lunes, 5 de junio de 2017

MI TIEMPO ES ORO BLANCO

Me voy haciendo mayor; mido cada segundo de mi vida para no desperdiciarlo. Observo y selecciono a las personas con las que comparto el tiempo y de forma educada voy escurriendo el bulto cuando alguien o algo no me convence.

No tengo necesidad de compartir espacio con ningún ser humano,  solo necesito a la gente a la que quiero. 

Tengo claro que la opinión de una persona es tan respetable como la de otra, pero no me interesa escuchar opiniones distintas a la mía, llámame lo que quieras, no tengo tiempo para debates y el tiempo es mío, es mi tiempo. 

Dependiendo de la cultura del individuo, del nivel de desarrollo mental e incluso simplemente de la ciudad donde viva, la opinión será una u otra. 

El estatus social y la educación recibida más conservadora o abierta y el nivel personal de rebelión contra la condición de nacimiento hace que una persona me interesa o no. 

Tengo un problema, soy de Barcelona. Por mucho que quiera ser de aquí,  haber nacido aquí, no puedo evitarlo, soy de otra tierra donde la libertad es entendida de otra manera, la educación es simplemente transmitir a tus hijos los medios suficientes para salir adelante, ser felices y realizarse como personas.

Con mis hijos indudablemente lo estoy consiguiendo, tienen muchos amigos, están estudiando lo que les gusta, podrán en el futuro ganarse la vida haciendo lo que les gusta, por lo tanto, no será trabajar para ellos. Conseguirán el sustento solo haciendo lo que les gusta. Además son personas abiertas de mente, independientes, con sus parejas o sin ellas son felices. 

Ven como su madre no tiene reparos en esconderse de su vida privada, si folla como si no, si escribe,  come o caga, cono si no. 

No tienen por qué esconderse de mí, no tengo porque hacerlo  de ellos, y el resto del mundo me la pela, como dice mi amiga Nela:

-  Hay dos clases de personas en este mundo: a los que quiero y de los que paso. 

Su mítica frase, que unida al famosísimo "me caes mal", suman una verdadera filosofía de vida. 

Hoy di un paso más en la administración de mi tiempo, no compartiré ni un minuto  con las personas de las que paso.

Algunos asuntos que en esta ciudad son monotema, en otras, por ejemplo en mi ciudad de nacimiento, son solo una cosa más. Cuando te preguntan por tu vida, no te preguntan si tienes novio, si estás o no  enamorada, eso lo hacen solo las personas que tienen un bajo nivel mental o cultural, el resto te pregunta si estás escribiendo algo nuevo, si eres feliz, como vas con el curro, con las pelas, la vida en general.

Cuando la gente se centra solo en eso es porque le falta. Uno no va a la nevera como loco buscando yogures cuando tiene la nevera llena. Cuando uno no tiene, solo sabe preguntar a los demás si tiene yogures en su nevera, imagínate lo que sentirán si la respuesta es:

-          Repleta, los yogures a mí nunca me faltan, termino uno y me abro otro, me como hasta los caducados.

    NOTA; He utilizado esta metáfora del yogur de forma inconsciente, sencillamente porque tengo muchos en la nevera, pero ahora que lo pienso, si que es cierto que nunca viene mal comerse un yogurín para subir la autoestima, aunque he de reconocer que me he comido también alguna cuajada, cierto, y es que no miro la fecha de caducidad en los yogures, lo importante es que sean yogures sabrosos griegos y con stracciatella, como a mí me gustan, con mucho sabor en su interior. 




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