Tengo que conseguir dominar mi rabia, me viene como en
vómitos y necesito controlarla. Me gustaría matar, sencillamente y de forma
literal y he aprendido a hacerlo con el Muay Thai, pero acabaría en la cárcel y sería una forma de abandonar a mis hijos
como tantas veces he amenazado, pero de la peor manera.
Veintitrés años
trabajando con un buen sueldo y nunca pude tener mil euros en mi cartilla,
nunca pude viajar más allá de donde la miseria nos permitió, nunca jamás supe
que hubiera podido ser mi vida si no hubiera estado ella, la dama blanca sobre
nuestras cabezas.
Dice mi cristiano favorito que su Dios me manda pruebas para hacer que aprenda cosas y me se me haga grande el alma, mi psiquis, que es imposible que a una persona le pasen tantas cosas como a mí. Le doy juego parece, a lo mejor me hacen Santa, como Dios tiene tantas mujeres, a lo mejor me hago de su aren.
La verdad que nadie sabe la de cosas que he aprendido en esta última aventura, y las que me quedan por aprender, tanto que nadie sabrá porque soy tan efectiva cuando resuelva problemas, ni yo misma, pero que seguro que será por algo que aprendí que llevo en mi alma para regocijo de Dios.
Hasta aquí, mi rabia, la guardo para intentar creerme que
todo esto fue un medio para llegar a algo grande y muy bueno para todos. Solo espero
que eso llegue pronto, antes de mi muerte o después, y que sea muy grande y muy
bueno, porque si no, no sé hasta qué punto me ha compensado nacer, crecer,
reproducirme y morir.
NOTA: tengo unas ganas de que me crezca el pelo y pese que no lo sabe Dios. que parezco un ángel caido. Con el rapado me ha nacido mucho pelo que no sabía que estaba y hasta creo que ha avanzado sobre mi frente, casi me sale de las cejas, además de que con la henna se pone rojo al final por mucho que te pongas otros colores... a ver si voy a atraer más su atención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario