miércoles, 23 de enero de 2019

COMPLICAURA DE VIDA


Ayer hacía un frío en la obra, madre mía que desangelado está todo. Puse ventanas pero no están selladas, solo superpuestas. ¡No me queda nada! Levanté la tarima flotante y había gusanos de muerto, no me preguntes porque, esto va a ser más difícil de lo que pensaba. El agua caía a chorro por una tubería, al final lo arreglé y sigo con mi último trabajo.

Yo  sola me complico la vida. El Facebook me lo recuerda cada vez que me trae imágenes del pasado. ¡Madre mía! Es que no hay desperdicio. Mi cerda, mi granja, la presentación de un libro, mi hija a Barcelona, el otro para Córdoba, mis viajes, mis abandonos… no sé si hubo vida antes de Facebook, lo que sí que no me la recuerdan.

El caso es que pasan los años y me doy cuenta que todo lo que hice fue complicarme la vida. Cuando recuerdo que nadie daba un duro por esta casa, que todo el que venía recomendaba las nuevas promociones de viviendas del Bulevar, cinco veces caras, me doy cuenta de que sin complicarme la vida no sé vivir.  

Ahora si te fijas, quitando la zona del parque que es precioso, da miedo ese barrio. Es oscuro, frio... prefabricado.

En lugar de eso, compré un solar, "hice a mi marido" promotor, constructor y empresa para construir nuestra propia casa. Lo hizo todo muy bien, terminamos antes de lo que lo hubiera hecho una empresa seria y nos sobró un millón de pesetas. ¡La verdad, es que era un portento!

Vivir en el centro, que te llamen los amigos para tomar un vino y solo tengas que vestirte, que te dé un apretón el estómago y vallas a casa a cagar, caminar para ir al trabajo cinco minutos, es "complicarse" la vida mucho.

Que todos tus hijos a pesar de tener cuatro, que también es complicarse la vida,  tengan la posibilidad de hacer vidas independientes, aunque todos te buscan porque saben que este año has aprendido a  cocinar, tiene su precio: la “complicaura” de vida.

El caso es que todos los que no se complicaron la vida, firmaron sobre plano o compraron en pueblos porque era más barato, a quince minutos en coche, ahora tienen la vida diaria algo más difícil que la mía.

Si bien es cierto que aunque la policía está para servir al ciudadano,  al final  el muchacho que nos hacía la vida imposible a los vecinos ha sido amenazado de muerte y se ha ido, ahora se vive aquí bien.

En dos años, esta casa será mía, cuajada de hijos eso sí, con mi última vivienda a piso llano en mi cochera, allí es donde terminaré mi obra, tanto física como espiritualmente. 

Lo primero que puse hace 18 años fue esa chimenea, antes que el tejado. Parece que era para mí, para cuando llegara este momento, cuando cediera a mis hijos la casa y este fuera mi lugar.

¡Quiero recibir a las visitas con una lumbre, como si fuera una amiga profesional!

Nadie en su sano juicio haría lo que voy a hacer, pero es que a mí me gusta complicarme la vida. Quiero una bañera delante de la chimenea,  es el recuerdo que tengo de niña, lo quiero para mi Nina.

Quiero entrar por la puerta sin subir escaleras, quiero no saber cómo está el resto de mierda, porque ya no es mi problema, quiero abandonar a mis hijos con la barriga llena, y que todo el mundo pase por mi puerta.

Nota mental pos-post: todo lo que pasa en esta vida es por algo, sea bueno o malo es por algo, quizás hoy recibas una noticia que te haga pensar que ya no hay salida, pero es para que al tocar fondo algo cambie a mejor. Solo hay que seguir construyendo, seguir haciendo cosas y esperar que el transcurso del tiempo y los acontecimientos haga el resto. Yo sé jugar con muchas barajas al mismo tiempo, porque si no me aburro, por eso hay partidas donde gano y otras donde pierdo. Al final, la banca gana.

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