El síndrome del hacer por hacer según mi amiga Mar es lo que
tengo.
Esta patología psiquiátrica es bastante divertida, pero lo
mío es peor, yo hago con la esperanza de que perdure. No me
importa hacer por hacer una granja que nunca se terminará, puede que muera
haciendo por hacer, pero ¿y después de muerta? ¿seguirán?
Así con mi síndrome y la esperanza absurda de que funcione, voy haciendo por hacer muchas cosas que
no tienen sentido para la mayoría de las personas, pero si para mí. Me divierte y
me hace crecer. Me sirve y perdura aunque yo no lo vea porque me voy.
Hoy hago una y mañana otra, y como me voy no pueden llevarme
la cuenta de todas. Haciendo por hacer hice tantas cosas que cuando las
recuerdo lloro de felicidad. Si, queda cursi, pero es cierto, porque yo si me
acuerdo.
Haciendo por hacer voy de aquí para allá, siempre de forma
efímera, porque tarde o temprano algo ocurrirá que me haga decidir cambiar de
proyecto, siempre cuando está arriba por supuesto, cuando no me necesitan.
La amenaza de irme está siempre presente, desde el primer día, hay que
aprender a vivir con eso, mi falta de apego tiene la culpa.
Los motivos que me hacen desaparecer de un espacio para
aparecer en otro solo los sé yo. Puedes conocer algunos, intuir otros,
te podrán contar algo pero nunca todo, siempre hay algo que me avergüenza, algo que sé que no todo el mundo podría comprender.
Doy pistas o incluso suelto alguna prenda, pero los motivos, todos y cada uno los guardo para mí. Soy bastante
más introvertida de lo que mi coraza aparenta.
No pasa un día desde que termino un proyecto y ya tengo dos
en mi cabeza. El primero mi nueva casa y el segundo no puedo contarlo, ya empecer
a tejer.
Sé que he dejado a mucha gente abandonada en estos meses con
el Panda, pero era algo que tenía que hacer por mucha gente pero sobre todo por
la persona que quiero y querré el resto de mi vida, el Panda persona.
Solo cuando puedo, cuando está arriba, cuando sé que cuento
con la seguridad de que todos los que me quieren seguirán protegiendo este
proyecto, solo cuando están preparados para rodar solos, me retiro, dejando
todo bien atado.
Tienen que pasar unas cuantas cosas aún para que podáis conocer mi nuevo proyecto. Todo es tal y como
debe ser, no como yo he pedido que sea. Ojala no hubiera sido así, pero cuando
me necesitan los míos, los insignificantes, allí estoy para sacar pecho y
morder la lengua con la mandíbula, sin usar la violencia, solo tejiendo y
trabajando, como a mí me gusta, haciendo por hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario