Hoy terminé mi cuarta vivienda, el taller ya está, me falta
la de la cochera.
Empiezo en un gym para
descargar mi energía sobrante y para endurecer mi musculatura.
Quiero viajar este verano y en cuanto
pueda continuar con mi barco. Y tu pensarás, que vida la tuya, pues anda que
tú.
Para ti lo mío no es normal, para mí tu vida está anestesiada.
No podrías
parar de lloriquear si te tocara vivir mi vida, yo lloraría el día de mi muerte
si hubiera llevado una vida como la tuya.
¿Y después de morir? ¿Qué vas a
decir? Yo después de muerta seguiré hablando, en mi casa seguirán viviendo mis
hijos, en mi barco seguirán estando los animales, y mi rastro acompañará a la
gente que me quiere por siglos y siglos.
¿Y tú? ¿Llorará mucha gente el día que te mueras? Cuenta, cuenta, venga cuenta, con una mano en el corazón, te sobran dedos.
¿Llorarán tus
ascendientes? No, se supone que están muertos.
¿Llorarán tus amigos? No, tienes pocos en vida, seguramente descansen en paz cuando dejes de hablar como una cotorra.
¿Llorarán tus descendientes? ¿Tus hijos? ¿tus nietos? no, porque no te han querido nunca, ninguno, ni hijos,
ni nadie.
Nadie te ha querido en vida, que mayor
castigo, el que Dios te ha dado, que mayor condena que ser como eres y no
desprender ningún aprecio.
¿Llorarán tus compañeros de trabajo? No, ya te habrán
olvidado.
Dime sinceramente, ¡quién llorará tu pérdida!¡Qué sola estás!¡Qué solo!¡Qué vida más anestesiada!¡Cuántas emociones fingidas! ¡cuántos besos en la cara
de no rozan ni tu mejilla!¡Cuántos pocos abrazos!¡Qué lástima das!
¡No eres persona ni animal, eres cosa!
En cambio, otros generarán tal tsunami de dolor el día que
desaparezcan, que no solo sus hijos, pareja, familiares y amigos, sus vecinos
llorarán la pérdida, e incluso muchos desconocidos, muchas personas que
conocieron de su vida llorarán y seguirán hablando después de muertos, muchas.
Cuanta
gente se cambaría por un rico, por una persona con poder, cuanta gente moriría
sola por no sufrir penurias, a cambio de no tener que trabajar.
Yo no.
Hoy como ayer, me hinché de dar abrazos, de tocar el pelito, de recibir cariño, de emitir amor, de acumularlo, de dar el coñazo, de preguntar como están, de que me pregunten y no tener tiempo de contestar.
Tengo un nuevo grupo de amigos que están muy locos, viejas amigas mezcladas entre desconocidos, me protegen mis guerreras. Sobre todo mi amiga Esther, la hermanilla de mi amiga Encarni.
Tengo un grupo de amigos que está muy visto, somos los que quedamos después de muchas cribas, por lo tanto, tenemos que ser muy espectaculares y brillantes amigos, lo que yo digo, amigos fosforitos.
Tengo amigos sueltos, hombres y mujeres, en común muchos abrazos y besos en los peores momentos, la palabras justas.
Tengo dos locas que empezaron siendo compañeras de trabajo y que hoy por hoy son: la Fea y mi Juani.
Tengo dos gatos muy cansinos.
Tengo a la Nela en Asturias, a mi tita Eve en Barcelona, a mi abuela Dolores en el cielo, y muchos familiares y amigos que no nombro por no ser más cansina que las moscas.
Yo me
muero feliz con lo bueno y con lo malo, con el amor eterno de los míos, con la
total seguridad de que mucha gente llorará mi pérdida el día que deje de
escribir.