lunes, 16 de diciembre de 2019

NI BUENA NI MALA


Cada día me siento menos madre, será porque cada día estoy más cerca de abandonarlos. Sé que soy su madre porque aparece en las autorizaciones del colegio y la justificación de las faltas, pero cada día que pasa pienso que se lo han creído todos de verdad. 

Cuando nacieron mis hijos, los miré y pensé: ¿Quién eres? 

Desde entonces fui asumiendo algunas de las cosas que decían que tenía que hacer como madre, otras no. La diferencia entre mi persona y otras madres, buenas o malas, da igual, es que yo soy consciente de que mis hijos son personas independientes, que tienen derecho a decidir sobre su vida, sobre todo, porque es la única que tienen y es suya, y porque como me he equivocado tantas veces en la mía, nunca sería capaz de decidir sobre la vida de otra persona, por muy hijo mío que digan que es. 

Siempre hago lo que hubieran hecho ellos. Si veo que quieren huir de un sitio, yo hago la soga con las sábanas, me convencen de cualquier locura. Eso, una madre no lo hace, pero es que yo, soy la persona que les acompaña desde que nos conocemos, solo que yo tengo carnet de conducir. Ahora, desde que ellos conducen, más todavía me siento cada vez menos madre suya.

Recuerdo que siendo muy pequeños, estaban un día jugando en casa con amiguitos, y yo pasaba de aquí para allá, quitando cosas y barriendo.

-          Nos vamos a tu casa? – le dijo mi hijo a su amigo.

-          No, que allí están mis padres…

Pensé como ellos, que para qué si hay padres, sin percatarme de que yo, para ellos ya no era una madre.

Es lo que hay, son huérfanos desde hace mucho tiempo, pero me tienen a mí, algo es algo.

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