Por tradición familiar hemos tenido de nacimiento psiquis
muy especiales desde el principio de los tiempos. Todos estaréis de acuerdo conmigo
en que de eso no soy responsable.
Nacieron de mi abuela muchos hijos, todos con psiquis
especial.
No tengo nada más que hablar de mi gente de Barcelona con cualquiera
que reconoce que son personas extraordinariamente distintas. Mi Tita Eve es
conocida mundialmente por las cosas que cuento que nos hacía de pequeños,
podría escribir un libro solo de ella. Cando voy a su casa con algún amigo, no se quiere acostar, quiere quedarse con ella a escucharla hablar. No se duerme nunca antes de las dos o las tres de la mañana.
Todos absolutamente nacemos distintos, la diferencia es que algunos de nosotros no pueden controlar
su spiquis y acaban con esquizofrenia, bipolaridad y un montón de trastornos
que no les permite hacer vida normal.
Pero si nuestra psiquis se estimula de la manera adecuada,
acaban siendo buenos músicos (todos somos oído absoluto os guste o no), escribiendo más o menos, cantando, pintando…
artistas en general y grandes negociantes (Tita Eve).
Bueno, basada en mi experiencia familiar, y teniendo en
cuenta que estuve dos meses en la séptima planta de psiquiatría de Jaén acompañando
a un hermano, desde el primer día en que quede libre (divorcio) y dispuse de mi vida,
decidí llevarla de la siguiente manera.
No es casual que yo a mis hijos no les ponga hora de
llegada, no es casual que compren con su tarjeta comida, que cocinen, que
pongan sus lavadoras, que tengan su propio espacio en casa.
No es casual además que las puertas estén siempre todas
abiertas, que nos robemos comida los unos a los otros, que tengamos en una
puerta de paso, que se supone que es la que pertenece a la entrada de un “apartamento”
una manivela que permite su apertura desde el exterior. Esto es algo que yo
mantengo en secreto para mis hijos, porque así ellos no se dan cuenta de que en
realidad: lo que tienen es un simple dormitorio amueblado para que sientan una
vida independiente.
Pero es virtual, se escucha todo en mi casa. Es como un
campamento, con sus parcelas delimitadas por una guita de pita, la pita es psicología pura, no se puede mantener la intimidad en mitad del campo. Si alguien
piensa que pueden ocurrir cosas en un campamento donde no se entere hasta el
gato, va listo.
Ahora viene la respuesta:
- Pues no te has enterado de lo que
pasaba.
Lo sabía, pero tenía que esperar mi momento. No sabía hasta
donde ni desde cuando, pero desde que conozco a mi hijo sabía que era el que
más guerra me iba a dar en esta vida. Su profe de guardería, me dijo un día:
-
Este es el que te va a echar la sal en la
mollera.
Es le mayor negociante, este no me salió artista aunque ahora quiere aprender a tocar la guitarra, pero es solo para ligar.
Vale, pues ahora hay que seguir con el plan, de nada vale
acobardarse. Sabía que ocurriría en una forma o en otra, pero esto no ha
terminado.
Cierto es que sé que mis hijos faltan a clase porque me piden permiso por wasap, que Adela ha dejado de ir, porque yo lo he autorizado, que no
utilizo el sistema que ha inventado la administración para su control y
espionaje, que no tengo porque saber cuándo tienen sus exámenes, que son
responsabilidad suya, y así lo entiendo. Pero esto es una sociedad autoritaria,
y si alguien discrepa lo crucifican. No soy una mala madre porque no revise sus
faltas, porque no revise sus deberes, porque no se los haga.
No tengo que demostrar nada, yo he estado ahí siempre, cuando
me han necesitado he luchado con ellos hasta la muerte, me he metido hasta en clase, he intentado explicar lo que no podían
aprender por sus medios.
No tengo que explicar nada, porque no me importa una
mierda lo que piensen de mi los que no me conocen. Pero hay una persona que si
me importa, que ha ayudado mucho a uno de mis hijos en estos días, para ella
ofreceré de momento el silencio, porque el tiempo le dará las respuestas.
Sigo con mi sistema educativo, es el que necesitan las
psiquis que he parido para no acabar en la esquizofrenia, necesitan libertad,
necesitan desarrollar sus dotes artísticas, y necesitan todo lo que yo, aunque
me llamen loca les he dado hasta ahora.
Drogarse es algo natural en el joven, es experimentar con
algo que están ofreciéndole por todas partes, lo importante es que no lo hagan
toda la vida, y que terminen su experiencia lo antes posible.
Me hubiera
gustado que solo se hubieran drogado en un viaje fin de curso como hice yo, pero no
puedo hacer otra cosa, es su voluntad, solo estoy para recoger los pedacitos y
volver a recomponer mientras esté viva.
Si, cierto, hemos tenido un bache, pero de momento, no
escucha voces, no huele olores inexistentes(los pies) ni ve cosa que no están,
ni escucha conversaciones que no existen. En mi experiencia familiar lo he vivido en segunda
persona y eso es esquizofrenia.
No siente que lo toquen aunque lo está
deseando, y no tiene ningún síntoma que pueda indicar que tiene esta patología.
No tiene cambios de humor drásticos: ahora estoy que me río,
la la lala y ahora lloro durante horas como si fuera un chiquillo chico.
Eso lo
he visto yo por lo que sé y así lo
confirman los profesionales que no es bipolar, es el mismo en carácter de
siempre, lo adoramos, no responde a ninguna patología que pudiera reconocer yo
por mi experiencia, ni los profesionales le han puesto nombre.
Sencillamente es como yo.
Siempre tuve intuiciones, actué
por instinto, ayudé a mucha gente a decidir cosas que finalmente salieron bien.
No cuento algunas porque soy consciente de que la gente no está preparada y me
llamaría loca, por eso para unos la ley del silencio para otros el resumen, y solo para mí y mi blog, la verdad de mi psiquis.
Por eso me hago
la tonta, por eso hago el payaso. Pero mi psiquis como la de mis hijos, sobrinos y nieta, es distinta y hay que aprender a controlarla.
Con 16 años tuve un aviso psicótico pequeñito, desde
entonces nunca jamás tome drogas. Si bebo
alcohol es de forma controlada, tres cañas me ponen malísima y me duele la
cabeza por lo que no paso de dos, hay algunas sin alcohol que parecen con. Fumo
dos o tres cigarrillos al día o a veces un paquete si me aprietan los problemas
y la noche dura solo dos horas.
Es una borrachera (brote psicótico) muy grande la que tiene mi enano, de las
que todas las madres hemos tenido que presenciar alguna vez, por eso, el que
quiera ver que espere al colorin colorado, que este cuento no ha acabado.
Un brote psicótico se define como una ruptura de la realidad de forma temporal. Puede ser provocada por diversas causas, pero la más frecuente es una fuente de estrés potente y constante en el tiempo o debido a un consumo de alguna droga, principalmente todas aquellas que poseen un principio activo de tipo alucinógeno.