viernes, 11 de abril de 2014

¡QUÉ VIDACA!

No puedo dormir. ¡Qué vidaca llevo! No se si habrás leído mi libro de mi vida de pequeña y hasta que nacieron mis primeros dos hijos, está un poco retorcida mi vida en esa primera parte, pero si te cuento la segunda ¡te mueres!

No suena a verdad, lleva razón la gente que lo dice. Solo se lo creería el panadero de mi barrio que lo ha visto con sus propios ojos. Pero ese pobre hombre, si se lo cuenta a otra persona que no haya sido testigo vital, se parte y le llama mentiroso.

Bueno, como me dijo mi abuela después de muerta, en pensamiento claro, nada antinatural:

-        Niña, esto no acaba nada más que de empezar. 

Espero seguir pensando eso mismo en mi lecho de muerte, porque será señal de que al final conseguí creerme eso de Dios y el cielo y todo lo que me espera después de la muerte, por lo que seguiré pensando que no acaba nada más que comenzar mi nueva vida como espectro.

Que digo yo que San Pedro y los demás me buscarán un buen sitio, con la de veces que me esperaban durante toda mi vida, ya seguro que me van conociendo. 

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