viernes, 18 de abril de 2014

¡QUÉ LOCURA!

¡Qué locura! ¡Qué locura! ¡Qué locura! Ahora que lo pienso y miro para detrás pienso: ¡Qué locura! ¡Qué malamente estaría para hacer eso! ¿Por qué no seré menos impulsiva?

¡Qué feliz soy y seré, gracias a mis locuras! Lo importante es no parar de hacerlas, cada vez más gordas, para que tu gente olvide anteriores locuras no tan grandes. Como el divorcio, ahora nadie se acuerda de aquella locura.

No tengo pájaros en la cabeza ni nada. A mí todo me sale mal, pero miento. Mi matrimonio se fue a la mierda por una de mis locuras. No tenía tanta importancia que un día descubriera mis cuernos de ciervo viejo, además, sus motivos tendría para buscar fuera lo que yo no supe darle como esposa.

¡Qué loca por Dios! ¿Cómo pude hacerlo?

Voy caminando por la vida haciendo puenting en cada esquina, y la gente te frena antes de que me de con la acera. ¿A que es fantástico? Alguna vez te pegas el marranazo, pero ¿y todas las demás que vuelas y te elevan? ¿No es maravilloso?

Mi vida ha sido un completo fracaso desde el principio, pero yo lo maquillo todo con éxito.¿Cómo pude hacer creer a los míos que yo tendría éxito en mis proyectos? Mentira.

Solo soy válida para sobrevivir como las cucarachas. Seguro que más de uno o de una, me ha visto aparecer y ha pensado: ¿Otra vez está esta aquí? ¿Pero no se había muerto?

Yo no, sigo viva aunque más vieja cada día. Nos preocupamos tanto por el dinero, el estatus social, el trabajo de prestigio, estar bien vistos, que no nos damos cuenta de que a la vez pasa el tiempo, y como consecuencia envejecemos, entonces es cuando miras atrás en tu vida y piensas ¿Por qué no lo hice?

Yo no, yo nunca podré hacerme esta pregunta, porque yo lo que pienso lo hago. No he perdido de mi vida ni un segundo.


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