lunes, 16 de abril de 2018

LLORICA


Cuando veo morir gente joven, pienso, eso que llevo de más.

Cuando veo personas que quieren y no pueden tener hijos, pienso, ese regalo que pude tener.

Cuando veo gente con lesiones, con enfermedades, con achaques que son difíciles de llevar, pienso, no tengo motivo para lloriquear.

Cuando veo gente tiene muchas cosas buenas por las que sonreír y lloriquea continuamente, me dan pena, pena gorda de verdad, más pena que los mismísimos muertos.

Dirás que después de morir no hay nada que dé más pena, pues si, vivir dando pena toda la vida, morir sin pena ni gloria y no ser recordado por no seguir sufriendo por esa persona también después de muerta.

No hay nada más triste que tu nombre se recuerde con tristeza, que la gente ponga cara de huele mierdas cuando te recuerde, que nadie pueda contar una charranada de las tuyas, que no recuerde nadie de un rato de risas contigo porque nunca ocurrió.

Que tu boca no sepa sonreír ni por un chiste inteligente, aunque solo sea en el rato que tardas en descubrirlo.

Que nunca te tires un peo sin toser al mismo tiempo.

Espero vivir todo lo que pueda, seguir cumpliendo sueños, dejar alguno  a medias para terminar mis días con ganas de seguir cumpliendo sueños, sacar sonrisas a diario a los míos y  que las cosas malas que vengan las afronte con valor, porque yo, no soy una llorica.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario