Cuando veo que mi tiempo se puede malgastar en aclarar
puntos de vista ajenos, en resolver el conflicto de que fue antes el huevo o la
gallina, siempre me gusta utilizar un recurso externo de mi admirada
Gloria:
¿Sabes lo que es un mentiroso?
Uno que dice que sin armas
mató a un oso,
eso es un mentiroso.
El que quiera perder el tiempo investigando la verdad que lo
haga, pero que sea el suyo. No pienso ni aportar un solo recurso más para su
hipótesis, mi tiempo es oro, cada día más que la muerte se me acerca
sigilosamente.
El tiempo es algo tan implacable, que todo lo pone en su
sitio. Puedes decir verdades como puños que negarán mil veces, que cuando las
cosas son evidentes con el paso del tiempo, todo el mundo verá lo que tú viste
y por supuesto, nadie vendrá a confirmarte que el que mentía era otro.
No me importa, aunque sea después de muerta, todo se
confirmará, pero mi tiempo no lo pierdo con tonterías. Las cosas que ocurren en
la vida ocurren. Muchas son culpa nuestra, otras son inevitables, pero lo que
sí que es totalmente controlable es la forma de afrontar los problemas.
Yo tengo mis momentos de bajada de ánimo, como no, soy 25%
humana, lo demás divina, pero la mayoría de mis momentos se suman con el humor
y el positivismo por respuesta a los problemas más gordos.
Y mira que a mí la vida me trae los problemas a pares como
los hijos y gordos y grandes, pero aún así, nadie me conocerá por la persona a
la que hay que esquivar porque absorbe energía vital y transmite negativismo. Cuando
me pongo así, me acuesto.
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