Gracias por el dolor que me cruje cada mañana, que me hace recordar quién manda aquí.
Gracias por no hacer realidad mis pesadillas, por ayudarme en cada decisión, equivocada o no.
Gracias por mantener unida a esta familia, a pesar de lo indios que somos todos y todas.
Gracias por no dejar que me rinda, por actuar frente al azar, por desviar una y otra vez la dirección de mi timón mientras duermo.
Gracias, todo está bien, todo saldrá y salió bien, todo fue y será como tiene que ser, porque no soy yo la que guía mis movimientos, lo sé.
Gracias señor, mi dios con minúscula, mi aliada naturaleza, mi gran consejera, la luna lunera.
Gracias por hacerme así, grande y despacio.
Gracias por no haberme dejado morir nunca, al menos de momento.
LVM
Juré no perder nunca la cabeza.
No lo he cumplido.
Ten la certeza.
la tengo.
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