Anoche pasé toda la noche intentando aprender
a escribir, como me aconsejan todos los escritores cuerdos que conozco.
¡Incluso leí!
Nada, no me venía la inspiración, imposible.
Intenté por imitación, con corta y pega me
pareció hacer trampas en el solitario… no conseguía arrancar ni una sola frase bien
escrita.
De Pérez Reverte, que me cae bien, leí por internet; de un libro de autoayuda que tengo desde el divorcio, un poco también; rebusqué entre mis estanterías, lo juro.
De Pérez Reverte, que me cae bien, leí por internet; de un libro de autoayuda que tengo desde el divorcio, un poco también; rebusqué entre mis estanterías, lo juro.
Nada.
Voy a intentarlo un poco ahora, de verdad, en
serio, que voy a escribir unas palabras bien escritas, con tabuladores y todo,
sus acentos, sin faltas:
“Aquel día, el viento cimbreaba las ramas de
los árboles de nuestro jardín preñando la tierra con sus hojas más marchitas.
El olor a azahar y a clamidias penetraba por la ventana macerado con el agua de
la lluvia. La lluvia en Sevilla es una
maravilla. El perro de San Roque, lamía su rabo, porque Ramón Ramírez, sin previo aviso ni
provocación, se lo había diseccionado…
Por mucho que intente ser lo que no soy,
sencillamente, no me sale. No me interesa, no capta mi atención, no soy capaz de dominar
mis instintos y hacer lo que se debe hacer para estar a la altura de la gente
que me lee.
Me apretaba y me apretaba, toda la noche, como
el que está intentando cagar después de varios días fuera de su casa, y no
puede, porque ya sabemos que como el wáter de uno no hay en ningún hotel de
cinco estrellas. Y yo, ahí, apretando. Intentando aprender. Por la noche claro,
que durante el día no tengo tiempo para perderlo en estas tonterías.
Y es que, en realidad no le veo utilidad a
aprender a escribir. Me gustaría aprender a decir las cosas que escribo bien
dichas, ya se lo he dicho a mi profe de teatro; me gustaría aprender a tocar el
contrabajo, también se lo he dicho a mi profe de contrabajo; me gustaría seguir
aprendiendo a utilizar los materiales adecuados para cada cosa en la obra, ya
se lo he dicho a Vicente, pero dice que no aprenda tanto, que si no que va a
hacer él cuando yo lo sepa todo.
¿Alguien por ahí que me enseñe a dormir a una
cerda?
Cosas que me interesan realmente, éstas, ahora
lo de escribir bien… pienso que por mucho que lo intenten las fuerzas del
universo o las personas más cercanas que saben que mis letras llegan a mucha gente,
que las lee como si comiera pipas, todo seguido, sin darse cuenta y hasta que
se terminan, éstos que quieren que aprenda a ser como ellos, que yo digo que,
por mucho que me vistan de seda, me pinten de rojo los labios y por mucho
taconazo que quieran ponerme…
¡MONA ME QUEDO!
No hay comentarios:
Publicar un comentario