sábado, 31 de marzo de 2012

ROMANCE A MI JESÚS



Cabalgando en mis cojines
con tu disparo certero
quedo huérfana de besos
tú satisfaces mi sexo.

Tus abrazos imaginarios
tus tocaduras de pelo
tus caricias en mi espalda
hoy casi ya ni las siento.

Mi vida, tú me das la paz
sin intrigas ni camelos
sin preguntas sin respuesta
solos tú y yo nos mecemos.

Amando en nuestra soledad
sin preámbulos ni besos
directo al grano y te largas
para que perder el tiempo.

Volver donde lo dejamos
muchos años así fueron
a to se acostumbra una
se va acostumbrando el cuerpo.

LVM

PREOCUPATE POR TÍ

¡Y ti que te importa!

Porque si esto, porque si lo otro, porque pa ca, porque pa ya…

¡Tú lo que eres es una envidiosa!

Que si es muy joven, que si a ver si le va a pasar algo.

¡Pero a ti que más te da!

Que si tiene que estar más pendiente de sus hijos, que si ¿tú como la ves?

¡Y él que le importa!

¿Que si tú que opinas? Que si tu me aprecias, ¿a mí? Que va.

Esto no es el debate de la nación. No influirá en vuestras vidas lo que a mi me pase.

Un duro infierno hoy. Pero mírame, feliz, escribiendo, con amigos, y tiempo para lo que me da la gana.

¿Y tú?

Piensas mucho, opinas más, pero tu vida dejas pasar viviendo en la de los demás.

No me cuentes nada, que a mí, no me importa tu vida.

De verdad que no, lo digo en serio.

viernes, 30 de marzo de 2012

LENGUA PERDÍA

Esta mañana me siento muy Lengua. Se que todo comenzó como un juego literario, pero al final me ha abducido el personaje. Queda mucho en la Lengua de la persona original, pero ya no me avergüenzo de mi personaje, porque soy yo. Muchos dirán, pues menuda salida estás hecha. Pues anda que no eres radical.

Pues será verdad.

Desde el principio me escudé en que era un personaje que cree para decir las cosas abiertamente, pero ahora se, que no. Yo siempre dije las cosas abiertamente, aunque terminaba todas mis frases, con un “es broma”. No lo haré más. No es broma, simplemente pienso y siento como ella.

Es lo que hay.

Ayer en una entrevista, me llamaron artista. Hice un gesto de desaprobación, ¿artista yo? Luego me acordé de “El Gañán” y sus enseñanzas respecto a los saludos y me dije:

¡Si que soy una artista!

miércoles, 28 de marzo de 2012

YA OS CONTARÉ

Volvemos al principio. Conversaciones con desconocidos, que quedan sorprendidos e incrédulos por el ser tan extraño que acogen en su ordenador por una noche. Y al día siguiente, cambio de Nick. En la búsqueda de historias fantásticas cubiertas de surrealismo, sin la menor intención de confraternizar ni conocer.

Solo, simplemente, cubrir una carencia y una necesidad. Hablar.

Por suerte, están lejos muy lejos. Sin posibilidad de acercarme su aliento. Sin posibilidad de tocar mi pelo, sin ninguna posibilidad de conocernos.

Así queda pactado desde el comienzo, y sobre todo, queda el anonimato entre nosotros, que espanta todos los miedos. Fantasías escritas con letras. Amante virtual. Lo mejor del mundo.

martes, 27 de marzo de 2012

ZORRA

¡Zorra – le dijo – eres una zorra hija de puta! Bien que cuando te follaba cómo una perra no te acordabas de nadie. No escuchabas los consejos de la gente. Y ahora ¿Me ofreces la miel y me dejas así? Esperándote un día y otro. Buscando tu olor en mi cama¡ZORRA! No vuelvas a tocarme que no soy de fiar. No soy el adecuado, no soy suficiente para ti. Soy un salido lo soy, un puto salido. Sí, lo reconozco, si no eres tú será cualquier putarraca que pase por la calle, que tenga buenas tetas y se deje amar como a mí me gusta, como a ti te gusta. Todos esos reprimidos que no saben follar, sólo hablan por envidia. No saben lo que tú y yo tenemos entre manos. Porque a ti te gusta y te va la marcha. ¡GUARRA! Eres igual de guarra que yo y a mucha honra. Es lo que me gusta de ti. ¿Por qué no? Nosotros podemos hacer lo que queramos, somos libres. En pareja todo vale y yo te quiero a ti. Llevo muchos vuelcos en la vida, muchos coños comidos ya, para saber que el tuyo es el que me gusta. Su sabor es especial. Tú eres la elegida y juntos explotamos en la cama, reventamos, nos reímos y hablamos. De eso no hablan, los putos gilipollas de tus amigos, reprimidos de mierda que sólo saben desearte en silencio y pasar envidia cochina porque yo sí conseguí atraparte. Déjate atrapar mi vida, no escuches las voces de los desgastaos, de los viejos de veintitantos que no saben amar, ni follar a sus mujeres y ellas menos aún complacer a sus hombres. Ven a devorarme entero incluida mi polla, que estoy recién duchado y tengo el aceite de jazmín que me regalaste para mi cumpleaños. Ellos se regalan corbatas y bombones, nosotros no, tú lo sabes, nuestros regalos son especiales. Ven que te coma hasta las uñas de los pies con roña y todo, con el ansias y el nerviosismo reprimido de todos estos días sin ti. No puedes dejarme así ni un día más. No me hables si no quieres, no me escuches, sólo ámame de nuevo cómo sabes y no me dejes nunca, yo estaré aquí esperando. .


¡ZORRA!


No vuelvas a tocarme que no soy de fiar. No soy el adecuado, no soy suficiente para ti.

Soy un salido lo soy, un puto salido. Sí, lo reconozco, si no eres tú será cualquier putarraca que pase por la calle, que tenga buenas tetas y se deje amar como a mí me gusta, como a ti te gusta.

Todos esos reprimidos que no saben follar, sólo hablan por envidia. No saben lo que tú y yo tenemos entre manos. Porque a ti te gusta y te va la marcha.

¡GUARRA!

Eres igual de guarra que yo y a mucha honra. Es lo que me gusta de ti.
 ¿Por qué no?

Nosotros podemos hacer lo que queramos, somos libres. En pareja todo vale y yo te quiero a ti. Llevo muchos vuelcos en la vida, muchos coños comidos ya, para saber que el tuyo es el que me gusta. Su sabor es especial. Tú eres la elegida y juntos explotamos en la cama, reventamos, nos reímos y hablamos.

De eso no hablan, los putos gilipollas de tus amigos, reprimidos de mierda que sólo saben desearte en silencio y pasar envidia cochina porque yo sí conseguí atraparte.

Déjate atrapar mi vida, no escuches las voces de los desgastaos, de los viejos de veintitantos que no saben amar, ni follar a sus mujeres y ellas menos aún complacer a sus hombres. Ven a devorarme entero incluida mi polla, que estoy recién duchado y tengo el aceite de jazmín que me regalaste para mi cumpleaños.

Ellos se regalan corbatas y bombones, nosotros no, tú lo sabes, nuestros regalos son especiales.

Ven que te coma hasta las uñas de los pies con roña y todo, con el ansias y el nerviosismo reprimido de todos estos días sin ti. No puedes dejarme así ni un día más. No me hables si no quieres, no me escuches, sólo ámame de nuevo cómo sabes y no me dejes nunca, yo estaré aquí esperando.

lunes, 26 de marzo de 2012

LLEVO EL VENENO DENTRO

Mi coño expulsa veneno a borbotones
no asesinaré más ilusiones
no dejaré que nadie se envenene con mi cuerpo
no seré más la dañina
ni la hada madrina
ni la niña.

¿Exigente? ardiente, impaciente,
mira si hay gente ¡INOCENTE!

Incauto, ¡alto!
quieto parao
no endulces tu boca con mis besos
envenenaos.


domingo, 25 de marzo de 2012

SEGUIDILLA A MI VIENTRE


Volverá a ser el que era
el mutilado
de mi vientre cuatro fueron
los germinados.

Cerraron mi herida ya
cicatrizando
ya no se salen mis tripas
pero está laxo.

Capricho y belleza no es
dignificarlo
mi vientre se lo merece
hay que pagarlo.

Trabajando para ser
mujer ganado
nadie te quita la pena
no es necesario.

Arranca el fruto de mí
queda el desgarro
me marcho vacía y hueca
yo, nada valgo.

LVM

sábado, 24 de marzo de 2012

YA NO FOLLO

El contacto de su voz, llevaba días haciendo de las suyas en el interior de sus pensamientos. El roce de sus palabras, las risas arrancadas. Todo se estaba convirtiendo en un caldo de cultivo que le hacía olvidar de nuevo, quién era, donde estaba, cual era su situación, que debía y que no debía de hacer. De nuevo se abstraía tanto que olvidaba cuales eran sus obligaciones. Separaba su vida de ella. Estaba presa de su vida, pero seguía siendo ella. Una persona ante todo.

Lo abrazó con ternura, como si fuera un niño pequeño escondido bajo su pecho. Hacía tiempo que no abrazaba a un hombre. Intentó evitarlo, pero como vampira a la que le ofrecen un cuello de sangre caliente, sus instintos tan desarrollados por la genética y la práctica, la dominaban.

Nunca lo negó, fiel hasta la médula pero caliente hasta fregando platos.

Su personalidad se tornaba según quien tuviera delante. Era capaz de ser desagradable con sus palabras y fría en la cama, con según quien.

Ya no volvería a hacerlo. Ya no volvería a follar por follar, o porque toca, o por quedar bien. Ya no volvería a besar por besar, o a no besar.

Aprendió a ser un poco más paciente, y a dejar que los sentimientos fluyan antes que los instintos. Sabía la diferencia entre hacer el amor y follar, ya no volvería a follar.

La pasión con que se entregan dos cuerpos que hacen el amor, no se puede comparar. El hambre con que se comen, el deseo acelerado, sin guión.

Follando se establece un guión de forma inconsciente. Hacer el amor es otra cosa.

Aquel día se abrazaban como dos niños pequeños, buscando el cariño que no encontraron en su infancia. Eso les hizo cariñosos, amorosos y muy cercanos. Solían toquetear y abrazar mucho a todo el mundo, motivados por sus carencias infantiles, buscando siempre ser correspondidos.

Pero no lo fueron nunca. Nunca. Nunca. ¡Nunca!

Siempre daban sin recibir. Quizá era ese su defecto. No aprendían la lección. Suele ocurrir que cuando ofreces amor, recibes desprecio. Pero ellos seguían ofreciendo más de lo mismo sin encontrar correspondencia.

Allí estaban, abrazados y confusos. Desconfiando el uno del otro, como era natural.

CONTINUARÁ ...

viernes, 23 de marzo de 2012

LA PIPI PITERPANA

Ya me gustaría a mi que mi seso envejeciera
y dejar de ser la niña machorrona de este cuento,
ya me gustaría a mi, ser de otra manera,
y dejar de creer en los sueños.

jueves, 22 de marzo de 2012

MI TRABAJO DE CLASE

Todo te lo debo a ti. Tantos años juntas sin hacerte caso y ahora se, que te debo mi nueva vida. Desde aquél día que desperté, estamos juntas todo el tiempo. Cierro mis ojos y las imágenes vuelan. A veces sueño durmiendo, a veces despierta. Corren sin luz mis pensamientos más rápido.

Dos horas duermo sin conciencia. Permanezco contigo en mi cama mezclando pesadillas con duermevelas, intentando no estar despierta. Me digo a mi misma, sigue, sigue durmiendo no te pares. Pero en ese momento me doy cuenta de que ya no estoy durmiendo, que escucho lo que me estoy diciendo.

Contigo no hay ruido, apenas sonido. Solo unos gatos que pelean por su territorio en mi puerta, algún borracho que no quiere volver a casa, el tintineo de los murciélagos que vuelan entre los campanarios de mi barrio.

Todo eso y mi seso. No para quieto, no me deja en paz, me dice lo que debería hacer y lo que no y yo, solo quiero que se duerma, que me deje descansar de él, que si que hace muchas cosas y piensa mucho, pero añoro y recuerdo cuando no lo hacía y tranquila dormía.

Eres la dueña de mis demonios, que se escapan durante el día, para volver cuando termina.

miércoles, 21 de marzo de 2012

BARCELONA

Para ser la primera, improvisando y sin luz, con un cámara como este amigo de MUCCA.... la próxima a lo mejor lo hago bien. Agradecer a todos la acojida, lo agustico que estuvimos, pero sobre todo a mi Dani, imposible de mejorar. Las próximas, serán más bonitas, pero no tan emocionantes.

MAL DE MUCHOS

Y cuando más triste estoy y cuando más me preocupa mi situación, apareces tú, que estás peor. Se que es consuelo de tontos. Se que puedo mirar hacia los que tienen mucho y compadecerme, pero ¿para qué? ¿Para llenarme de rabia?

Cuando ves a algunos de nuestros políticos, y digo algunos porque yo no utilizo GENERALISMOS, robandonos para coca, putas, joyas y vicios, te encorajas.

¿Cuánto bien se podía haber hecho con ese dinero? ¿cuánto tiempo estarán en la cárcel?

Mientras seguirán sufriendo las víctimas directas de su robo, seguirán los recortes, seguirán las cenas de estado, seguirán los desprotegidos pasando hambre, seguirán gastando sus majestades. Se que es más sencillo decir, ¡qué les ayuden las administraciones! Se que es más coherente, más cómodo.

No os engañéis, estamos huérfanos, se termino la protección social.

Se terminó el pensar “que es imposible que en nuestro país la gente pase hambre”.

Ahora todos sabemos que es así y que lo peor está por llegar. Esto nos va a llevar a algo peor, la desesperación nos llevará a la lucha por la supervivencia, al todo vale, al sálvese quien pueda.

Contra eso, yo propongo un valor muy desgastado y rancio. El de la Solidaridad. El de la unión de la gente. El de la lucha conjunta, seas o no afectado. Para cuando te toque. Que nos tocará a todos, no lo dudéis, y si no a nuestros hijos. Si es que somos capaces de tenerlos. Secos nuestros úteros se quedarán por desesperanza. ¿Quién tiene cojones hoy en día de tener un hijo?


martes, 20 de marzo de 2012

EL QUE NO ME QUIERA NO LO QUIERO

Guarda el roce diario de tu voz
ya no hay dolor.

Sin tu roce no hay arreglo
ni apego.

No cuento queda olvidado
negado.

Miraré para otro lado
huérfana de amor me siento
de nuevo este sentimiento
hallaré otro ser amado.

lunes, 19 de marzo de 2012

DESNUDA SOY YO

Si me desnudas de años
Si me desnudas de cargas
Si me desnudas de hijos
Si me desnudas de deudas
Si me desnudas, desnúdame
Pero no me ames vestida,
de cintura para arriba.

domingo, 18 de marzo de 2012

HE BORRAO LA SEGUNDA PARTE


 Rosa Pues iba a echarle un vistazo rápido y ya llevo 30 páginas, es muy ameno, muy a tu estilo, me va gustando lo que leo, ya te contaré cuando lo termine

Lengua Viva Mata siii, me han dicho que enganchaaaa, y no puedes parar de leer, así así es como a mi me gusta

Rosa  Pues va a ser que sí porque ya voy por la 102... ya voy a ver si me la acabo...

Lengua Viva Mata jajajajaja, has visto? jajajaja
Lengua Viva Mata taas dormío? o sigues leyendo. nena, si te gusta, comparte en tu muro, que lea la gente

Rosa Sigo leyendo, me gusta mucho la primera parte, la segunda se me está haciendo larga... a pesar de conocer la historia no me entero bien de las cosas, la forma de escribir es diferente que en la primera parte pero bueno, que voy por la 141. No se si la acabaré hoy porque me está dando sueño.

Lengua Viva Mata la primera parte está escrita hace diez años
Lengua Viva Mata la segunda, estaba muy mal, nena, muy loca, ya lo sabes, ni yo la entiendo, pero es lo que hay, escupitinajos vivos. no me gusta ni a mi.
Lengua Viva Mata estoy por borrarla
Lengua Viva Mata eso voy ha hacer, voy a descolgar esta, y a colgar solo por si me mato otra vez
Lengua Viva Mata ya la he borrao
Lengua Viva Mata el que no se la ha bajao, tiempo ha tenio, jajaja
Lengua Viva Mata rositaaa, que sepas que tu tienes la culpa, voy a publicar esta conversación en el post de hoy, que son las O:O1

Rosa No, si no es que no me guste es que está un poco eslabazá y me cuesta seguirla, ahora cuando hablas de tu barrio y de los chiquillos y esas cosas me gusta un montón...
Rosa Joer, a ver si porque yo no la entienda la tiés que borrar, a lo mejor a otras personas le gusta...

Lengua Viva Mata pues por eso, que voy a borrar todo lo feo. noooo, vooy a colgar solo la primera parte, y además voy ha hacer la de mis chicos, y ya está. si no me gustaba nada nena, nada de nada

Rosa Pero bueno y la otra gente que opina?
Rosa  La Paquita y la Lourdes y el resto?


si yo lo veía, lo veía, hay gente que le gusta más la segunda parte que la primera incluso, no se enteran de nada, pero dicen, tiene tantas tripas fuera, que joder, pero yo no quiero, no me gusta, y no me gusta, y así lo llevo diciendo desd...Ver más


Rosa La segunda parte tiene trozos mu bonicos también ¿eh? pero la primera es mas sólida, se lee sin parar, engancha de verdad. En fin, ya sabes que pa gustos están los colores

Y al final, la borré. 

Colgada queda solo la primera parte. De la segunda, iré colgando lengüetazos muy bonicos que también ocurrieron y que me hicieron muy feliz, también dentro de todo lo feo, algo muy bonito surgió, pero reescribiré esa historia algún día, limpia de toda la mierda que nos rodeó. 

sábado, 17 de marzo de 2012

COPLA A MI MADRE TIERRA

Necesito tomarte mi sol
cada día estoy más blanca
teñir mi piel con tú pincel
color canelita en rama.

Vivir tocando tu cielo
siempre del trabajo a casa
muriendo bajo mi techo
esta vida se me pasa.

Caminar por tus senderos
pegadita a ti, mi tierra
reventar este hormigón
que me ahoga y que me encierra.

Nadar contigo mi río
mi querida agua de plata
jugar con tus pececillos
que ellos me curen las yagas.

Con tu frío, con tu lluvia
Si pudiera, si pudiera
vivir contigo mi madre,
cumplir ya esta condena.

LVM

viernes, 16 de marzo de 2012

LECTURAS OBLIGADAS

Ayer me dio un ataque de risa en la sala de espera de urgencias. Sin querer, por el nombre de un escritor que voy a empezar a leer, Ken Follett, lo encontré en la estantería de casa y me gustó el nombre. Te lo contaré.

-          Mira, me voy a leer Los Pilares de la Tierra, dame un aplauso.
-          Yo ya lo he leído.
-          ¿Y está bien?
-          Si, es una saga de tres.
-          ¿Tres? ¿Así de gordos? Si lo se no lo abro. Menos mal que he cogido el primero que no me había fijado. Deja paso nena.

Dos tontas con el culo muy gordo en unas escaleras y la nena que no se levanta, y yo que no quiero, al final le di un manotazo y no se levantó la niña.

-          Yo me he leído varias sagas. Harry Potter, Manolito Gafotas, Crepúsculo y otra de dragones que no me acuerdo del nombre. Y la colección del Barquito de Vapor…. Y sueltos he leído … bla bla bla.. bla bla …

-          ¿Y tú para que lees tanto? ¡Así tienes siempre el cuarto!

Desde luego, no fue con mi ejemplo, si no sería como dice mi chica, la mejor limpiadora del mundo. Finalmente llegamos a la conclusión de que como ya no tienen teles en el cuarto, porque no funcionan, solo les queda el triste recurso de los libros. A los chicos les pasa lo mismo.

-          ¿ Y tu cuándo empezaste a leer?
-          Hace dos veranos, cuando empezasteis con el divorcio, me dio por ahí.
-          Cucha, a ti te dio por leer, a mi por escribir, y a tu hermano por dejar la música, suspender el curso y hacerse agujeros en las orejas. A cada uno le da por una cosa, para que tú veas.

AL DIA SIGUIENTE…

Ya no leo el libro del kenfollen, estoy muy cabreá y tengo una misión.

Finalmente, después de resistirme varios meses, he tenido que comprar una novela obligatoriamente. No voy a decir su título ni autora, porque solo me faltaba contribuir a esta estafa. Digo obligatoriamente porque se ha convertido en una costumbre entre nuestros centros públicos, obligar a sus alumnos a comprar novelas de escritores vivos y en activo. Atrás quedan nuestros clásicos, atrás nuestros poetas muertos. La industria editorial y su comercialización agresiva ha pegado de lleno en colegios e institutos.

Porque no crean ustedes que es el primero, con este llevo tres libros comprados renegando en este curso.

Te dicen los niños muy contentos, viene a firmar la autora al colegio mamá. Claro, los muertos no pueden firmar, por eso será. En mayo, la escritora de este libro tendrá una visita sorpresa de una admiradora muy, muy, muy especial. El centro tendrá mi carta de agradecimiento, y por su puesto algún detalle de la editorial. De eso no me cabe la menor duda.

Espero que la niña me apruebe el examen que para eso me ha costado once eurazos.

La miraré a la cara, sonreiré y le pediré una dedicatoria especial.

“Para Lengua Viva Mata, gracias por comprarme obligatoriamente mi novela, son once eurazos asegurados por mil alumnos obligados … ”.

¡ECHEN CUENTAS SEÑORES, CUANTOS CENTROS HAY EN ANDALUCÍA!

Yo seguiré distribuyendo, a mi manera, trasnochando, actuando y a poquito a poco. Y para rizar el rizo, no voy a hacer ni una más. Solo la quinientas que saqué en enero, que besé una a una, que no tienen ni código de barras ni ninguna marca conocida. Es como la Rioco-cola, casi igual de rica pero más barata.

No me quedan ni doscientas bajo la cama. Tendré que cornearlas.

Mañana, colgaré mi novela para que la bajéis todos de forma gratuita.

Porque no se como hacerlo ahora mismo, que si no. Mañana, mañana os lo pongo, os doy mi palabra.

Lo que si espero es vuestros comentarios lectoreras. Alguno dirá, si lo se no le doy los ocho euros. Jajjaja, aaaahhh, se siente.

¡Ole mi coño moreno!Laaa estoooyyy dandooo, la estoooyyy regalaaandooo!

¡COMO QUE SIN DINERO NO HAY NOVELA DE LA LENGUA!


jueves, 15 de marzo de 2012

DECISIONES DESCONOCIDAS

Simplemente aquel día tomé una decisión:

NO VOLVERÉ A ESCONDERME.

Mi realidad es esta, la que tengo.
No esconderé a mis hijos, no maquillaré mi realidad.
No engañaré a nadie, es o todo o nada.
No esconderé nunca a nadie de nadie.
Tampoco caminaré de la mano de nadie.

Mi verdadera libertad está en lo natural, no en los prejuicios sociales que nos enseñan como han de ser nuestras relaciones, cuantas y por supuesto, duraderas.

¿Por qué? ¿Quién establece que lo correcto es lo duradero?

Yo no. Seguiré provocando el escándalo, la ira de quienes quieren que pase por el aro. Seré conocida por estar sola o por tener mil amantes.

Todo dependerá de lo que me depare la vida y de mi criterio, que por el momento es bastante selectivo.

!Qué más quisiera yo tener un coño menos delicaillo!

Es lo que hay, o se toma o se deja. No admito decisiones compartidas, es la mía.

Solo así puedo ser libre, y pasar el día o la noche o la tarde acompañada. Sin agendas.

O sola, que también se está muy agustico.

Que si mis niños van a salir afectados porque un día me ven con uno y otro día con otro...

Mis niños me quieren a mi, no a las personas que me acompañen. Y durante sus vidas ya amarán y perderán a muchas personas. No se les romperá el corazón si dejan de ver a alguien a quien le cogieron cariño.

Durante toda nuestra vida no paramos de hacer eso mismo. Con amigos, con amantes, con familia, con compañeros de trabajo, con tantas personas que deambulan por nuestras vidas a las que amamos y que por circunstancias debemos dejar de ver y no pasa nada, todo pasa y todo se olvida.

Cualquiera que me escuche prensará, ésta va a montar un picadero en su casa.

!Qué lástimica!

Pero ahora si me preguntas, ¿cuándo estás libre? contestaré, ¿yo? siempre.


miércoles, 14 de marzo de 2012

UN TOMATE DE TU HUERTO

 Este relato viene de SIENTO COSAS

Y llegó el fin de curso. La fiesta fue perfecta, la convivencia con los padres, el cariño de los niños. Lágrimas y abrazos de despedida. Por fin el descanso. Por delante dos meses de trabajo más relajado. Evaluar, corregir, estudiar y preparar para el próximo curso. Sobre todo, recargar energías y descansar.

Y el huerto. El aire libre y la alberca. Escondidas tras nuestros muros, podíamos olvidar los problemas cotidianos del resto de los mortales. A salvo de prejuicios, a salvo de miradas y críticas. Nosotras podíamos vivir lo nuestro con la conciencia limpia del trabajo cumplido, sin tener que dar explicaciones a la sociedad. Allí dentro solo teníamos que rendir cuentas a nosotros mismas y a Dios.

Feliz, era la palabra. Tranquila. Con la ilusión de una niña.

Las bromas y los cariños se sucedía a diario entere nosotras. El huerto era nuestro refugio, la casa de aperos nuestro hogar. Las cañas de las matas de tomates, nuestra cortina de humo. Ese era nuestro paraíso particular. Mordida la manzana, ya no debíamos reprimir nuestros instintos.

Aquel día la encontré escondida tras las tomateras, recogiendo. Agachada. Ya la había visto así varias veces, pero aquel día estaba traviesa mi mente. Me acerqué despacio, retiré de golpe sus faldas y le di un fuerte manotazo en la nalga. No quería dar tan fuerte, pero me salió así. Por el sonido y el salto que dio, fue un verdadero palmetazo en el trasero.

Que cara de sorpresa más graciosa se le quedó. Paralizada al igual que yo. Como dos guerreras samuráis en espera de una gran lucha. En nuestras caras se mezclaba la agresividad y las risas contenidas.


Bajo la cabeza y subió la mirada amenazante.

-          No, no, no. ¡ha sido sin querer! Que llevaba varios días pensándolo, te he visto ahí … no quería, pero … no, no, no perdóname, anda ¿si? – le dije con carilla de perrilla chica.

Avanzaba lenta y amenazante intentando que no huyera y al principio lo consiguió. Pero cuando casi la tenía encima comencé a correr sin mirar atrás. ¡Qué bruta esta mujer!

No mide sus fuerzas. No pude dar más de tres pasos, cuando noté como unos brazos amarraban mis piernas a la altura de las rodillas, sin pensárselo dos veces, se me había tirado en plancha. Rastreando por mi cuerpo me dio la vuela y me inmovilizó con mucha facilidad. Contra eso no tenía nada que hacer. Agarrándome con brazos y piernas, solo quedaba un pequeño lugar para pataleo. Pero pronto me amansó como una gatilla abandonada en manos de un niño de diez años y ochenta quilos de peso.

-          ¿Ahora qué? – me dijo con gesto macarrilla. Le faltaba morderse la lengua en señal de amenaza – no inicies algo que no puedes terminar. ¿Tú sabes lo que es un beso de vaca? ¿eh? ¡dí!

Yo suplicaba una y otra vez perdón. Pero ella no estaba dispuesta a soltar tan fácilmente su presa. No le costó cazarla, pero ahora ejecutaría su venganza.

-          No, no que va a venir alguien y verás.
-          Todas las hermanas están en oración, es su obligación como nosotros hoy trabajar aquí, pero tu… tu eres una lambrija que no se como se atreve con gente mayor. ¿Besitos? ¿besitos de vaca? – me decía mientras me mostraba maliciosamente su lengua.

No sabía si llorar o reír. Comenzaba a notar humedad en mi espalda. Estábamos en una poza de regadío. Ella comenzó a lamer mi cara, no de forma muy sensual que digamos. Mientras emitía sonidos parecidos a la de una vaca, me llenaba toda la cara de babas. No era una agradable sensación, precisamente.

-          No, no, aaagg, estamos en una poza, nos llenaremos de barro.
-          ¿Barro? No me des ideas.

En ese momento vi como buscaba su munición, y al descubrirla, su mirada se tornó lunática.

-          mmmm barrooo

Forcejeamos un poco, para que no consiguiera nada, pero, era imposible, estaba en sus manos. Con un puñado de barro en la mano y la tranquilidad del gato que juega con su ratón antes de comérselo. Comenzó a pegotearme por el cuello, la oreja, el pecho…

En ese momento intentó dar otro beso de vaca, y la cacé. Antes de que llegara a mi cara yo busqué su boca. La atrapé al vuelo y la devoré. No pudo hacer nada, comenzó a perder fuerza. A más la besaba, más se debilitaba. Un mordisco aquí, otro más cerca de su cuello, su oreja y ya la tenía casi vencida cuando.

-          Noooo, se lo que pretendes. Eres una víbora. ¿quieres vencerme en tu terreno? Pero yo, llevo el mando estoy arriba.

Con una sonrisa vencedora en la cara, moviendo las cejas una y otra vez, comenzó a jugar con el barro. Sentí el frío en mi pierna, como subía por mis nalgas y apretaba mi sexo. Después mi vientre y subiendo por el interior de mi ropa, llegó hasta mi pecho.

No paraba de besarme con fuerza. No la había visto nunca así, atrás quedó la dulzura de los primeros días. ¡Cómo me gustaban esos besos enfadados! Ese día descubrí sus miradas maliciosas

Agarrando mi pecho con la mano, llena de barro, mientras bajaba por mi cuello y lamía mis pezones. No podía escapar, estaba vencida por completo. En ese instante, nadie podía con ella.

-          ¡Quita, quita, viene Sor Patrocinio!
-          ¿Cómo? – dio un gran salto y se retiro.

Me coloqué la ropa, cogí un tomate y salí del huerto.

-          ¡Qué bien cuidado Sor Amor! Nadie como tu para cuidar así este huerto- disimulaba mientras limpiaba el tomate con mi ropa para comérmelo.

Ella me miraba haciéndome gestos preguntando si venían, mientras se colocaba bien la ropa y se sacudía el barro. Me senté bajo un árbol mientras seguía disimulando.
Mis miradas de malicia se cruzaban con las suyas de miedo y vergüenza.

Una sonrisa me delató. Nadie venía a descubrirnos. ¡Qué cara de cabreo! Casi me muero de la risa en ese momento, sabedora de ser la ganadora de aquella pelea. La astucia pudo con la fuerza en aquella ocasión.

Continué con mi tomate, mientras la miraba insinuante y burlona. Se quedó quieta todo el tiempo hasta que terminé de comer aquel tomate. Mis mordiscos le hacían imaginar, que podía hacer con mi boca si ella fuera objeto de aquella degustación.

-          Esta noche vienes y me das otro cachetazo, verás el bocao que te meto en la teta.
-          Esas no son palabras propias de una religiosa.
-          No, pero yo soy de pueblo, ya me conoces. Ya es hora de que yo reciba, y me demuestres lo que sabes hacer, no precisamente con un tomate como este.

Se alejó del lugar con paso decidido, sacudiendo su ropa, hablando a regañadientes  y sin mirar atrás.

martes, 13 de marzo de 2012

YO PREFIERO SER INVENCIBLE

Conversación mañanera con el Gitano Branco, a los siete años de edad.

-         La gente que no tiene corazón es invencible, como en la peli de “Jack esparragou”, el pirata que no tiene corazón, que lo tiene escondido es invencible.
-         Pero no lo quiere nadie.
-         No, no tiene sentimientos pero es invencible.
-         Yo prefiero ser vencible y que me quieran. Poder quererte a ti.
-         Yo no, yo, invencible.
-         Pero no puedes querer a nadie.
-         No.
-         Ni que te quieran.
-         No. Pero si no saben que no tengo corazón … 

Después se ha pedido para su cuarto un poster o si no cojín.

lunes, 12 de marzo de 2012

SIENTO COSAS

 relato que viene de EXPOLIO EN CASA

-          Yo siento cosas – le dije – deseos.

-          Es normal, es muy guapo y ese uniforme le favorece a cualquier hombre. Pero no debes sentirte mal por ello, eso solo te hace más humana.

-          Te confundes.

-          Todas hemos sentido alguna vez el impulso… – continuó hablando.

-          No me escuchaste, te confundes. No siento en absoluto deseo por ese muchacho- me armé de valor, la miré a la cara – es por ti.

Su cara me confundió más aún. Esperaba un gesto de reproche y encontré en ella su aprobación. Con total normalidad y naturalidad, me sonrió y me dijo mientras me miraba directamente, sin tapujos, como ella solía hacer con todo.

-          Claro, normal. Tú me quieres, me aprecias y eso lleva como consecuencia el deseo de poseer. Es normal que me desees, que quieras tocarme y acariciarme. ¿te extrañas de ello?

Siempre estaba de broma esta mujer, nunca sabías cuando hablaba en serio. No podía ser tan fácil.

-          No bromees con esas cosas. No soy una niña pequeña con la que puedes jugar.

-          No estoy bromeando, solo expreso mi opinión sincera.

Esta vez se puso muy seria. No le sentó nada bien lo que le dije.

-          Y ¿qué hago?

-          Vive. Se que te enseñaron que debes guardar tus deseos y tus relaciones solo para Dios. Que es pecado todo contacto afectivo en ese sentido. Pero esas normas no las pone él, las ponen los hombres. Todo es más natural de lo que esas normas pretenden que sea. Lo natural entre personas que se aman, es que se den cariño y se lo demuestren. ¿tú crees que si Dios viniera, comenzaría a redactar tantas normas absurdas? ¿tú crees que les diría a las parejas que solo deben hacer el amor para procrear?

-          No, claro. Eso es una barbaridad.

-          Pues ya tienes la respuesta, tu cabecita piensa.

Me agarró las mejillas con sus manos, retiró mis lágrimas con sus pulgares y me dio un beso, muy cerca, mucho, muy cerca de la comisura de mis labios. Todo estaba dicho.

Llevaba razón, ¿porqué les pedían a ellas tanto? ¿Quién establecía que normas se podían saltar y cuales no? Todos disculpábamos la utilización de anticonceptivos, alegando que esa norma era demasiado extricta, pero nadie lo hacía cuando se trataba de los religiosos. ¿A caso no somos personas? Somos los hijos de Dios, al igual que los demás, solo que decidimos dedicar nuestra vida a él. ¿A caso no lo hacíamos? Todos los días cumplíamos con todos los deberes de nuestra vocación, ¿solo por sentir ya no merecíamos continuar?

Un gran peso salió de mi alma tras aquella conversación. A partir de ese día me relajé. Volví a sonreír, a dormir y a trabajar como siempre. A partir de ese día, las miradas entre nosotras cambiaron. Las sonrisas se tornaron insinuantes. Los consejos cotidianos tenían siempre picardía y mensaje encubierto. Nuestro contacto habitual se tornó excitante.

Un solo roce de ella sobre cualquier parte de mi piel, me encendía y aceleraba. Una sola mirada en el comedor, me humedecía.

Comencé a descubrirme por las noches. No podía evitar cuando me quedaba sola en mi celda, imaginarla. Que sus manos me acariciaban, que me ofrecía su boca, que tocaba su pelo, que lamía su cuerpo. Comencé a experimentar sola. A tocarme. A disfrutar de mi cuerpo, pero no me atrevía a dar el paso definitivo.

Al llegar la primavera, comenzamos a trabajar en el huerto. El sol y el trabajo nos obligaba a quitarnos la parte superior del hábito dejando solo la camiseta interior de tirantes. Sus brazos eran tan fuertes y sus conocimientos en el tema tan extensos, que me quedaba embobada mirándola. En ocasiones me llamaba la atención para que me aplicara y siguiera trabajando.

Me gustaba mirarla haciendo ese trabajo. Me gustaba cuando se agachaba o cuando cogía con fuerza alguna carga. La imaginaba cargándome en brazos mientras yo me colgaba de su cuello y le devoraba la boca.

Fueron días de fuertes emociones. Los roces, las caricias se multiplicaron. Hasta aquel día que escondidas tras un gran nogal, a plena luz del sol, me besó. Fue muy tímida. No me imaginaba que pudiera serlo tanto, cuando sus palabras y opiniones respecto al tema eran tan valientes. Pero sus labios temblaban y su respiración era dificultosa. Quizás yo, en ese momento, fui la fuerte, la serena.

Al principio fue un beso infantil, tímido. Pero poco a poco, nuestras lenguas actuaron y apareció la pasión. Alejadas hasta ese momento, por miedo a tocarnos, a rozarnos, a ensuciarnos con nuestros deseos, solo bastó un beso para olvidarlo todo.

Abrazos, encuentros de manos. Su cuello, su pelo, su espalda, su vientre, todo en segundos, nos ofrecimos todo en un momento.

No podíamos disimular al entrar en el comedor. Incluso alguna compañera nos notó algo y nos preguntó si nos encontrábamos bien. Nos excusamos alegando el trabajo al sol, el peso que habíamos transportado para abonar el huerto. Si, menudo peso. El peso de años de deseo, comenzaba a desaparecer.

Y por la tarde, como un mensaje en una botella, pero esta vez en un libro de oración, vino su propuesta:

“ Ven a verme esta noche “

Si, si lo haría. No esperaría más. Podíamos vivir así toda la vida. Yo la amaba sinceramente y sabía que era correspondida. Meses de convivencia me decían, que no era una relación de hermanas como la que manteníamos con las demás. Nosotras estábamos enamoradas y teníamos derecho a amarnos porque, a nadie hacíamos mal.

Todo estaba oscuro. Ya había pensado que si me topaba con alguna madre, le pondría de pretexto que escuché ruidos y que estaba revisando por si venían de nuevo los ladrones. Fue tan rápido y corto el espacio de tiempo que nadie podía apreciarlo, pero para mi los segundos transcurrían a cámara lenta, el pasillo se me hacía la colina más infranqueable, y el miedo a ser descubierta se mezclaba con el miedo a verla a ella.

Cerré la puerta tras de mí, ella me esperaba. No pude dar un paso más. Ella se acercó. Con mis manos en la espalda, sin poder moverme, paralizada, todo lo tuvo que hacer ella. Se notaba que no era su primera experiencia. Acercó su cara a la mía. No sonreía, estaba ¡tan seria!

Nos desnudamos solo en parte, temíamos ser descubiertas. Necesitaba mostrarme y ver, al menos su cuello y sus pechos. Su pelo caía sobre su espalda. Era tan sensual como una gran modelo, pero nadie lo supo jamás. Nadie vio ni un centímetro de su piel, salvo ella misma. O quizá no. Todo era tan confuso.

Se desataron todos nuestros músculos, por separado. Actuando cada uno con ansias independientes. Nuestros vientres estaban tan calientes, nuestro pecho frío por el sudor generado por la tensión. Ella retiró el cordón que aún mantenía mi falda en mis caderas, y quedé en ropa interior. Yo no fui capaz de hacer lo mismo, pero ella misma se paró, me miró, sonrió y pegó un tirón de su propia falda. Que genio, que atractiva mujer, siempre tomando la iniciativa en todo. Siempre resolviendo. ¿Miedo a ser descubierta? Para nada. Daba la sensación de que si ocurría, tampoco sufriría muchos apuros.

Continuábamos de pié, contra la puerta, ella retiró mis bragas con una mano, mientras la otra buceaba en mi sexo. Estaba tan caliente que el frío de sus manos me hizo dar un repullo que le produjo una pequeña carcajada.

- Ven, calentémonos en mi cama – me dijo.

Me dejé llevar por la que sabía conducir claramente. Me dejé amar aquella noche. Sus manos enfriaron mi sexo, solo por unos momentos. Pronto recuperaron la temperatura, pronto la humedad bajaba por mis nalgas hasta llenar incluso las sábanas.

Saco de la mesilla una vela. Más o menos imaginaba que era del grueso del sexo de un hombre. Me miró y me dijo:

-          No tengas miedo, te dolerá un poco al principio, pero es necesario.

Apoyado su codo en la almohada, me miraba desde lo alto, que pequeña me sentía a su lado. Yo me retorcía bajo ella, mi pelo se volvía un estorbo, y ella se encargaba de retirármelo una y otra vez, para poder besar mi boca. ¡Besaba de aquella manera!

Recordaba los besos de mi novio, no tenían comparación. Esa boca era dulce y esos ojos sinceros. Yo no podía sonreír, pero ella lo hacía a cada momento. Al terminar cada beso, al comerme el cuello, al besar mis pechos.

Yo notaba como mi sexo quería más. La dulzura de sus dedos no era suficiente. Ella siguió bajando por mi cuerpo. Yo no tenía la suficiente paciencia, pero de vez en cuando, sus palabras me obligaban… “ssss tranquila, no hay prisa. Tranquila”.

Aquella mujer sabía bien lo que hacía, conocía bien el amor. Las sensaciones que logró que alcanzara me llevaban a la desesperación. Y el silencio del convento, a veces se rompía con mis sollozos. Ella me mandaba callar de nuevo, incluso me ponía la mano en la boca, pícara y traviesa:

- Chsss, silencio, ssss. “ – decía sonriendo de nuevo.

Pensaba una y otra vez, que a pesar del dolor que ella me había avisado que sentiría, solo quería que me penetrara de una vez. Y así se lo decía una y otra vez.

Hasta que por fin, despacio, muy despacio. Comenzó a hacerlo. Contuve la respiración, y ella volvió a mi cara, me miró a los ojos, y procedió. El dolor se mezclaba con el bienestar de sentir, sus manos trabajaban al mismo tiempo. No dejaban de ayudar a que todo encajara. Poco a poco. Despacio. Un poco más, poco a poco.

Acompañaba de tanta dulzura su gesto, de tanto cariño y amor. De tantas caricias y besos, que finalmente aquella primera vez, la recuerdo como las más bonita que jamás puede soñar.

Quedamos dormidas un corto espacio de tiempo, pronto comenzaría la actividad en la casa, y no debíamos despertar sospechas. Besos, muchos besos de despedida y la promesa de que pronto aprendería a hacerla sentir a ella, como ella lo hizo esa noche.

Muchos días nos esperaban, no estábamos dispuestas a dejar morir aquello, en Pro de unas normas antinatura, que además solían marcarlas los hombres, y que por su puesto, no solían cumplirlas.

CONTINUARÁ... en UN TOMATE DE TU HUERTA

domingo, 11 de marzo de 2012

EXPOLIO EN CASA

 Este relato comienza en DESVIADAS DE LA SENDA

Mi corazón se aceleraba, como nunca antes lo había hecho. Podía notar mis latidos bombeando sangre, notaba incluso cierto mareo por mi excitación. Me arrodillé a la cabecera de su cama para mirarla. Ella seguía durmiendo profundamente. Su pelo alborotado, moreno y rizado, caía ligeramente sobre su cuello.

Su cuello.

Retiré un mechón de su cabello, y allí estaba. Su piel blanca como el nácar. Aquellos pocos centímetros de piel, me hacían imaginar lo que se escondía bajo sus sábanas. No pude resistirme y me acerqué lentamente.

Su olor.

Sus sábanas olían al jabón casero de la orden, pero su piel tenía un olor especial. Todo aquello me impulsaba a besar, oler, lamer. Era tan joven aún, que no podía diferenciarse de ninguna de nosotras, a pesar de que el respeto y el cariño que le teníamos nos hacían verla como nuestra hermana mayor.

Pero no era así, no era mayor, solo su hábito la hacía así. Allí, sin hábito era como yo.

Retiré su pelo de la cara, hundí mis dedos en él hasta llegar a su nuca. Ya no tenía miedo de ser descubierta, algo me decía que me perdonaría todo. Algo me decía que ella,  no era como las demás, era más mujer que religiosa.

En ese momento comenzó a moverse, y me retiré. Abrió sus ojos de golpe y me llevé un gran susto. Ambas nos lo llevamos.

-          ¿Qué pasa? – dijo.
-          Ha ocurrido algo – le dije – han entrado en la capilla y han hecho muchos destrozos. Además se han llevado imágenes y algún cuadro.
-          ¿Cómo? ¿Nadie escuchó nada? ¿Y la madre de puerta?.
-          Se quedó dormida y no se enteró de nada, es muy mayor y además sabes que anda mal del oído. Está llorando se siente muy culpable.
-          No pasa nada, vamos, vamos.

Comenzó a vestirse con mucho acelero. No reparó en esconderse ni pedir que le dejaran intimidad para ello. Su camisón de algodón dejaba entrever una silueta, muy estilizada.

Presta, sin pensarlo se desnudó por completo de espaldas a mí. Su espalda era fuerte, sus brazos trabajados y musculosos. Sus vértebras se intuían a la vez que sus costillas.

Sus caderas arropadas por sus bragas, no podían verse, pero imaginaba que continuarían de igual manera, fuertes y musculosas. Era una mujer muy activa, siempre se ofrecía para los trabajos de fuerza, estaba acostumbrada desde niña a trabajar en el campo. En casa no había hermanos varones y ella era la mayor, por lo que siempre trabajó codo con codo con su padre para sacar a todos adelante. Después en el convento continuaba siendo la que labraba el huerto, trabajadora incansable en todas las restauraciones necesarias de aquella casa…su casa. Siempre decía: “esto para mi, es un paseo”.

Era capaz de mover muebles y trabajar como un hombre. Y siempre tenía que turnar a las demás para que le ayudaran, porque no podía nadie con su ritmo.

Todo eso se reflejaba en su cuerpo. Al ponerse el sujetador, los músculos de sus brazos se hacían presentes. Al subir los brazos para ponerse el hábito, su espalda marcaba cada músculo por separado, los tendones de sus brazos eran visibles, era una mujer sin grasa, entre otras cosas, porque cuando escaseaba el alimento, era la primera en ceder su parte a las más jóvenes.

No podía disimular mi perplejidad ante la escena. Y cuando se dio la vuelta, me lo notó.

-          No te quedes ahí parada, venga vamos que pareces un pasmarote con esa cara de haber visto un fantasma que llevas.

Su sentido del humor y su naturalidad eran admirables. No tenía tapujos, tampoco pelos en la lengua y cuando había que hacer algo, o decir algo, tenía ese sentido del humor y sutileza que era capaz de vencer a cualquiera. Les decía cosas a las madres mayores sin que ellas mismas pudieran darse por ofendidas, puesto que lo hacía con su gracia natural, y nadie podía con eso.

Corrieron a la Capilla, varias madres lloraban y rezaban por lo ocurrido. La madre superiora era muy mayor, y siempre se apoyaba en ella para todo.

-          Venga, ya ha ocurrido y no podemos hacer nada, ahora hay que organizarse, no toquéis nada. Vamos, acompáñame que busquemos ayuda – me dijo.

Salimos con el coche, a toda velocidad hacia la comisaría más cercana. No era la primera vez, encuadrado el convento dentro de la ciudad, en una zona antigua bastante azotada por el paro y la droga, ya habían robado en varias ocasiones. Sor Amor sabía lo que hacía, tenía tanta seguridad que me abrumaba. Actuaba a golpe de tambor, sin que nada ni nadie la perturbara, ejecutando soluciones, a problemas distintos, a cada momento, fuera el que fuera, sencillo o grave. Solo paraba el momento necesario para pensar la solución y ejecutaba. Por eso todas acudíamos a ella, desde la cosa más grave, hasta las más tonta e insignificante.

-          ¿Otra vez me vas a preguntar eso? ya te contesté hace unos días. Busca en tu cabeza la respuesta – nos decía.

Tenía una memoria importante, no les gustaba que fuéramos dependientes y no nos permitía hacer que nuestra cabeza se hiciera perezosa. Todo eso la hacía ser para mí… una guía.

Cuando me preguntaba si había merecido la pena, condenarme a mi misma a la soledad de un convento, siempre aparecía ella como respuesta.

Aquel día algo cambió para mí. Ya no solo veía todo eso, sino que además la deseaba como mujer, aunque no quería reconocerlo.

Realizamos todas las gestiones con celeridad, bueno… ella realizaba,  yo observaba admirada. Generaba una actividad a su alrededor que hacía que todos se pusieran en marcha  rápidamente. Enseguida un mosso d’esquadra nos siguió con el coche a casa, a mi me gustaba llamarla así, casa, acompañado de un perro rastreador, y otros compañeros que se encargaban de coger huellas y demás. ¡Qué revuelo se lió! Un policía preguntaba a una madre, el otro recogía muestras, otro  hacía fotografías y nuestro joven mosso nos acompañó con su perro, a buscar la vía de acceso de los expoliadores.

Mientras Sor Amor, hablaba y hablaba, de las distintas posibilidades que debieron utilizar los ladrones, el mosso la observaba atentamente, pero al mismo tiempo me observaba a mi, no se muy bien por qué, si yo no abría la boca.

Era más o menos de mi edad. Yo noté como me miraba desde el principio. Era evidente que le parecía guapa o al menos atractiva. Me preguntaba directamente cosas, para que le contestara, pero mi timidez solo me permitía encogerme de hombros y bajar la mirada.

Fue un día agotador. Cuando se retiraron después de hacer su trabajo, comenzó el nuestro: La limpieza y el orden. Habían hecho cosas que a mi modo de ver, no hacía alguien que solo quería robar: Pintadas con estiércol del huerto, destrozos en algunas imágenes que no tenían intención de llevarse, por ser demasiado grandes y aparatosas.

Era evidente que no tenían el más mínimo respeto por nosotras ni lo que representábamos, pero además despreciaban la antigüedad de aquellos objetos, que por supuesto no tenían para ellos ningún valor sentimental.

Sin embargo, aquel día, varias madres lloraban por su Virgen y había que consolarlas. Sor Amor, como siempre con su sentido del humor lo arreglaba todo. Les decía cosas que nos arrancaban a todas una sonrisa, a pesar de la situación: “ Si es que llevaba mucho tiempo la Virgen sin ducharse, pues le lavamos la cara y ya aprovechamos para darle un repasico”.

Por la noche, todo volvió a la normalidad. Ya no podíamos hacer nada, había que dejar que la ley se hiciera cargo, y confiar en que consiguieran la devolución de las piezas robadas.

Pasaron unos días y todo volvió a la normalidad, todo, menos yo que no podía dejar de pensar en las imágenes de aquel día. Me excitaba sola en mi celda, y no podía dormir. No sabía lo que le ocurría a mi cuerpo, pero pensando en ella, me retorcía y perdía los nervios en la cama. No fueron días buenos para mí. La falta de sueño me hacía estar más irritable, y discutía con mis compañeras a menudo. En clase estaba desconcentrada, en los trabajos de casa débil y con el llanto fácil. Enseguida que me decían algo, me escondía a llorar en un rincón del jardín. Y a veces hasta me dormía abrazada a mis rodillas.

Aquel día, ella se sentó a mi lado y me despertó con un abrazo.

. ¿Qué te pasa, me lo vas a contar?

No pude, el llanto vino a mis ojos sin saber ni por qué. ¡Qué tonta! Nada había cambiado desde aquel día, pero yo, estaba triste sin saber.

Me abracé a su pecho, como una chiquilla chica, y lloré mucho tiempo.

Lloré recordando desde mi infancia hasta mi situación actual. Estaba en un convento, solo por escapar de mi familia, de sus planes de futuro para mí, y sobre todo de mi rechazo a lo que ellos entendían que debía de hacer, la vida normalizada que todo el mundo quería para mí.

Me dejó llorar. No dijo ni palabra.

CONTINUARÁ…en SIENTO COSAS



sábado, 10 de marzo de 2012

DESVIADAS DE LA SENDA

Siempre fui una niña delgada, rubita y muy bonita. Mi madre me ponía vestiditos rosas, de esos que tenían un corpiño como un delantal. Lo malo, es que lo hizo hasta bien mayor.

Recuerdo que el día que me vino la regla, aún usaba falditas de aquellas de cuadros escoceses con tirantes cruzados por la espalda y peto delantero.

El carácter dominante de mi madre, me obligaba a desistir en mi empeño de llevar pantalones y poder correr libre, sentarme con las piernas abiertas en los escalones de la puerta de casa. Lo hacía cuando no me pillaba, pero con mi faldita.

Ella me obligaba a cruzar las piernas, a no sentarme si no era necesario y a caminar como una señorita. Su estricta educación, me hizo cada día más callada. No compartía mis sentimientos, no contaba ningún secreto a mis amigas, no compartía el cariño… incluso me molestaban que me tocaran en exceso.

Pasaron los días, y los meses, y mi vida se llenó de tristeza. Solo conseguía sonreír recordando los juegos de niña, con otros niños del pueblo, con los que jugaba en el río, quitándonos aquellos ropajes ridículos para bañarnos en braguitas y calzoncillos. Las cabañas, las guerrillas de barro, los golpes y también  las peleas.

Con ellos no había diferencias, entre nosotros todo era tan verdadero, ¡que importaba que mis senos comenzaran a despuntar! ¡Que cada día estuviera más bonita a los ojos de los hombres! pero no a los suyos, ellos eran mis amigos. Conseguía conectar mucho más con los chicos, jugando al futbol, robando en las huertas, que las cursiladas  de las niñas, de muñequitas y tonterías.

¡¡ Mi mi mi mimi! -  les decía a escondidas de madre.

Ella  me regañaba por señalarme las piernas y la cara. Siempre me decía: “Así nunca serás una señorita, además vas a quedar marcada y fea y ya no te querrá nadie”.

Para ella era solo un objeto, una mercadería. Una joya preciosa que podía lucir para agradar a las visitas en ocasiones, cuando conseguía vestirme y arreglarme con aquellas coletas espantosas, con lazos grandes y brillantes, con los trajecitos que me hacía ella misma. Me quería morir, cuando sus amigas, me observaban y hablaban de mí como si yo no tuviera oídos, como si de un concurso de perros se tratara y ellas eran el jurado. Odiaba cuando me ponían novio, este o el otro, siempre picando alto, claro.

A veces deseaba haber nacido fea, o con algún problema físico o mental, para que me dieran por perdida y me dejaran en paz. Pero no, la naturaleza fue generosa conmigo: Me dio un pelo rubio que mi madre mantenía largo y aclaraba con camomila, una estatura considerable, y un cuerpo que cuando se hizo mayor, odiaba más todavía.

No me gustaba no poder correr como antes, por culpa de las tetas que me salieron. Tampoco me gustaban todas las tonterías de las chicas, que presumían y hablaban de chicos a todas horas, siempre de cacería. Y no me gustaban las revistas de chicas… no me gustaban las chicas en general.

Yo estaba más a gusto con ellos y en ocasiones olvidaban que era una chica. Siempre me decían, que hablar conmigo era como hablar con un chico y cuando me ponía sensible por algo, me regañaban diciendo: “anda, que te has puesto muy nenaza hoy”.

Fui creciendo y me echaron novio. Si, me echaron novio, era muy guapa y siendo muy joven, mi madre se empeño en meterme por los ojos a un chaval, que supongo estaba igual que yo. Recuerdo que llegamos incluso a ver trajes de novia. Recuerdo la cara de mi madre con la dependienta. ¡La novia más guapa que he visto jamás!

Pero yo me miraba al espejo, con aquel vestido y me daba vergüenza no poder ni siquiera hablar, por cansancio puro. Fui su muñequita durante meses. Recorrimos todas las tiendas de novia de la ciudad e incluso la de ciudades vecinas. No había que mirar precios, todo para su muñequita.

Cada día odiaba más y más sus besos. Me asqueaba el sabor de su boca. El roce de su perilla, me hacía daño en la piel y  limitaba más mis besos,  lo mínimo necesario para cuidar las apariencias. Nunca le dejé tocarme, amparándome en la familia y la moral tan estricta que teníamos.

Aquél día mientras desayunaba en la cocina, escuchaba la radio que mi madre tenía siempre puesta, con la que hablaba sola, y a la que siempre le daba la razón. No se muy bien que cosas escuchaba, porque todo lo que se refería a mi madre me aburría soberanamente, pero ese día, un anuncio me impactó. Buscaban religiosos y ofrecían un empleo incluso, en sus colegios.

No se hable más – pensé – esta es la salida a todo. No podía salir de casa sin trabajo, no podía escapar de todo aquello sin una buena excusa. A mi madre le daría un disgusto, pero a la vez una gran alegría. Ella era muy religiosa, y que su niña decidiera dedicar su vida a Dios le compensaría con creces. Podía seguir presumiendo de hija con las amigas.

Mi nueva familia era muy acogedora. Más comprensivas incluso que mi propia madre. Me mimaban y cuidaban como a una niña pequeña. En realidad lo era.

Observando a mis compañeras me di cuenta, que todas ingresaron muy jóvenes y que todas tenían la juventud perdida entre aquellas paredes. Muchas de ellas conservaban la inocencia de los niñas, incluso jugaban al pilla- pilla en el patio, para hacer ejercicio, cosa muy necesaria en el convento puesto que sus salidas eran mínimas y nuestro retiro espiritual nos hacía perder incluso tejido muscular.

Otras eran personas amargadas, que no vieron otra salida en sus vidas que esta, o bien fueron obligadas por la familia y el hambre de la época de la postguerra.

Procuraba refugiarme en las primeras y huir de las embestidas de las otras. Y poco a poco, mis lazos de amistad se estrecharon con el grupo de las jóvenes, de las cuales yo era, con diferencia,  la más joven de todas.

De entre todas destacaba Sor Amor, que nos protegía, nos guiaba y nos animaba cuando  venían los días tristes. Era la más humana de todas. No llegaba a los cuarenta, pero ya llevaba al menos dos décadas en el convento. Tenía la experiencia suficiente para hacerse respetar por las mayores y la juventud necesaria para no verse incluida en su grupo. Era de las nuestras aún. Su cara reflejaba verdadera vocación, y en sus clases con los niños, se le notaba el amor hacia su trabajo y hacia los niños. Ella me enseño y ayudó cuando comencé a dar las primeras clases. Ella ponía a los niños en su sitio, cuando abusaban de mi confianza debido a mi juventud y mi falta de carácter. Siempre aparecía en el momento adecuado para darme un capotazo. Siempre tenía una sonrisa a tiempo y un gesto, que me ayudaba a seguir adelante.

Aquella tarde no pude evitar mirarla mientras dormía. Pasé a su celda a preguntarle un segundo, y la encontré descansando, con el pelo suelto sobre su almohada.  Noté un gran golpe en el estómago, que me hizo dudar por un segundo de mi sexualidad.

Siempre dudé sobre mi atracción por los hombres, pero nunca pensé en la otra opción.

Pensaba que mi novio no me gustaba, no tenía conversación, no era atractivo, no sentía nada por él. Pero siempre pensé que podía sentirlo por otro chico.

Pero esa cara tenía ángel. Ahora comprendía por qué, eran almas gemelas. Era un ser especial. Se paró un momento en el quicio de la puerta, con la mano sobre ella para abrirla y me quedé paralizada, mirándola.

En ese momento se movió un poco y de un salto cerré para que no me sorprendiera.

Volví a abrir… volví a mirarla.

Me produjo tanta ternura, que imaginé como me acercaba a ella, a abrazarla y dormir a su lado. Me acerqué a la cama, disimulando por si despertaba, nadie podía verme. Rocé con un dedo sus labios, eran tan eatractivos, que… “no, no no no, ” -  me dije.    

CONTINUARÁ …en EXPOLIO EN CASA

miércoles, 7 de marzo de 2012

LA IMPACIENCIA

No tengo paz, me  llena la impaciencia
dominada por la pasión de hacer
no doy un paso y ya pienso en volver
se mueven mis músculos sin conciencia.

Agarra mis nalgas con tu paciencia
golpéame un beso y has de ver
como mi boca busca el placer
de perderme en el tiempo y la distancia.
Apriétame fuerte que no me muevo
solo tengo paz si acabo de amar
saltan mis tripas, agarran mi cuello.

Niña malcriada ardiente que vas
cazando mariposas de tu cuerpo
abres tus manos les das libertad.

No miro al pasado, tengo presente
mis proyectos no a más de un mes de plazo
Que cada dos semanas voy cambiando
no tengo futuro para ofrecerte.

¿Quién me hizo a mi impaciente? La muerte
Chica, sin tetas, en pleno pavazo
dijo que corriera y  no hiciera caso
ella vino a verme, enseñó sus dientes.

Cada cierto tiempo se acuerda y vuelve
viene y me ordena que siga corriendo
que no pare, que no escuche a la gente.

Pasan los días deprisa y  voy muriendo
ya viene mi amiga, me atiza y duele
me da miedo que no me de más tiempo.

Un segundo mío vale por dos,
soy paciente bebiendo de tu cuerpo
miro tus ojos mientras estoy comiendo
jugar en mi cama es agotador.

Y limpio la casa y friego sus suelos
Y pinto paredes ya no hay mas tiempo
tengo pendiente seguir construyendo
mi barco en tierra para mis gemelos.

Cada día doble de los míos espero
que alguien me abrace, me estruje y me frene
poder llorar y dormir en su pecho.

Cuanto más mueves la mierda más huele
si  más quiero parar más acelero
mi impaciencia me agota y me remueve.