miércoles, 6 de enero de 2016

SR. VIVÓ: LENGÜETAZO UNO

Yo siempre lloro en mi moto. Debajo del casco nadie me ve. 

Empecé mi recorrido de vuelta a casa tan normal y termine con los ojos rojos como los conejos blancos, con suspiros de llanto y todo, igual que una chiquilla chica.

Llevo todo en mi cabeza. 

¡He tenido la suerte de conocer a una persona tan grande!

Compartir conversación con Miguel es adictivo. Terminamos en su furgoneta a las dos de la madrugada, desde las cuatro de la tarde sin parar. 

Por la mañana mi primer pensamiento fue buscarlo, así hasta que se fue y dejó todo escrito en mi cabeza.

Lloraba esta mañana de emoción por saber, que mal o bien, tengo que contároslo. He tenido el honor de recibir su permiso para hacerlo, me siento importante sabiendo lo que guardo.

Solo tengo que tirar del hilo y reproducir sus palabras mezcladas con mis pensamientos.

Hablando de las personas que dan su vida por terminada cuando sus hijos son mayores y se jubilan, que están cansados de vivir, aburridos, anclados en su monotonía,   que se quejan de estar solos, de que les falta la salud… Miguel dijo:

-          Mi vida empezó cuando nací y terminará cuando me muera.


Yo tengo la misión de hablaros por escrito de ella. 


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