miércoles, 5 de febrero de 2020

CASCARÓN DE HUEVO

Nunca me tomaron en serio en ninguna de las facetas de la vida. Como madre: no sabe cocinar, siempre dice que sí, no castiga, sus hijos hacen lo que le da la gana, claro, así como le van a salir.

Una madre que para cenar ofrece palomitas de microondas, ni siquiera de olla, que no tiene pin parental ni de coña, una madre a la que sus hijos adoran pero no obedecen, a la que como todo hijo normalizado, la engañan en más de una ocasión, es una madre cascarón de huevo.

Enseguida llaman al padre responsable cuando comete locuras como decidir que no todo el monte es orégano y que si hay uno coma nueve de posibilidades entre cien, esa es la nuestra y hay que arriesgar y luchar por conseguirla.

Todos esperando a que falle. No puede salir bien. Y cuando sale bien, a cubrir con su estúpido velo y a volver a lanzar el mensaje de madre cascarón de huevo: No le hace las maletas a sus hijos, les falta de todo, no vigila con el "pasen".

SI, lo confieso, yo paso del PASEN, nunca lo he utilizado y no me ha podido ir peor. Si mis hijos tienen o no exámenes no es asunto mio, si que lo es estar disponible para que me pidan ayuda si me la piden.

Estos padres y madres de hoy en día, que consiguen hijos dependientes, estos huevo duro, que con les siguen preguntando con cuarenta que comieron, que cenaron... coño, pues no van a cenar, si no lo hacen mañana tienen más hambre.

Siempre he dicho que soy una mala madre hasta ahora que ya creo que no soy ni madre. Cascarón de huevo como mucho. Pero tengo un cortocircuito que solo aparece ne las peores ocasiones, que me activa mi fuerza supersónica y me convierte en supermadre cuando hay un peligro.

El resto del tiempo, cascarón de huevo, llevan razón, cascarón total.

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