jueves, 17 de abril de 2014

EL MOVIMIENTO INCÓMODO

Cuando aparece un trabajador público perezoso, siempre decimos: todos son iguales. Lo mismo ocurre con los políticos corruptos, banqueros ladrones, empresarios que abusan de sus trabajadores o sindicalistas con jeta.

Desmembremos los tópicos. Desmenucemos las generalizaciones.

¿Por qué tiene que ser un funcionario vago? ¿Nos gusta habitualmente a las personas normales estar todo el día desocupadas? ¿Que nos obliguen a cumplir un horario, sin tener asignadas suficientes tareas para ocupar el tiempo y que se haga más llevadero? ¿Por qué esas personas son distintas? ¿Quién organiza su trabajo?  ¿Porqué algunos de nuestros servicios están saturados y otros funcionarios no tienen nada que hacer? ¿Quién es el responsable de esta cadena de producción?

¡Qué le corten la cabeza!

Yo conozco empresarios que tratan bien a sus trabajadores, que en esta época están pasando muchas fatigas porque se les llevan los demonios al no poder sacar a todo el mundo adelante. Han hecho de su empresa su familia y de sus trabajadores compañeros. Empresarios humildes, pequeños, que están sacando adelante la economía de nuestro país. ¿Todos son iguales? No.

Los que se llevaron la pasta calentita, los que quieren ahora hacer el negocio con los despidos y contratar por menos dinero aprovechándose del paro tan grande que hay de la desesperación de la gente, a esos:

¡Qué les corten la cabeza!

Y si son cristianos que suelen, que Dios no le deje entrar en el Reino de los Cielos.

¿Y a los políticos? ¿Qué les hacemos? ¿Les cortamos la cabeza? ¿Qué hacemos con el montón de gente que hace política de base, que no ostenta cargo público, que simplemente pelea voluntariamente y de su tiempo libre por el simple placer de cambiar las cosas? ¿No existen esos? ¿No hay nadie bueno en los sindicatos? ¿Quién quiere que creamos eso? ¿Por qué? ¿A quién le interesa?

Si no queda nadie bueno, vaciemos los edificios y cambiemos las cosas, pero quizás si nos acercamos a hacerlo, nos demos cuenta que no es todo mierda la que pretenden que olamos y que aún siguen algunos haciendo la guerra a los que quieren que quedemos huérfanos en la lucha.

A empezar de nuevo, a ser inteligentes y a pelear por cambiar un poco la ruina que tenemos encima, desde el lugar que te toque luchar, debemos volver al principio y empezar a recuperar lo que es nuestro.

¡Ah! Y que se nos quite de la cabeza vivir de esto, esto ha de ser como fue al principio, un esfuerzo voluntario de todos y todas.

Entonces hasta los curas trabajaban para vivir. Pues lo mismo.


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