Ayer subí con mi hijo chico a ver cómo estaban las cosas en
mi barco, fue una gran tormenta cierto, todo sigue bien. Tendremos que subir a
trabajar el sábado para reparar un poco pero resiste allí arriba mi cerdi. Conste
que yo no sabía que iba pesar más de cien kilos, es culpa de otro que esté allí
pasando “friito”, si no seguiría en casa, pero estaba feliz de verme. Me dio muchos besos de cerda. Mi hijo alucinaba de lo grande que estaba y de cómo seguía siendo
la misma. Lo reconoció y lo saludó a él también, claro. Cuando vienen
desconocidos corre a esconderse la muy cobarde.
En la moto hablamos mucho, sobre todo al bajar que es vuelo
sin motor, es cierto, es preciosa mi tierra si te lo hacen ver. Hay personas
que viven en pueblos pequeñitos donde “no hay nada” y son muy felices, a cambio
tienen libertad desde que son niños, van y vienen a donde les da la gana sin
peligro, en todas las casas hay amigos y todos son una gran familia, una
pequeña tribu.
A veces no necesitas “na” para ser feliz,
solo, como dijo mi Alonso, estar donde están los tuyos. Estoy contenta, vuelve
uno de los míos y estoy preparando el nido para él, no sé cuánto se quedará por
aquí y cuantos pelos tendré que quitar suyos y de su perra, pero estoy feliz.
A mi Lanqui ya le he dicho que si se hace profe de
conserva, que se venga para al nuestro que nadie quiere y lo tendrá más fácil y
que si le gustan las cabritas puede ocupar la casa de su abuelo que tampoco nadie la
quiere. Además esto es el “paso de carabanas” si bolea por el norte estará en
la puerta de Andalucía.
YO, soy Sanjuanera. Los míos remanecen de la Calle la
Alegría y Soria de San Juan, también de Fuerte del Rey. Esta es mi Patria, aquí
están los míos.
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