lunes, 3 de septiembre de 2018

EUFORIA DE CANSANCIO


Solo recuerdo estar tan cansada físicamente cuando tuve un encontronazo con el agua de  una playa de Blanes con once años, peleaba por mi vida. Mi cansancio emula al que sufriría una persona que quiere batir un record guinness comiendo salchichas. Lloro de cansancio, canto con locura, no puedo más hoy, dormiría tres días seguidos, sin comer, me meo en la cama.

No es comparable con ninguna de las borricadas que hice en mi vida anterior,  nunca sentí que mi cuerpo no me siguiera,  he superado mi nivel barranquil de trabajo.


Anoche cabeceaba montada en mi moto, no sé ni cómo llegué a casa, pasaba la una y media de la madrugada, no recuerdo como me duché ni como llegué a la cama.

Mi cerebro se durmió antes.

No quiero dar lástima, para nada, nadie en el mundo es hoy más feliz que yo, estoy peleando por vivir, por abrir mi círculo de actuación y abarcar al máximo de personas, solo porque eso me hace feliz más que comprar un porche descapotable. 

No lo quiero, lo tengo todo.

Mi moto se queja de tanta matraca, pero ahí está y ya mismo viene la moto de Nela con Miguel en lo alto, que está loco y dice que le ha cogido el gusanillo a viajar en moto por todo el mundo. 

¡Aquí te espero haciendo unas buenas patatas pollúas!

Todos los que no me entienden, no me conocen. El dinero carece de valor para mí. No me llena lo material, en serio, no podría llevármelo a la tumba. El abrazo de un querido o querida, el respeto por amor, la dignidad de los que me rodean, poder decir de verdad que se puede, que no son todo números, que lo humano está por encima, que se vende también lo bien hecho y no lo hecho a cualquier precio.

¡Contagiar de lo mío a otros sería ya la hostia!

De verdad que soy feliz con una bañera llena de agua, comida, abrazos, tocaduras de pelo, unos cuantos orgasmos y muchas risas con palabras. Soy feliz solo con saber que se siente por mí,  con sentir por ellos. Todo el dinero del mundo no podría hacer nada conmigo, no me gusta ir de compras, no me gusta la ropa si no es heredada, no me gusta viajar si no es en furgoneta.

¡La contundencia de mis hechos los hace increíbles, soy invencible!

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