Nosotros somos espectaculares. Cuando veo a mi hija cantando
mientras mama mi nieta, me emociona tanto como al resto de personas que me
rodean, son un espectáculo.
Cuando nos pasan cosas, tienen que ser las más
gordas, para bien o para mal. Todas al final son para bien porque las
manipulamos y las convertimos en algo bueno.
Nuestras transformaciones son increíbles,
un espectáculo de la naturaleza. Crecemos a lo grande y de golpe, ya somos
mucho más grandes de lo que jamás soñarían otros con llegar a ser. Es imposible
aplastarnos, somos invencibles.
Por mucho poder que tengas que nacimiento y mucho que quieras rebajar nuestra hermosura, no tienes nada que hacer, estás tan lejos como bajuno.
Cuando escribo esto, no doy puntá sin hilo, analizo cada
punto, cada coma, cada palabra y espacio para que no quede duda alguna, es lo
que pienso y no me voy a cortar en decirlo.
Mis hijos nacieron juntos de dos en dos y en paridad, todos
espectaculares y no me refiero a su belleza física, que también, me refiero a
su interior, tan complejo como
defectuoso para las personas que buscan la homogeneidad.
Podía haber utilizado otra palabra, excepcional quizás. Dirán
muchos escritores cuerdos, que es más correcta, pero no es la que he elegido
porque excepción es algo extraordinario y nosotros nos hemos repetido dentro de
nuestra familia es la norma.
Hay personas que no me conocen, que piensan que me cansaré
de cuidar a mis hijos, que piensan que acompañarlos cuando les pasa algo tan
gordo puede ser agotador para mí, no saben que yo me lo paso en grande.
¡Lo juro! Soy feliz ¡muy feliz! viviendo experiencias tan espectaculares con ellos. Soy una
privilegiada por haberlos parido, menos mal que tuve cuatro hijos, siempre dije que no serían los únicos, cada día más convencida de tener cuantos más mejor.
Acompañarlos no es para mí un sacrificio, es una pasada, solo tengo que prepararme físicamente para
no ponerme mala.
Para eso, como en todo, voy a ir a un sitio adecuado,
protegida por los míos, los otros seres espectaculares de la tierra, que
gracias a la naturaleza, no son tanta excepción como quisieran los homogéneos.
El día que me muera, que lástima va a dar. que se acabe tanta diversión y espectáculo en vivo y en directo.
Perdón, se me escapó un punto, como si fuera un eructo, como no escribo que lo que hago es hablar por escrito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario