domingo, 29 de julio de 2018

POR DECIR ALGO


Ahora sé ver a través de sus ojos, será porque estoy más cuerda que nunca o porque por fin me pongo las gafas, levanto la mirada hacia el pasado y me visualizo narrando cualquiera de mis “hazañas” a las personas que me rodeaban. 

Observo su escepticismo, su supuesta preocupación por mí en los corrillos del pueblo, sin duda han cuestionado  todo lo que he dicho que iba a hacer y lo que hice.

Estoy metida en un lío muy gordo, me lo estoy pasando en grande, de ésta mato o muero.  A piñón como siempre que hago cualquier cosa, metiendo la pata mucho, solo aprendo con la experiencia, funcionando por instinto, con firmeza y si al final me agoto descansaré y volveré a nacer en el mismo  cuerpo con otro proyecto, otra vida nueva de las mías.

Así cada día muero un poco, satisfecha de las cosas que me pasaron ante la mirada cobarde de los que no hacen nada divertido en su vida, salvo llevar la de los demás. 

Tengo al compañero perfecto, ha sentido lo mismo que yo toda la vida, lo miraron con escepticismo,  lo criticaron, lo intentaron domar y ahí sigue igual de mustang,  solo se deja montar por mí  y en horizontal.

Cada día estoy más lejos de las personas, seguramente si Dios existe estará por aquí. Me gusta sentirme así, lejos, desde aquí nadie me frena. Una persona no valora su vida hasta que mira atrás y cuenta con los dedos de sus manos cuantas cosas hizo que dijeron que no haría, cuantos proyectos salieron de los tantos que esta masa viscosa llamada “sociedad”  amarra y frena.

Pienso seguir escandalizando,  continuar sorprendiendo y  seguir viviendo mientras esté viva.