sábado, 1 de octubre de 2011

ROMPE EL CRISTAL DE LA DESCONFIANZA



Yo quiero ser, además de parecer, feliz.
Yo quiero hacer, además de parecer… que hago feliz.

Ayer me visitó una amiga con su bebé. Los quiero mucho a los tres y acabo de echar cuentas de nuestros comienzos. Yo se, que al principio desoriento y genero desconfianza. A ella también le pasó y discutíamos por tonterías, como los niños desayunan mejor fuera al sol o dentro en casa calentitos, o esa caja de material que no cogía y al final cogió en el coche.

Poco a poco pasó el tiempo y comenzamos a conocernos. Yo aprendí a jugar y bromear con sus prontos, que en muchas ocasiones tenía más razón que una santa. Como aquella vez del agua de fuego para los indios mochileros, o en otras miles de ocasiones que aportaba razonabilidad a mis locuras.

A esta india loca se le ocurrían barbaridades, siempre divertidas, como aprender a hacer arcos y flechas y dispararnos, a pique que se saltaran los niños un ojo. Y cazar conejos imaginarios, o tirarnos en parapente si hacía viento, o saltar de un avión en mitad de un juego que no tenía nada que ver con eso, cazar libélulas o … bueno, mucha paciencia que sacó conmigo.

Un buen día, en otra de mis frikadas se puso a mi lado para defender mi postura y me dijo: “no te enfades, yo un día rompí el cristal y me mezclé contigo, ellos aún no lo han hecho…”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario