Me gusta ir lenta, amasando.
Amasando dinero, amasando deudas, amasando complejos, sobre todo el de culo gordo, o como dice mi niña, a lo MICKI MINAJ. Si con quince años tenía el culo tan grande como la rueda de un coche, que espero después de la menopausia.
Aunque desde fuera se vea que voy a gran velocidad, como cuando volaba con el R21 por la autovía:
- Yo percibo, amasamiento.
Veo las cosas mucho antes de que ocurran, por eso, llevo amasando desde enero una cosa que ocurrirá en los próximos días. Feliz de que ocurra, pero preocupada porque me llevará más trabajo y más esfuerzo, más dinero y más TIEMPO.
El tiempo, gran tesoro de la humanidad que lo sabe y lo gasta. He dejado de hacer sudikus.
Soy una irresponsable, cada día más temeraria, en los próximos diez años, no me puedo morir. Al final, llegará el final y todo me saldrá bien y si no, nunca lo reconoceré.
Y me levanto antes del amanecer, hoy no eran ni las seis, y me acuesto ya cuando me duermen las series de Neflix, y me falta tiempo.
Cada vez que tengo que conocer a una persona nueva, me lo pienso, porque tendré que invertir tiempo.
Y si no quiero salir de casa, mis vecinos vienen a buscarme, son maravillosos. Una de ellas me invitó a un café, intuyo que tiene muchas cosas que contar y eso es mucho tiempo para invertir. La Fuensanta en Coín, Hala en la calle Delfín y aquí, también, al final nunca me dejarán sola, me veo de vieja con un reguero de pelegrinos buscando mi gracia, y abriendo mi nevera. Todo es cuestión de no faltar le el respeto a ninguno, y seguirán viniendo.
Le doy vueltas a conocer, porque estoy con lo mío, que tengo una lista interminable de quehaceres, que me encantan por cierto, y que me hacen estar cada día más feliz, metida en mi misma, pero feliz, nadando y bailando, feliz, cantando y hablando sola o con mi blog, como siempre, ya lo dice su cabecera, pero sin dejar de poner huevos, aunque Solo los pongo en mi nido
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