lunes, 12 de noviembre de 2018

SIN PIEDAD


Todos hemos sufrido en nuestras carnes la presencia de un compañero de trabajo “hiena”, un perro del amo, un sencillo instrumento que utilizan algunos empresarios para apoyarse en la lucha por conseguir que sus empleados estén controlados.

No tengo piedad, si lo huelo disparo.

Apuesto por un equipo sin grietas, que se regañe e intente mejorar las posibles deficiencias, que se apoye, que se quiera.

Si, que se quiera. Cierto es que en el trabajo no vas a hacer amigos, tus amigos están en la calle, pero el amor debe ser el gran catalizador. Son muchas horas, muchos días y momentos los que vives en tu trabajo, el cariño que recibas debe ser la propina y nada más.

Existen personas a las que no les importa ser odiados por sus iguales porque aspiran al amor del amo. El amo solo las utiliza, por lo que finalmente, no los quiere nadie. 

De toda la vida pienso que las propinas económicas son un reclamo que utilizan algunos empresarios, no todos,  para trasladar al cliente la responsabilidad de tener a su empleado contento. Se habla ya de antemano el hecho de que existen, para negociar bajadas de sueldo, no dar de alta todas las horas, hacer que el empleado eche el chorreón gratuito de jornada para la empresa en agradecimiento por sus propinas.

En un principio intentamos redondear los precios para que no hubiera propinas, nos parecía bastante injusto que un empleado ganara más que los demás. Todos en nuestra empresa ganamos lo mismo, menos los dueños que aún no hemos visto beneficios. 

¡NO TE RÍAS QUE NO TIENE GRACIA!

Estamos muy contentos de verdad, los avances son evidentes, sabemos que algún día todo irá sobre ruedas, pero de momento seguimos tapando agujeritos que no nos permiten ser ricos.

En fin, que al ver que la gente es tan generosa, que quitando los picos en los precios, daban euros de propina enteros, hablamos en asamblea como solucionar esta injusticia a nuestro modo de ver.

¿Por qué las propinas se las quedan los moteros?

Porque no se pueden controlar, a no ser que tu motero sea digno de confianza.

Así son todos nuestros moteros dignos de confianza, por eso entregan las notas a los clientes, para que no haya trampa ni cartón.

¡OJO! Aviso que se dan casos de moteros que cobran un eurillo más al cliente de lo que pone la nota, se la guardan y santas pascuas, también hay quien araña en la caja, quien no pica una mesa y se queda el importe… hay tantas formas de engañar a un empresario, que el empresario que piense que puede controlar eso es un iluso.

Solo hay un método infalible, la selección de personal. Para eso, hay que ser implacable, no tener piedad y dejarse aconsejar por el propio equipo, que es el que todo lo ve.

Nosotros tenemos claro cuál es nuestra responsabilidad, que nuestros empleados estén tan bien que no quieran las propinas, que les compense compartir el premio a final de mes,  que ni uno solo pueda decir que no le dieron de alta, que no le dieron sus vacaciones, ni ninguno de sus derechos. 

Pero a la vez quiero que existan los otros, los que hablen de despidos sin piedad.

Muchos antes de morir lloriquean, alegan que su situación económica precaria es por culpa de sus hijos, de todo el mundo menos de su persona. 

Me he criado en una familia con tres hermanos más, he vivido en una vaquería sin luz, ni agua, ni inodoro… me bañaba en un barreño frente a la chimenea y era muy feliz. 

Nunca jamás escuché a mis padres lloriquear.

Mi madre trabajaba limpiando, mi padre  era  albañil, pero cuando no había, no pedía ni lloriqueaba, se iba a vencer salchichas en las ferias, a recoger cartones y chatarra, pero con mucha clase y la cabeza bien alta.

Decía que esos mismos que pedían en la parroquia, luego se los encontraba en el bar, que los mismos que lloran luego se ríen, pero de los que han sentido piedad por ellos.

De alguien como yo, que ha tenido estas vivencias y estos maestros, no puedes esperar caridad, ni segundas oportunidades.

Por eso, en nuestra empresa, que la hacemos nosotros, todos los que estamos allí dentro, desde el que llega nuevo esta semana hasta la última Mona que soy yo, no recibe  incentivos.

Por eso nuestros moteros reparten sin prisas, con seguridad y preparación previa, con la ayuda del equipo que es mejor que el de Fernando Alonso, que sirve de lanzadera, facilita, orienta y ayuda a que el motero salte una y otra vez a repartir.  Si hace frío te abrigas, que el horno también echa en verano muchas "fogarás" de calor; si llueve te pones chubasquero que la empresa te facilita, que para lo poco que llueve aquí al año se utiliza mucho esta cuestión. 

¡No te imaginas en Asturias lo que se reirían si ven que te quejas!

No queremos limosnas, cuando los clientes deciden añadir un eurillo al pedido,  el motero lo entrega al bote y al final de mes se divide a partes iguales entre los trabajadores.

A los compañeros que cobran, tanto vendedores como moteros, lo único que se les exige es que sea digno de confianza tanto para la caja de empresa como para sus compañeros, y de momento si alguien se desliza,  no continua con nosotros, el equipo lo expulsa lo antes posible, porque sabe que si no le tocará sufrirlo.

Estamos muy orgullosos y contentos con la gente que tenemos, por eso los contratos son por temporada, cerraremos en verano, y el año que viene, todos serán indefinidos… o despedidos.

Para mí las dos palabras son positivas, simplemente es necesario la una con la otra, son complementarias, un despido da pie a conocer a otra persona y un contrato indefinido da seguridad y compromiso con los que ya han demostrado que son la caña.

Bueno, y esto es lo que hay, sentimos mucho el engorro diario de separar la basura para reciclar, pero es lo que hay, una cosa por la otra, peculiaridades de esta empresa tan extraña que hemos parido, normas que se aceptan o te ponen de patitas en la calle.

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