Me doy cuenta hoy de que no puedo desaparecer, no lo diré
nunca más. Mucha gente depende de mí.
Mi hijo, no creo que pueda vivir sin mi
nunca, ni yo sin él.
María y Rocío me esperan mañana para seguir luchando por
su casa. Hoy, como tengo esta boca tan grande, me ha dado por decirle que voy a
escribir su historia. No se me ha ocurrido hablarles de dinero, porque yo con
mis libros no gano nada, pero por supuesto, todos los beneficios que produzca
su libro, serán para ellas. Yo solo quiero tener el honor de escribir su
historia. Va para la colección.
En fin, que un día pierdo, como nadie en el mundo puede
perder, pierdo tantas cosas que cualquiera no levantaría cabeza, y al día siguiente
viene la gente que me necesita y no me deja rendirme.
Me rindo con las causas
que tienen que ver con mi persona, pero no me rendiré jamás con mis causas
perdidas.
¡Quiero mi granja! con las puertas abiertas para todo el mundo.
¡Quiero ese libro! la historia de estas dos
mujeres lo merece.
Quiero que Rocío estudie, que María descanse en paz, con el éxito o la
derrota, sin rendirse hasta el final, hasta el momento que ese juez le diga:
Señora, vallase de esta ciudad, que aquí no la queremos.
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