viernes, 14 de agosto de 2015

PARA, PARA, PARA, PARA... YA NA

Los peores años de mi segunda vida van unidos al enamoramiento.

No tengo claro que me enamorase en la primera vida, es posible que sí, pero son tantos años que ya no alcanzo a recordar. Sin embargo si recuerdo afinidad, compañía, apoyo… todo eso hizo que mi vida fuera feliz, hasta el nueve de junio de dos mil diez, que terminó la primera parte. 

Creo que  fue feliz precisamente porque no intervino el enamoramiento. Nadie tenía ningún poder sobre el otro.

Es curioso que se supone que es bueno el amor, cuando nos hace muy infelices.

Cuando no te enamoras del todo, las cosas son razonables, no se magnifican. Son naturales y tiernas, no transcendentales y desgarradoras.

Yo lo siento si esto suena a resentimiento, pero lo pienso así.

No digo que no existan las parejas enamoradas y además felices, pero conozco más casos al contrario. Enamorados que no se soportan, que se hacen llorar, con intereses contrarios, gustos opuestos, que no se miman, que no se cuidan como hacen los amigos.

Que pierden peso, que se transforman en otros para gustar a su enamorado, que se convierten en sumisos rastreadores en busca de algunas migajas de amor.

Voy a contar los casos de amores infelices propios y los que me han contado o conozco de primera mano: 

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, s… no sigo.

Ahora contaré los casos que recuerdo que merecieran la pena, entre amigos, familiares, vecinos, conocidos o simplemente rumores que me llegan del boca a boca:

… Uno …

Y me ha costado trabajo encontrarlo, además con sus peros. Lo pongo para que todos aquellos enamorados que me conocen piensen que son ellos.

No me preguntéis directamente que no seré sincera, estoy cansada de ver lo que otros no ven y de decir lo que nadie tiene huevos de decir.

La sinceridad es una lacra que me persigue desde niña, ya no tiene gracia, no le tengo aprecio. Carece de valor la puta sinceridad, solo sirve para sacarte un ojo de vez en cuando para poder ver un tuerto.

Intentaré ser más insincera y decir eso de: 

- A ver si nos vemos otro día, que ahora estoy muy liada… 

En lugar de decir: 

- Me aburres, no me importa una mierda tu vida, no pienso contarte nada de la mía porque seguramente tendrás al mono con los platillos atizando en tu cabeza hasta que te toque hablar.

Mejor me callo que estoy más bonica. ¿Verdad?

¡Coño! Otra vez lo ha vuelto a hacer, esta lengua viva mía, la que habla por escrito y a veces sonámbula, ¡ Joder!  y encima ni repaso ni borro.


LVM

No hay comentarios:

Publicar un comentario