lunes, 18 de febrero de 2019

AYUDANDO PARA AYUDARME

Comprendo que no se comprenda. Que la gente no entienda porqué le pagué el carnet de conducir a una niña que no era mía. Entiendo que no vean porqué tantos años de lucha por causas que parecían perdidas, por gente que supuestamente no lo merecía.

Entiendo que no lo entiendan porque no están en mi cabeza. 

No es la creencia de Dios, porque por más que intento creer, no creo. Eso es algo que desde el principio se graba a fuego o no hay manera de dar explicación a tantas cosas irreales. 

Pero es que, yo de toda la vida de Dios ayudo porque me ayuda. 

La vida me devuelve por mil las cosas que hago. Cuando no tengo un duro, aparece dinero que no merecía, poco pero suficiente para seguir. 

Soy rica. 

Imposible ser más rica que yo, porque siempre tengo un billete de veinte euros en las tarjetas de mis hijos. Tu sabes la tranquilidad de saber que siempre tendrás para volver a casa, siempre para comer ese día o para echar un cable a alguien que no tiene la suerte de tener la tarjeta mágica. 

Me llueven los enseres, las cosas que nadie quiere, vienen cuando las necesito. Solo tengo que pedirlas y vienen. Sigo siendo la araña que teje. Cuando intento deshacerme de lastres, me pesa el alma. 

Mis cargas son para mí, mi gran fuerza. 

Adoro la vida que llevo, me encanta estar loca como una cabra y que mi tiempo se duplique, que viva dos vidas en una: tener cuatro hijos, tener cuatro casas, tener dos gatos, dos perros y los que vengan en hijos, gatos, perros o cerdos.

Otro estaría tirándose de los pelos, pero yo pienso, normal, si he tenido mellizos, como no voy a tener nietos perros mellizos, Nerón y Candela, hijos gato mellizos, Blum y Moriarti y así sucesivamente.

Y cuando tengo el agua al cuello, aparecen millones de hormigas que aportan su miguita y me llenan la despensa. La fuerza me la da la gente que me rodea. Ahora, debo ser más fuerte que nunca, no voy a escurrir bultos aunque la gente entienda que sería lo normal. 

Voy a empujar porque puedo, porque sé y porque me sale del papo.

Y a esa gente que mira a otro lado cuando los suyos sufren les diré, que no me hablen ahora que seré implacable. Tus cargas pa mí, tu vida pa ti, y pásalo bien en tus viajes y come muchas ostras y pon muchas fotos vacías en las redes sociales, que yo me encargo de vivir por ti la vida que ni soñando imaginarías.


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