AFIRMO: la felicidad es hacer cada minuto de tu vida lo que quieres hacer y compartirlo con las personas que quieres y esto mismo en negación: no estar con nadie que no quieras estar y no hacer absolutamente nada que no quieras hacer.
Dicho esto, soy y he
sido siempre muy feliz.
Mi carácter barranquil me hace ser tan bruta y sincera que si no quiero estar con alguien que no quiero estar, se lo digo y lo hago. A veces piensan que estoy de broma, pero el tiempo hace que mis palabras es confirmen.
Mi matrimonio fue feliz en todo momento durante veintitrés años que duró, porque en el minuto de mi vida en que me vi los cuernos y pronuncié la mítica frase de “Esta noche has perdido a tu mujer” fui la persona más feliz del mundo. No digo que sufriera, perdí 16 kilos, así que algo debí de sufrir, pero si atendemos a la premisa de estar con quien quieres estar y no todo lo contrario, fui feliz desde el segundo uno al sesenta de ese minuto mítico, el resto de mi vida anterior y la que vino después, feliz hasta las trancas.
Si corto y pego momentos de mi vida que para muchas personas
debían de ser difíciles y malos, no puedo sino decir que fui muy feliz: dos
meses en un hospital de locos, ¡lo bien que me lo pasé! Cuidar a mi viejo hasta
su muerte, ¡no digas! Las horas en las salas de espera con todos los barrancos, las
risas, las cañas y caracoles, las patatillas de Casa Paco…
Ahora me hace feliz la pizzería del PANDA, ¡NONINÁ!
Dimití el día dos la primera vez, cada noche vuelvo a casa tirando la paleta y el cemento contra la pared y rompiendo unos cuantos platos de los que ya no vamos a usar, ¿se puede pedir más felicidad?
Hoy hay que ir por árboles, tengo la casa medio recogida, no duermo, no descanso y encima estoy cogiendo peso por la mierda de alimentación que llevo durante estos casi tres meses de trabajos forzados.
Ahora me hace feliz la pizzería del PANDA, ¡NONINÁ!
Dimití el día dos la primera vez, cada noche vuelvo a casa tirando la paleta y el cemento contra la pared y rompiendo unos cuantos platos de los que ya no vamos a usar, ¿se puede pedir más felicidad?
Hoy hay que ir por árboles, tengo la casa medio recogida, no duermo, no descanso y encima estoy cogiendo peso por la mierda de alimentación que llevo durante estos casi tres meses de trabajos forzados.
¡Qué bien me lo monto! Tengo casa en Málaga, pero la playa está aquí este año, la diversión y el desenfreno se llama PANDA pizzería, PANDA, PANDA, PANDA...
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