Cuando amas, mimas.
Conozco muchos niños mimados que no son capaces de
corresponder porque solo se aman a sí mismos. Aprendí a reconocerlos, a alejarme
y observarlos. Y por supuesto a desecharlos.
Suelen ser seres supremos.
Ahora quiero ser yo la niña mimada. Mis caprichos surrealistas.
No renuncio por nada del mundo a sentir eso que sienten
ellos.
Ya nunca diré: NO IMPORTA.
Si importa, ¡qué le corten la cabeza!
LVM
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