¡Qué buena persona es mi Nina!
Su madre, buena persona, su padre buena persona ¿Cómo debía
de ser ella? Sorprendente.
Cuenta su papá emocionado que solo lloró un poquitín al
nacer para indicar que ya estaba en el mundo y que lo siguiente que hizo fue
sonreír. Sabemos que los bebés sonríen incluso antes de nacer, que es un acto
reflejo en las primeras semanas, pero por experiencia con bebés sé que no he
visto un caso igual.
¡Cómo se reía Nina!
Estaba todo el tiempo con la expresión previa a la risa o
sonriendo, y si lloraba ella misma se sorprendía, emitía uno o dos chillidos y se
queda con cara de pensar:
-
¿He sido yo? - después otra vez expresión placentera.
¡Qué bien llora mi Nina!
De verdad que es una niña nacida para ser feliz, arropada
con la fuerza de dos familias maravillosas, trabajadoras y de “buena familia”, rellenas
de mucho arte por todos los costados.
En estos días de convivencia con la familia del papá de mi Nina, me han
dado ganas de quedarme y pedirle a Pepi me adopte a mí también, todo se andará.
Me encanta todo lo que he visto y sentido en estos días, mi Nina está rodeada
de amor indefinido.
Siento que es un nuevo comienzo, una nueva vida para mí con
un nuevo cargo, más importante que las anteriores. Me ha dado mucha fuerza, debo luchar con uñas y roña para sacar adelante
la pizzería y que ésta a su vez me
permita la suficiente libertad económica para ir y venir, ayudar y estar con los
míos donde quiera que estén.
Tengo claro que voy a lanzar a los dos hijos chicos que me
quedan bien lejos, para que vean mundo y para que elijan desde allí arriba donde quieren vivir, y
la vida que quieren llevar el día de
mañana, que sean lo que quieren ser y no lo que se les permita.
Nota interior: Tengo que terminar la quinta, para que puedan
venir más personas cuando quieran a su casa, que es la nuestra, la de todos los
Barrancos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario