Hoy bajé a mi barrio a comprar. A mi barrio de toda la vida.
Siempre que lo hago me asaltan los recuerdos, se me tiran a la moto mientras lo cruzo.
Miro atrás todo este tiempo transcurrido. Día a día los
recuerdo todos. Es curioso como en la moto pienso mucho.
El casco me ayuda a
guardar mis sentimientos. Hasta lloro si tengo ganas, nadie me ve. He llorado
mucho en mi moto, he purgado amores grandes estos últimos años. Poco a poco se va perdiendo la nostalgia. La primera vez que pasé por mi barrio con mi moto después de muchos años, sentía mucha morriña, como cuando pasaba por lugares que habían sido testigos de mi amor.
Ahora ya no, ya estoy curada y tranquila. Fluyo muy bien.
Ahora ya no, ya estoy curada y tranquila. Fluyo muy bien.
Hoy vi mi vida en varias etapas. La infancia, el
enamoramiento, la crianza de mis hijos… y ya prácticamente no tengo recuerdos
hasta mi divorcio.
Explosión de experiencias. Todas me hicieron madurar. Sigo
siendo una mujer de contrastes bruscos, en lo referente a sentimientos.
Necesito muchos mimos, máxima atención. Necesito sentir que me ansían, que me
lo recuerden a cada momento, si no, me distraigo. Me enfrío. Me despisto. Me olvido.
Ya no malpienso tanto. Todo me viene bien. Que salgo de
viaje, que bueno, que no voy, mejor.
Que me buscan, me encuentran. Que no me busca nadie, me muevo con más libertad sin miedo a ser encontrada.
Ya no tengo la misma fortaleza, los años pasan para todos y
con ellos los accidentes de moto. Cuando me fallan las fuerzas
pienso:
- Otros tienen menos que yo.
Estoy vieja pero petá gracias a mi excavadora de mano.
Ya no me divierte trasnochar hasta el amanecer, bueno, eso
no me divirtió nunca.
Me gusta planificar la improvisación. Creo que el viernes
tendré una cena interesante, quizás el sábado esté en el teatro, a lo mejor el
domingo duermo en el campo. El lunes no trabajo, eso seguro.
Lo tengo todo controlado, si no es esto, pues será lo otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario