Cuando aparece un trabajador público perezoso, siempre
decimos: todos son iguales. Lo mismo ocurre con los políticos corruptos,
banqueros ladrones, empresarios que abusan de sus trabajadores o sindicalistas
con jeta.
Desmembremos los tópicos. Desmenucemos las generalizaciones.
¿Por qué tiene que ser un funcionario vago? ¿Nos gusta
habitualmente a las personas normales estar todo el día desocupadas? ¿Que nos
obliguen a cumplir un horario, sin tener asignadas suficientes tareas para
ocupar el tiempo y que se haga más llevadero? ¿Por qué esas personas son
distintas? ¿Quién organiza su trabajo? ¿Porqué
algunos de nuestros servicios están saturados y otros funcionarios no tienen nada
que hacer? ¿Quién es el responsable de esta cadena de producción?
¡Qué le corten la cabeza!
Yo conozco empresarios que tratan bien a sus trabajadores, que
en esta época están pasando muchas fatigas porque se les llevan los demonios al
no poder sacar a todo el mundo adelante. Han hecho de su empresa su familia y
de sus trabajadores compañeros. Empresarios humildes, pequeños, que están
sacando adelante la economía de nuestro país. ¿Todos son iguales? No.
Los que se llevaron la pasta calentita, los que quieren
ahora hacer el negocio con los despidos y contratar por menos dinero aprovechándose
del paro tan grande que hay de la desesperación de la gente, a esos:
¡Qué les corten la cabeza!
Y si son cristianos que suelen, que Dios no le deje entrar
en el Reino de los Cielos.
¿Y a los políticos? ¿Qué les hacemos? ¿Les cortamos la cabeza?
¿Qué hacemos con el montón de gente que hace política de base, que no ostenta
cargo público, que simplemente pelea voluntariamente y de su tiempo libre por
el simple placer de cambiar las cosas? ¿No existen esos? ¿No hay nadie bueno en
los sindicatos? ¿Quién quiere que creamos eso? ¿Por qué? ¿A quién le interesa?
Si no queda nadie bueno, vaciemos los edificios y cambiemos
las cosas, pero quizás si nos acercamos a hacerlo, nos demos cuenta que no es
todo mierda la que pretenden que olamos y que aún siguen algunos haciendo la
guerra a los que quieren que quedemos huérfanos en la lucha.
A empezar de nuevo, a ser inteligentes y a pelear por
cambiar un poco la ruina que tenemos encima, desde el lugar que te toque
luchar, debemos volver al principio y empezar a recuperar lo que es nuestro.
¡Ah! Y que se nos quite de la cabeza vivir de esto, esto ha
de ser como fue al principio, un esfuerzo voluntario de todos y todas.
Entonces hasta los curas trabajaban para vivir. Pues lo
mismo.
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