier parte, te hace jugar a todo o nada. No tener miedo a perder la propia vida, siempre que tengas seguro, a perder incluso el amor, porque vendrá otro mejor. Ser capaz de renunciar a todo, que nada te importe realmente excepto el bienestar de las personas a las que quieres, es el secreto para tener una vida divertida.

La otra se limita a conseguir dinero para gastar dinero. ¡Qué triste!

Así que cada día más sola, alma sola, como dice la canción que me preparo ahora en mis clases de canto, pero cada día más contenta por el triunfo tramposo de la vida.

Y es que a mí alguien me ayuda, lo siento por el que no me crea, pero los hechos son contundentes y si no mi temeridad ignorante hace que yo siga jugando hasta que la bala me reviente los sesos.

Legará un día, espero, que muera de forma inesperada para mí. Hecho que será fantástico porque no me lo voy a creer. Me imagino muerta yo, saliendo de mi cuerpo diciendo:

- ¡No me lo puedo creer, por fin!

Ya sé más o menos lo que me voy a encontrar, o al menos espero que sea parecido a lo que he visto todas las veces que he estado casi muerta. Espero ver a mucha gente querida, los otros si en vida no se atrevieron a venir, no creo que se acerquen después de muertos.

Mi poder se duplicará.

Ahora, sin querer solo con la mente soy capaz de convocar a un ejército de vivos cuanto estoy en un aprieto. De verdad que es sin querer, pero ocurre, el hecho es que ocurre. No me imagino cuando esté muerta y sea inerte, que pueda viajar en el espacio tiempo boceando a todo el mundo, la que se puede liar en la otra dimensión.

Prometo no decepcionar, seré yo misma aunque seguro que me reencarnan pronto aunque sea en una mosca. Me encantaría ser animal, pero salvaje que viva en libertad y muera pronto.

Bueno, a ver que me invento hoy. Al menos tengo dos tiros que pegar, si me obligan claro, que yo para la clemencia también soy generosa, mientras se me respete como persona, no juego a la ruleta rusa.

miércoles, 5 de febrero de 2020

CASCARÓN DE HUEVO

Nunca me tomaron en serio en ninguna de las facetas de la vida. Como madre: no sabe cocinar, siempre dice que sí, no castiga, sus hijos hacen lo que le da la gana, claro, así como le van a salir.

Una madre que para cenar ofrece palomitas de microondas, ni siquiera de olla, que no tiene pin parental ni de coña, una madre a la que sus hijos adoran pero no obedecen, a la que como todo hijo normalizado, la engañan en más de una ocasión, es una madre cascarón de huevo.

Enseguida llaman al padre responsable cuando comete locuras como decidir que no todo el monte es orégano y que si hay uno coma nueve de posibilidades entre cien, esa es la nuestra y hay que arriesgar y luchar por conseguirla.

Todos esperando a que falle. No puede salir bien. Y cuando sale bien, a cubrir con su estúpido velo y a volver a lanzar el mensaje de madre cascarón de huevo: No le hace las maletas a sus hijos, les falta de todo, no vigila con el "pasen".

SI, lo confieso, yo paso del PASEN, nunca lo he utilizado y no me ha podido ir peor. Si mis hijos tienen o no exámenes no es asunto mio, si que lo es estar disponible para que me pidan ayuda si me la piden.

Estos padres y madres de hoy en día, que consiguen hijos dependientes, estos huevo duro, que con les siguen preguntando con cuarenta que comieron, que cenaron... coño, pues no van a cenar, si no lo hacen mañana tienen más hambre.

Siempre he dicho que soy una mala madre hasta ahora que ya creo que no soy ni madre. Cascarón de huevo como mucho. Pero tengo un cortocircuito que solo aparece ne las peores ocasiones, que me activa mi fuerza supersónica y me convierte en supermadre cuando hay un peligro.

El resto del tiempo, cascarón de huevo, llevan razón, cascarón total.