-
Ahí estás al solecito ¿Qué haces, leer?
-
Si.
-
Me aburro, ¿me puedo venir contigo?
-
Si.
-
¿Te molesto?
-
Si, moléstame. ¡Qué manos más frías!
-
Claro tú estás aquí, tan calentito, yo en el
ordenador.
-
¿Te leo?
-
Si.
-
Como sigas tocándome ya no leo.
-
¿Qué pasa? ¿Molesto?
-
Si, molesta, molesta.
Mientras él continuaba leyendo, ella jugueteaba con su
cuerpo. Sus manos recorren su pecho, su cuello, su pelo...
-
Mmm, que bien hueles ¿te has duchado?
-
Si, esta mañana, ya tocaba. Me estaba secando
como los gaticos al sol.
-
Si, huele muy bien por aquí. Y por aquí, mmmm
sabe muy bien.
Poco apoco comenzó a subir su camiseta, el tiempo
transcurría lento. Sin prisas olía, saboreaba, mientras, él le seguía leyendo. Se
paraba para preguntar detalles que no entendía del cuento, seguía acariciando
su cuerpo. Besando su cuello peinado su pelo con los dedos. Abrazando,
apretando, atosigando con su sexo. Calientes y húmedos, los cuerpos, al sol de
invierno.
Se quitaron las camisetas, calientes. Desnudos, libres,
acariciando sus cuerpos, leyendo.
Se ajustaban incómodos…
-
Así no puedo leer.
Recostada sobre la hamaca, lo abraza y lo coloca cómodo para
la lectura.
-
Sigue.
-
Así no voy a poder, te tengo tan cerca que ya no
puedo leer. Estoy tan caliente que ya no puedo pensar.
-
Lee.
-
Si es que no paras de molestar, no puedo.
Acariciaba su cabeza, mientras él seguía haciendo,
desterrado el libro en el suelo, abrazados comenzaron los besos.
-
Esto terminará como siempre, al final no leo.
Ella lo abraza con fuerza, acerca su boca a su pecho, le
muestra sus pezones, duros, brutales, esperando que alguien los relaje, tanto como
ya lo está su sexo.
Él obedece y come, intenta seguir comiendo de otras partes
de su cuerpo.
-
Ya no hay más – ella interrumpe - hoy solo mamas de mi pecho.
Y así, juntos, se durmieron al sol.
Al sol de invierno.
LVM
woooo, calentón mañanero...
ResponderEliminar