¡Qué aventura hoy, cuantos cabos sueltos he atado!
He ido a por leche para mi Vacarris BB, luego he ido a un
almacén de materiales de construcción a por un saco de yeso que casi no me cabe
con el montón de comida que llevaba para la Vacarris XXL.
He tirado para un
pueblo cercano a mi barco, que hay buenos materiales, más baratos y además la dependienta
es una mujer y muy simpática, se parte de risa conmigo.
Ya me ha dicho que me va a subir hierros sin cobrarme el
porte porque van a llevar materiales a un vecino de mi tierra.
A mitad de camino, me acuerdo de que llevo varios días con
la moto en reserva y con la raya bajo el último palote rojo, al menos dos. Ha
sido a cara o cruz, pero he llegado a la gasolinera, que subidón de adrenalina,
yo pensaba que me quedaba en mitad de la carretera.
Luego he cargado hierros de forjado para mi muro. En mi moto
claro, casi seis mil kilómetros tiene ya. Don Quijote parecía. Se notaba el
peso de ese lado, la próxima vez me pongo dos lanzas.
Si me multan, ya tengo asumido que el gasto es más pequeño
que tener coche.
Necesito ruedas, voy a tener que coger el coche de mi madre.
Me caben diez o doce.
Total, el yeso: uno cuarenta, la leche: ocho euros, los
hierros: trece… esta es la inversión de hoy en mi granja.
Al llegar al campo no encontraba mi excavadora de mano, ¿Por qué? porque mi mente llevaba varios días diciéndome que tengo que organizar las herramientas, tirar basura y perder el tiempo en cosas que no son construir. ¿Qué ha pasado una vez que he dejado todo organizado y limpio como la patena? Que he encontrado la excavadora de mano. Y así, a currar mucho, pero con mucha ilusión. Ya me gustaría a mí tener más tiempo.
Echo de menos tener una pareja así, formal, pero no hay más tiempo. Puedo sacar un ratico un día para invertirlo con un amante. Nos queremos
pero solo a veces. Es divertido, pero escasa la presencia.
Con lo bien que me lo he pasado yo sola, haciendo y deshaciendo
a mi antojo, si tienes otros compromisos, no puedes con todo.
Mi niña se va a Almería a las cinco. Han sido solo
veinticinco horas. En estas, la llevé al médico nada más llegar, luego al
ensayo, cenamos, dormimos junticas, han ido las niñas juntas a pasear a
Vacarris BB por el parque mientras yo hacía cosas en el campo, hemos comido con
la abuela Rafaela… ¿qué más se puede pedir?
Un novio.
¿Cuándo?¿Cómo?¿Dónde?
Mejor unas cañas y voy que ardo, nunca mejor dicho.
LVM