lunes, 28 de septiembre de 2020

Preparados, listos… ¡YA!

 ¿Tú sabes ese momento cuándo empieza una carrera? ¿Dan esta señal de salida y corre todo el mundo intentando posicionarse? Pues yo soy la que embiste a izquierda y derecha sin ningún espíritu deportivo. Avanzando meto siete codazos, me paro en seco cuando veo a dos o tres que me quieren alcanzar por detrás, cabezazos que nunca se sabe quien es el que da, y un par de zancadillas.

A mi no me importa ganar o perder, mucho menos que me descalifiquen, lo que a mi me gusta es ofrecer un gran espectáculo. 

Esa soy yo, no lo dudes, si corres conmigo, que sea en mi equipo.

ÚLTIMA HORA

La última hora, compañera, solo se recuerda la última hora.

Por eso debemos resistir hasta que llegue, para que nos recuerden hasta ese momento y desde el principio. 

Porque somos cuidadoras del mundo y no mujeres entregadas.

Porque el diablo no quiere nuestra alma, si no la hubiéramos vendido.

¿Sí o qué?

Di que no que yo te crea, que sabiendo todo lo que sé de ti y lo que tú sabes, de sobra ambas la hubiéramos vendido más de una vez.  

Hoy estoy muy triste, me siento trasto viejo. Siempre fui un poco trasto y voy pa vieja lo sé, pero hasta la bolsa de tela del pan duro tiene más utilidad.

¡Qué triste amiga, qué triste!

Con lo que vieron nuestros ojos, con la de ilusión que le pusimos y la de ganas.

¡Qué triste, qué sola está cada vez más, la clase trabajadora!

GRANDÍSIMA HIJADEPUTA

Una vez contesté a una pregunta en la radio y me tocaron unas entradas de cine. Cuando fui por el premio, otra persona con mi nombre y mi primer apellido las había recogido. No me enfade, me dio risa y pensé que bueno, tampoco no era tan grande el premio. Fue la primera señal que me envió el universo. 

Era una niña y ya me estaba preparando para lo que es norma en esta vida llena de hijosdeputa.

No estoy enfadada, de verdad que es por la mañana temprano y han dormido mis ideas.

El universo me envía señales para que sea una grandísima hijadeputa y que sea lo último que se recuerde de mí. No para de decirme que la vida no es justa, por eso nos prometen la justicia divina, lo único que les queda al montón de tontos que se mueren esperando que les toque la racha buena en compensación de sus acciones.

Que va, no llega, debes ser tú el que ponga los medios porque si no, otros cobrarán por ti tus premios.

Me cambio de bando. 

No tengo la suerte de creer en Dios para continuar por este camino. Si muriera hoy, el cielo lo tengo ganao, pero a partir de ahora, me gustaría ganarme el infierno, consecuencia de que mis acciones en esta vida han sido más divertidas al menos para mí.

El que no me quiera no lo quiero y no me busques pal dinero.