La psique, del griego ψυχή, psyché, «alma humana»,1 es un concepto procedente de la cosmovisión de la antigua Grecia, que designaba la fuerza vital de un individuo, unida a su cuerpo en vida y desligada de éste tras su muerte.
Exacto, es el término que surgió primero en mi texto, y es exactamente lo que quiero decir.
Puede que no te importe para nada lo que digo, por lo que no entiendo por qué sigues leyendo. Para. Deja de hacerlo. Sabes que solo voy a hablar de mi alma en este momento, y nada más que de mi alma, para eso escribo yo en este blog y si necesitas decir algo, abre uno y saca tu artillería, yo nunca te leería.
No creo que nadie esté por encima de mi psiquis ni por debajo, lo que si observo es mucha gente está muy lejos y que nunca volverá porque no la dejo.
Cada día estoy más severa en la selección natural de las psiquis que me rodean, mi tiempo está en juego. En un principio me afectaba firmemente la opinión que otras personas tuvieran de mí, inducidos solo por lo que leían aquí. Hoy, estoy tan lejos de todos, que ni se escuchan los rumores ni me afectan, es más, ni su voz me llegará, ni por supuesto, nunca les permitiré compartir espacio conmigo.
Lejos de estar preocupada por quedarme sola, todo lo contrario a la vez que alejo a las personas cuyas psiquis me la sudan, acerco a otras más interesantes. Así entran en mi vida muchas psiquis que me atraen por brillantes y salen las mediocres.
No hay sitio para tantas psiquis en mi corazón.
Solo me quedo con los que estuvieron cerca de mí en todo momento, con los que demostraron ser valientes, no titubearon ni un segundo al decir que me conocían, opinaron abiertamente y con valentía.
En este camino hacia la muerte estoy de vuelta por edad, el que quiera seguir investigando que lo haga que tiene tiempo, yo no doy ni un paso atrás, sigo caminando y que corra el que quiera seguir a mi lado.
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