jueves, 27 de octubre de 2016

MIS OBSESIONES FAVORITAS


Es verdad que soy muy obsesiva, otra vez me he despertado soñando con mi granja. Otra vez he terminado despierta la cubierta de la nave espacial. Otra vez he hecho de madera buena y bien tratada mi barco(en el pueblo de mi chico las venden, cada vez que me lo dice, una voz en of producto de mi obsesión me lo recuerda, para tu barco), otra vez he quitado el kiosco y he puesto un comedor de madera al descubierto, otra vez las cocinas, otra vez las gallinas, otra vez la huerta, el jardín de esencias para hacer perfumes, la torre vigía con las ruedas gigantes de la que sale un tirolina o un puente mono, el coche volador, las latas puestecicas para apedrearlas, el pinchiqui, el horno de leña, los niños haciendo pan con tizones, otros bajando de la montaña con Eduardo que se los va a llevar de rutas, que conoce toda la zona como la palma de su mano…

Esta vez veo a Adela manejando el cotarro, es posible que me haya muerto ya, de vieja. Ya ha superado la E.S.O., el bachiller con su buena beca y está terminando lo que ella quiere hacer, psicología infantil.

Colabora con muchas asociaciones de ayuda para niños especiales como voluntaria. Que digo yo, que estos niños especiales, en realidad son mejores que nosotros, porque son niños toda la vida y por lo poco que los conozco, su genialidad los ha llevado a ser diferentes. No digo que no sea difícil la convivencia con ellos, no digo que no sea más cansado, pero los pocos que he conocido están en mi corazón con mucha más fuerza que los otros, los que no me necesitan.

En fin, que es cierto, que hasta que no termine mi dormitorreo, no voy a descansar tranquila, que hasta que no cumpla todos mis sueños, viva o muerta, no voy a descansar. Pero digo yo, que ser obsesiva no está mal, si tu vida continua como las demás y tienes como añadido este problema. Si vas al trabajo, si compras, si limpias… ayer dejé la casa como una patena. No se puede mirar al techo que se notan los resfregones, pero ya está pintada al completo.

Ahora tengo que hacer lo mismo con la cochera, terminar mi dormitorreo y todas las cosas repreciozas que quiero hacer ahí abajo, para cuando vengan las personas a visitarme, poder recibirlas como a mí me gusta, que estén como en su casa.

Y digo yo, que si hago como le dije a mi hermano ayer, mato a la cerda y nos la comemos, todo esto, dejará de ser una obsesión. Abandono la tierra, que de todas formas me engañaron con ella bien engañá, que se puede ser tonta, pero gilipollas no. Pues yo, las dos cosas.  Dice mi hermano:

-          Una cosa es la confianza en tu pareja y otra la ingenuidad. La última forma parte del sistema operativo de cada una, la primera se programa y como tal, se puede desinstalar.

No me gusta la informática, pediré que me la desinstalen y me formateen completa, a ver si se me pasan las obsesiones, o sueños o como lo queráis llamar.


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