¡Qué duro el trabajo de motera cunado hace frío y
llueve!
Ayer fue un buen día, me encontré todos los semáforos verdes o casi verdes. No preguntes, si te lo cuento yo. Un semáforo casi verde es aquel que cuando estás llegando está rojo pero en segundos se pone verde, antes de que termines de parar.
También puede ocurrir que esté rojo tirando a verde, rojo cereza como decía mi Marcos, o que sencillamente sea un semáforo sin sentido que ponen en algunos sitios de Jaén porque no les ha dado tiempo a pensar que éste concretamente es un absurdo, que cambiaron la circulación hace años y no pensaron en él.
Los semáforos son como los guirirs, hay que ir despacio e intentar interpretarlos lo mejor posible y sacar la información necesaria para entenderse. En uno saludé a otra motera, le choqué la mano...
!Ya somos tres! ¡Es increíble!
Es duro, pero no más que el trabajo de cualquier personas que atienden en situaciones difíciles sin importar horario ni lluvia, ni
nada que ocurra que impida poder hacer su trabajo.
Se me ocurren un montón de
profesiones mucho más duras, solo es cuestión de analizar si te gusta o no te
gusta.
¡ME GUSTA!
Me encanta que me reciban en pijama, lo mismo un piso de
estudiantes que con una humareda de “María” que dos niños pequeños
con su pijama de invierno. Me abrieron la puerta y me ayudaron a llevarse
sus pizzas. Me sentí como si Papá Noel.
- ¡JOU, JOU, JOU... mira que he traido para comer!
Los pones locos si los motivas un poco.
¿Y los perros? ¿Qué te piensas que ellos no saben? Me encanta desorientarles, con mi casco y mi chupa mojada, pantalones y todo mojado, solo podía oler a algo que a ellos le encanta, a perra mojada. Me encanta asustarles un poco y luego dejar que me huelan el culo.
Bueno, todo esto no se puede contar, que luego piensa el jefe que me entretengo mucho, pero créeme que lo bueno si es breve dos veces bueno. Si se quedan descolocaos, perros, niños y clientes en general, yo me quedo satisfecha de que además de unas pizzas, le he llevado unas risas.
En un día duro para todos, cuando llueve y no quieres salir
de casa, llega el PANDA pizzería con pizzas a precios populares que se pueden
permitir de vez en cuando.
¡LOS JUEVES Y LOS DOMINGOS 4 PIZZAS X 5 EUROS CADA UNA!
Recuerdo cuando no era pizzera, ese día de la
semana que nos juntábamos a cenar todos pizzas de Manolitos, lo vivíamoa como un
momento de encuentro alrededor de la mesa, con comida deliciosa para su
paladar, no podía faltar uno.
No es lo mismo ser mayor, yo ahora prefiero cuchara, pero
ellos, no se cansan, son deliciosas y son lo mejor que les puede ocurrir en un
día de invierno.
Yo quiero seguir viendo a esos dos niños crecer, ya son mis
amigos. No sabéis cuantas cosas se pueden decir mientras entregas el cambio y
las pizzas. Me encantan que me ayuden, que me enseñen a usar el datáfono, fingir que es mi primer día todos los días, que la gente buena responda, la otra que no nos llame.
¡ Mira que la gente es buena! Los de
mi barrio incluidos que cuando ven a un repartidor lloviendo, le echan un cable
si pueden. Ayer en una calle estrecha de mi barrio, por la que hago
atajo que para eso lo conozco como la palma de mi mano, había un bici vieja de
un niño que me impedía pasar. Un vecino que la ve, que me la retira, que le doy
las gracias y contesta:
-
No las merece.
¡Hostia que gente más educada vive en mi barrio! de verdad
que montón de gente buena, en realidad solo sobraba uno y se fue, pero el
barrio viejo… no sé como he llegado aquí, ya paro ... continuará.