sábado, 12 de abril de 2014

¡QUÉ DIOS NOS AMPARE!

¡Qué asco de gente!

Qué personas menos merecedoras de la vida. Qué me perdonen los cristianos y los antiabortistas, pero que poquito merecen seguir viviendo ciertas personas, porque nacer ya están nacidas y bien crecidas.

Se que si hubieran sido criadas en una familia con normas, con amor, con cariño y con un poco, no digo mucho, un poco de educación, hoy no serían los seres humanos que son.

El último paso de la evolución no lo han tenido, parecen de otra especie.

¡Qué me tachen de racista! Yo no he nombrado ninguna raza. ¡Qué me tachen de clasista! Yo tengo mucha clase y me crié al mismo nivel, solo que con unos padres con muchos valores. Si, comunistas y con mucha clase, así son mis progenitores.

Para que luego digan que los porros y el alcohol no hacen daño. Yo los conocí de jóvenes, de niños y mira que evolución. Aparentan la vejez en sus dientes, en sus pieles y sobre todo en su cabeza. No tienen conversaciones estructuradas, se pisan, se gritan, solo saben hablar de perros de presa, de condenas y de un par de temas más. Ni de futbol hablan, no les despierta interés ni ese deporte.

Son machistas, son racistas, son clasistas, son… la crem de la crem de nuestra sociedad. La grasa de la cocina, la mierda de las esquinas de mi barrio, la cera de sus orejas.

Yo misma ayudé a que no arrancaran a un hijo de las manos de su madre ¿Para qué?

No estamos preparados económicamente para hacer de ellos personas, no podemos hacer nada y seguirán naciendo.


Como dice mi padre, con lo bonicos que son todos de chicos, como los perrillos. 

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