martes, 13 de septiembre de 2016

DISFRUTANDO DE LA VIDA


Con gotitas en la cara me despido hoy de mi terraza, se termina este ciclo.
Ayer cuando volvía del campo me di cuenta de que se hacía de noche más temprano. Pasé por tu casa como siempre, me dio como siempre la nostalgia. Ya mismo estoy maldiciendo el frío que hace en esta casa y con ganas de poner una calefacción central que arda Troya. Ya mismo la lumbre, ya mismo de nuevo las cosas que tiene el invierno.
Antes nos queda este fin de semana largo el remate final, pero una vez que vuelva, el trabajo será como siempre, duro.

Pero, es que la vida es trabajo. El otro día hablando con mi chico de disfrutar de la vida, de viajar, de vivir en definitiva, le di la razón en que no se puede trabajar siempre, pero tampoco se puede vivir sin trabajar. No sé qué haría si me obligaran a vivir siempre disfrutando de la vida, viajando, haciendo fotos, viendo monumentos, cenando fuera de casa…
Yo necesito trabajar, soy Barranca. Observando la Granja del Barranco me doy cuenta de que eso es lo que quiero hacer el resto de mi vida, morir con las botas puestas. En su caso, mi padre se las quitó llenas de barro y allí estaban, al lado de la chimenea. En el dormitorio ropas de trabajo a medio usar. Si, pasó toda su vida trabajando, pero, también disfrutó de la vida así.

Con esto quiero decir, que no me importa que me salgan arrugas del sol en la cara y que se me ponga el pelo estropajo, aunque me ponga tonta cuando me veo la cara de tortuga y los pelos esarbolaos en las fotos. Me pondré protección cincuenta y una gorra con una buena visera, pero, yo voy a seguir en el tajo, hasta el día que me muera.
Espero que sea como lo hizo un vecino de donde teníamos el campo cuando mis hijos eran pequeños, que el día de antes nos había traído melocotones recién cogidos de sus árboles, que no daba a bastos comiendo. Se volvió en la cama por la mañana después de un café y murió.

Noventitantos.
Cuando veo documentales de la dos, que es la única cadena que soporto de momento, veo como los animales cumplen su ciclos, emigran buscando agua, se alejan del frio y del calor, ninguno de ellos sería feliz si no tuviera que luchar por sobrevivir. Ninguno sería feliz si todo el tiempo estuviera disfrutando de la vida, en un zoológico por ejemplo.

Yo no sabría vivir en suelo urbano todo el tiempo. No sé qué sería de mí si solo hiciera cosas improductivas. Tiene que haber noche y día, verano e invierno, descanso y trabajo.
Todo sucede a su tiempo, ya mismo termino mi trabajo en esta casa, mis hijos han crecido bastante, la mitad estudia y vive ya su vida, la otra mitad en breve. Veo como el ciclo de esta parte de mi vida va llegando a su fin, ya mismo los puedo abandonar, ya tengo casa donde caerme muerta.
Yo sigo trabajando, por fin terminó el verano, después del remate final, volveré a la lucha, armada con mis herramientas, por cierto, que tengo una hoz antigua, pero prefiero una máquina que tiene mi padre con unos alambres que dan vueltas y se cargan toda la mala hierba.

NOTA: Esta navidad me pido la bañera de zinc para bañarme frente a la chimenea.

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