Es un sentimiento que se transmite por generaciones, totalmente infundado. Tiene más que ver con la tristeza endémica de los jaeneros que con los hechos reales.
Esta ciudad, no es una mierda.
¡Sería una pena que ardiera desde el castillo a la universidad!
Hay mucha gente, nacida y no nacida, que ha sido muy feliz aquí, yo soy muy feliz y más que voy a ser.
Caminando ayer desde mi casa, llegué las faldas del castillo y lo vi:
¡No es una mierda ni poyas!
Es algo que nos enseñan desde chicos a los de Jaén, como les enseñan a otros a vender a su tierra, la mejor del mundo entero, que tiene esto y lo otro, que la gente es simpática...
¡No es para tanto ni poyas, ni nosotros para tan poco!
Yo lo voy a demostrar, voy a luchar mientras esté viva, para demostrar que no es tan mierda esta ciudad. Una, que nació en Barcelona, aquí está dispuesta a defenderla.
¿Porqué?
Por que sé que mi calidad de vida, en todos los sentidos, ha sido mejor que si me hubiera quedado emigrada en otra tierra. Con todos los respetos para mis paisanos del norte, el sol, la luz, la vida en la calle, aquí abajo es fantástica.
En Jaén no hay tantas cosas, pero por eso mismo, los amigos se amarran unos a otros para hacer una gran barca, y navegar. Tienes un problema y te lo huelen, no sabes como pero empiezan a darte toques, a ver que pasa.
Esto es como una tribu, es un poblado, es un lugar donde todos se conocen y si a eso le sacas partido, es fantástico. Nunca estás solo, sales a la calle y seguro que te encuentras con alguien.
También se folla más, que le vamos a hacer, nos aburrimos.
Tengo cuatro hijos, dos pares. Creo que he sido culpable de que los mayores renieguen de su tierra. No tenía la suficiente madurez para amarla, y hacía lo que todo el mundo en Jaén, renegar. Ellos son esponjas, escuchan y hacen suyo tu discurso.
Este discurso por desgracia no es solo nuestro, es también del resto de Andalucía. No nos consideran en algunos caso ni tan siquiera andaluces, porque hablamos ya como en la Mancha.
A mí, la verdad, ¡me sua el coño! No me importaría pertenecer a la comunidad de Castilla la Mancha, seguramente nos cuidarían como un tesoro, mejor que lo hacen de aquí para abajo.
No es rencor, es la verdad. Todo el mundo sabe que somos la provincia olvidada, que nuestros políticos no se quedan aquí a currar a no ser que no les quede más remedio.
¡Anda ya y que les den a todos por culo!
Solo saben pisar cabezas para emigrar a las ciudades verdaderamente andaluzas.
¿Qué?
Que sí, me callo.
Como decía, yo he tenido la culpa, y lo sé porque al igual que con los mayores lo hice mal, mis pequeños, han mamado de mi patriotismo.
Desde que no duermo, y son las dos y cincuenta y seis de la madrugada del dieciséis de febrero de dos mil diecisiete, cuando reescribo este texto, pues como digo, desde no duermo, pienso más.
Supongo que dirás que estoy loca, porque es normal, lo estoy, pero pienso más.
Transmito a mis hijos patriotismo, y defiendo a mi tierra, porque me trató bien y lo sigue haciendo.
Mucha gente de aquí me quiere, me ayuda, aunque sea comprándome semillitas de esas que arden en el microondas. Es mi tribu, y entre nosotros, hay también algún que otro indio hijodeputa, pero bueno, sabemos desterrarlo a tiempo.
Hay que romper con la tradición, ya me lo decía mi padre:
- Desde el Castillo hasta el Polígono, una bomba, una gorda tenía que caer que ardiéramos, nos merecemos lo que tenemos.
Se refería concretamente a nuestros políticos, que como son de Jaén también, todos aspiran a salir de aquí, y pa lo que les queda en el convento, se cagan dentro.
Por ejemplo, la Feria de San Lucas:
Gente de todas partes, una periodista entrevistando... las respuestas, positivas: que es una feria muy abierta, que hay mucha gente, que hay muchas cosas...
Claro, porque no le ha preguntado a mi hija que dice que no entiende porque viene gente de fuera si la feria es muy chica.
¿Van a entrevistar a alguien de aquí para que diga que es una mierda? y que ¡si ardiera! ¿En la tele?
Comentaban que no tenía nada que envidiar a otras ciudades.
¿Puede ser simplemente, porque como en Jaén no hay na, para una vez que hay algo, la gente se vuelca?
¡Cómo no hay na, hay buenos amigos!
¡Cómo no hay na, la gente hace teatro, para al menos ver a los amigos haciendo el gamba!
¡Cómo no hay na, hay que salir a ver cosas fuera!
¿No?
¡Cómo no hay na, la gente se entretiene hinchándose a follar! ¡Vale!
¿Puede ser porque la Universidad de Jaén sea muy grande?
¿Puede ser que en octubre todos los jóvenes universitarios están eufóricos por el comienzo de curso y quieren disfrutar?
La universidad es tan moderna que ocupaba el espacio donde estaba mi colegio cuando yo era niña. Eso quiere decir que esos edificios no tienen ninguno más de veinticinco años, quitando el que se reciclo como el Hogar Infantil y poco más.
¡Como no había na, todo es nuevo!
No es una mierda la universidad, no es una mierda el clima, no es una mierda las sierras que nos rodean, no es un aire impuro lleno de mierda, no es una ciudad con delincuencia, no es una ciudad sin futuro, simplemente, es una ciudad pobre sin recursos económicos para salir adelante, con políticos que no creen en su tierra y mucho capital guardado bajo la baldosas, miserablemente.
Esta ciudad, no es una mierda.
¡Sería una pena que ardiera desde el castillo a la universidad!
Hay mucha gente, nacida y no nacida, que ha sido muy feliz aquí, yo soy muy feliz y más que voy a ser.
Caminando ayer desde mi casa, llegué las faldas del castillo y lo vi:
¡No es una mierda ni poyas!
Es algo que nos enseñan desde chicos a los de Jaén, como les enseñan a otros a vender a su tierra, la mejor del mundo entero, que tiene esto y lo otro, que la gente es simpática...
¡No es para tanto ni poyas, ni nosotros para tan poco!
Yo lo voy a demostrar, voy a luchar mientras esté viva, para demostrar que no es tan mierda esta ciudad. Una, que nació en Barcelona, aquí está dispuesta a defenderla.
¿Porqué?
Por que sé que mi calidad de vida, en todos los sentidos, ha sido mejor que si me hubiera quedado emigrada en otra tierra. Con todos los respetos para mis paisanos del norte, el sol, la luz, la vida en la calle, aquí abajo es fantástica.
En Jaén no hay tantas cosas, pero por eso mismo, los amigos se amarran unos a otros para hacer una gran barca, y navegar. Tienes un problema y te lo huelen, no sabes como pero empiezan a darte toques, a ver que pasa.
Esto es como una tribu, es un poblado, es un lugar donde todos se conocen y si a eso le sacas partido, es fantástico. Nunca estás solo, sales a la calle y seguro que te encuentras con alguien.
También se folla más, que le vamos a hacer, nos aburrimos.
Tengo cuatro hijos, dos pares. Creo que he sido culpable de que los mayores renieguen de su tierra. No tenía la suficiente madurez para amarla, y hacía lo que todo el mundo en Jaén, renegar. Ellos son esponjas, escuchan y hacen suyo tu discurso.
Este discurso por desgracia no es solo nuestro, es también del resto de Andalucía. No nos consideran en algunos caso ni tan siquiera andaluces, porque hablamos ya como en la Mancha.
A mí, la verdad, ¡me sua el coño! No me importaría pertenecer a la comunidad de Castilla la Mancha, seguramente nos cuidarían como un tesoro, mejor que lo hacen de aquí para abajo.
No es rencor, es la verdad. Todo el mundo sabe que somos la provincia olvidada, que nuestros políticos no se quedan aquí a currar a no ser que no les quede más remedio.
¡Anda ya y que les den a todos por culo!
Solo saben pisar cabezas para emigrar a las ciudades verdaderamente andaluzas.
¿Qué?
Que sí, me callo.
Como decía, yo he tenido la culpa, y lo sé porque al igual que con los mayores lo hice mal, mis pequeños, han mamado de mi patriotismo.
Desde que no duermo, y son las dos y cincuenta y seis de la madrugada del dieciséis de febrero de dos mil diecisiete, cuando reescribo este texto, pues como digo, desde no duermo, pienso más.
Supongo que dirás que estoy loca, porque es normal, lo estoy, pero pienso más.
Transmito a mis hijos patriotismo, y defiendo a mi tierra, porque me trató bien y lo sigue haciendo.
Mucha gente de aquí me quiere, me ayuda, aunque sea comprándome semillitas de esas que arden en el microondas. Es mi tribu, y entre nosotros, hay también algún que otro indio hijodeputa, pero bueno, sabemos desterrarlo a tiempo.
Hay que romper con la tradición, ya me lo decía mi padre:
- Desde el Castillo hasta el Polígono, una bomba, una gorda tenía que caer que ardiéramos, nos merecemos lo que tenemos.
Se refería concretamente a nuestros políticos, que como son de Jaén también, todos aspiran a salir de aquí, y pa lo que les queda en el convento, se cagan dentro.
Por ejemplo, la Feria de San Lucas:
Gente de todas partes, una periodista entrevistando... las respuestas, positivas: que es una feria muy abierta, que hay mucha gente, que hay muchas cosas...
Claro, porque no le ha preguntado a mi hija que dice que no entiende porque viene gente de fuera si la feria es muy chica.
¿Van a entrevistar a alguien de aquí para que diga que es una mierda? y que ¡si ardiera! ¿En la tele?
Comentaban que no tenía nada que envidiar a otras ciudades.
¿Puede ser simplemente, porque como en Jaén no hay na, para una vez que hay algo, la gente se vuelca?
¡Cómo no hay na, hay buenos amigos!
¡Cómo no hay na, la gente hace teatro, para al menos ver a los amigos haciendo el gamba!
¡Cómo no hay na, hay que salir a ver cosas fuera!
¿No?
¡Cómo no hay na, la gente se entretiene hinchándose a follar! ¡Vale!
¿Puede ser porque la Universidad de Jaén sea muy grande?
¿Puede ser que en octubre todos los jóvenes universitarios están eufóricos por el comienzo de curso y quieren disfrutar?
La universidad es tan moderna que ocupaba el espacio donde estaba mi colegio cuando yo era niña. Eso quiere decir que esos edificios no tienen ninguno más de veinticinco años, quitando el que se reciclo como el Hogar Infantil y poco más.
¡Como no había na, todo es nuevo!
No es una mierda la universidad, no es una mierda el clima, no es una mierda las sierras que nos rodean, no es un aire impuro lleno de mierda, no es una ciudad con delincuencia, no es una ciudad sin futuro, simplemente, es una ciudad pobre sin recursos económicos para salir adelante, con políticos que no creen en su tierra y mucho capital guardado bajo la baldosas, miserablemente.
No pienso echar tierra encima, como muchos jaeneros, que hasta los de Linares están más orgullosos de su tierra.
¿Quién cruza la carretera y está en la sierra?
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