A mí la boca me arde. Si tengo algo que decir y callo, me
arde. Pienso que además es para todos por igual, que arden las bocas de los
cobardes.
Yo escupo y me refresco la boca, ellos no tienen valor de venir, por miedo a
recibir mis palabras, en mi defensa.
¿Tanto las temen? ¿Tan rotunda es mi lengua, tanto mata la
muy viva?
¡Ven y me lo cuentas a mí!
No, que vá, doy susto.
Mejor escupir por aquí y por allí tu veneno, dar mil vueltas y dos besos cuando me veas.
¡Ven y me lo cuentas a mí!
No, que vá, doy susto.
Mejor escupir por aquí y por allí tu veneno, dar mil vueltas y dos besos cuando me veas.
¡Uf! Si ahora mismo me leyeran. Supongo que serán de los
asiduos. Estos, mis enemigos, cuento una decena por lo menos de momento, grandes y pequeños, enemigos tengo ya unos pocos, entre los que manifestaron su desprecio por mí y los que siguen ardiendo.
No sé qué le pasa a la gente, no soy tan poderosa. Me los
imagino hablando solos, de lo mucho que me desprecian y me odian.
Seguro que vigilan mis pasos, seguro que se retuercen con
mis progresos, con la suerte que tengo, de verdad que siempre caigo de pie.
No podrán nunca alegrarse de mis desdichas, porque no las
cuento. A mí todo me sale bien, si algo no lo hace, yo lo arreglo.
Yo lucho y sonrío.
Yo lucho y sonrío.
Últimamente lo que yo opine afecta, no lo entiendo. Mi
opinión es considerada por los demás como relevante. Es curioso como aquellos
que gozaron de mi total indiferencia durante años, ahora intentan hacerse ver
de una u otra forma.
Ahí andan, retorciéndose en su dolor
de haberme conocido y haber recibido por mi parte la indiferencia y a mí que no me llama la atención ni una esquela con su nombre en el periódico de mañana.
Se enterarán de mi muerte a los años y espero poder sembrar la duda como hizo Elvis, para que se jodan más todavía.
Se enterarán de mi muerte a los años y espero poder sembrar la duda como hizo Elvis, para que se jodan más todavía.
Siembro de indiferencia muchas molleras, tantas como las que
siembro de amor. No se puede amar a todo el mundo, nadie puede ser amado por
todos. El odio es un sentimiento tan importante como el amor.
Es falsa afirmación de que el odio es malo para la persona que odia, es malo solo para la odiada, evidentemente.
Es falsa afirmación de que el odio es malo para la persona que odia, es malo solo para la odiada, evidentemente.
Yo
necesito odiar y es evidente que otros necesitarán odiarme.
LVM
¡¡Que no te callen.!!.... Lo más barato y fácil de hacer con nuestra libertad, es "HABLAR"...... decir lo que te apetece y lo que piensas sin temor a las consecuencias. ¡¡ Mientras esa lengua viva, que tengan que matarla para que calle.!!
ResponderEliminary ni por esas podrán callarme Miguel, mientras esté abierto mi blog, yo seguiré hablando aunque me maten.
ResponderEliminarÚltimamente lo que yo opine afecta, no lo entiendo. Mi opinión es considerada por los demás como relevante. Es curioso como aquellos que gozaron de mi total indiferencia durante años, ahora intentan hacerse ver de una u otra forma.
ResponderEliminarAhí andan, retorciéndose en su dolor de haberme conocido y haber recibido por mi parte la indiferencia y a mí que no me llama la atención ni una esquela con su nombre en el periódico de mañana.
esto es muy muy bueno, corto, razonado y directo.