No puedo dormir. ¡Qué vidaca llevo! No se si habrás leído mi
libro de mi vida de pequeña y hasta que nacieron mis primeros dos hijos, está
un poco retorcida mi vida en esa primera parte, pero si te cuento la segunda ¡te
mueres!
No suena a verdad, lleva razón la gente que lo dice. Solo se
lo creería el panadero de mi barrio que lo ha visto con sus propios ojos. Pero
ese pobre hombre, si se lo cuenta a otra persona que no haya sido testigo
vital, se parte y le llama mentiroso.
Bueno, como me dijo mi abuela después de muerta, en pensamiento
claro, nada antinatural:
-
Niña, esto no acaba nada más que de empezar.
Espero seguir pensando eso mismo en mi lecho de muerte,
porque será señal de que al final conseguí creerme eso de Dios y el cielo y todo
lo que me espera después de la muerte, por lo que seguiré pensando que no acaba
nada más que comenzar mi nueva vida como espectro.
Que digo yo que San Pedro y los demás me buscarán un buen
sitio, con la de veces que me esperaban durante toda mi vida, ya seguro que me
van conociendo.
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