lunes, 21 de septiembre de 2015

SE NOS POCHÓ EL AMOR

Como se pocha la cebolla cuando se fríe, como se seca un higo, nos enternecimos. El paso del tiempo lo hizo más tranquilo, más dulce y sereno. El vigor y la fuerza se tornó flexibilidad.

Empezamos a compartir cosas normales,  no tanto follar ni follar. 

Una película, un partido de baloncesto, un libro… ¿Un libro? No, no, no… bueno sí, tráeme uno, pero elige bien sabes que si no, no lo voy a leer.

Ya no hay tanto que perder, tampoco se exige la pérdida.

Solo sumar o no sumar.

Es imposible volverse a enamorar de alguien del que ya lo estuviste. Es como si te dicen que te vas a enamorar otra vez de tu marido después de muchos años de convivencia. Es imposible.

Es otro tipo de amor. Lo extraño es que perdure tanto tiempo. 

En estos momentos de mi vida, ya tengo analizados todos los inconvenientes. Ya he caminado todos los caminos y sé exactamente cuál es el que puedo seguir. Quiero hacerme viejecita así, rodeada de amigos, familia, hijos, nietos y amantes. 

Tengo claro que no seré monógama, tengo mucho amor que repartir. No pienso pedir nada a cambio, así que a caballo regalao…

Todos los temores de perder a mis hijos se disiparon, ¿Quién me los va a quitar? ¡Qué más quisiera yo! ¡Qué tonta! Nunca existió ese peligro.

Tengo que fregar la cocina que está llena de aceite de las truchas de ayer, un cerro de ropa para lavadoras, otro cerro de plancha, ya no hay calcetines limpios, ¿Qué cocino hoy? hay que comprar la nevera está apurá… Y aquí estoy, escribiendo, para que no me reviente la cabeza.

¿Quién me los iba a quitar?

 Ya si se van será de forma natural, como está pasando con mi niña grande. Solo tengo preocupación por poder mantenerlos hasta que se hagan con una profesión y sean independientes económicamente. Son muchos ¡yo que sé, la Virgen!

Necesito más ingresos si quiero mantenerlos, pienso, pienso, pienso… creo que voy a poder, no sé.... AH!! CLARO!!

LVM

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