¡No soy yo, son mis circunstancias!
El día de hoy, comprendí. No soy yo la que da miedo, no que
va, son mis circunstancias, mis maravillosas circunstancias a las que adoro por
encima de todo.
Adoro a mis hijos, adoro mis cargas y me encanta ser fuerte
y llevarlas sola.
Mi vida es maravillosa, yo soy una buena mujer.
El otro día un amigo me decía de su chica que era perfecta
para él. Yo también era perfecta, pero no mis circunstancias. Si nos pones en una
balanza pierdo, porque son muy grandes y pesadas mis circunstancias.
Tan
grandes como que son lo más grande que tengo en mi vida y tanto que nunca nadie
tendrá suficiente peso para compensarme a mí perder esta bendita vida que me he
forjado sola.
Yo decidí tener más hijos, yo decidí divorciarme y yo decidí
cambiar de trabajo.
Todo fue por mi culpa, gracias a mí.
Solo hace falta un segundo para comprender que yo sola soy
perfecta, pero además también lo soy con mis circunstancias, las que me acompañan cada día y las que me dan las mayores de las alegrías.
Son mi gran creación, por las que lucharé hasta el día en que me muera. Por ellas y por nadie más que por ellas, mis queridas circunstancias.
Son mi gran creación, por las que lucharé hasta el día en que me muera. Por ellas y por nadie más que por ellas, mis queridas circunstancias.
A mis hijos, a mis proyectos, a mis locuras os digo hoy:
Os quiero y no es un sacrificio para mí dar la vida por
vosotros, no la doy, la vivo.
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