martes, 29 de marzo de 2016

UNA POLLA COMO UNA OLLA

Con esta frase no te pierdes ni dudas para escribir la palabra, pues aún así, se me olvida. 

De nada me sirvió el truco que tengo para distinguirlas, mi memoria sigue siendo insuficiente. 

Desde hace casi veinticinco años trabajo en el mismo sitio que tiene una oficina en una calle con ese nombre Hoyo. Desde hace al menos veinticinco años sé cómo se escribe cuando nos referimos al agujero en el suelo, a ese que lleva la rima tan graciosa cuando se le pregunta a alguien si quiere jugar al Hoyo. 

Golpeando mi cabeza siete veces, conseguí introducir la información de que al contrario se escribía la palabra que se refería a las cacerolas que utilizamos para cocinar.

No sirve de nada, no aprendo. 

Lejos de sentirme mal como hacía al principio, he decidido aceptarme e incluso justificar mi debilidad. Está muy bien tener una debilidad así, porque a los otros escritores cuerdos, les gusta resaltarla y a mí me produce risa. 

Una vez un escritor de estos me dijo que Ribera del rio se escribía con B, le contesté que me alegraba que solo hubiera visto en mi texto ese defecto, señal de que le había gustado.

De sobra sé que no soy correcta, que mi lengua revienta, que se defiende sin medida y que si me intentas dañar te machaco. 

No aprendo las normas o se me olvidan. Una vez hice un curso de escritura y me dijeron como tenía que ser:  

- Yo no puedo ser escritora -  pensé. 

No tenen un lugar tranquilo y acogedor donde escribir, vivo en una casa llena de distracciones, pienso que sin ellas no podría escribir.

Entiendo todo eso, pero si cumplo las normas no escribo. No se hacer dos cosas al mismo tiempo, cumplir las normas y escupir letras.

Lo que no utilizo son lugares comunes, 

Las hojas secas que vuelan por el paseo camino de tu casa, serán sustituidas por la verdad, casi me mato con la cera de la Semana Santa, esta moto pesa poco, cualquier día me vuelo.

Nunca ganaré ningún concurso, no me presentaré jamás, no tengo preparación, no tengo estudios, voy a tener un currículum pelao.

Nadie va a poner publicidad cerca de mis textos, nadie subvencionará mis libros, no quiero. No pediré ni un duro, así nada les deberé. 

Nadie me corregirá si no es mi Paco, que me quiere y me deja ser como soy, solo me quita lo de Hoya y me pone la otra olla, la que nombramos cuando nos referimos un miembro viril de grandes dimensiones.

Soy así, prepotente y altiva. Estoy cansada de textos correctos. Tengo ganas de hacer sentir, bien o mal, pero de hacer que se revuelvan las tripas cuando se habla de pederastia, hacer que no quieras seguir leyendo si hablamos de terrorismo en el hogar.


Me abucheaban en el escenario, me criticaron por ser portavoz del maltratador, me pusieron tibia cuando hablaba de política, o de algunos políticos, espumilla por la boca cuando me nombran y en algunos casos, vergüenza de mí, como es natural.  



LVM

1 comentario:

  1. Hay una alternativa: un pijo como un botijo (botijo con b)

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